El pasado 5 de junio, Felipe VI (56 años) y la infanta Cristina (59) coincidieron en un acto público de la Fundación La Caixa, protagonizando una escena que no tardó en viralizarse. Por protocolo no se sentaron juntos, pero tampoco hubo constancia de un saludo entre ambos. No hablaron ni se miraron.
Aquella imagen nada tiene que ver con la que mostraron este pasado fin de semana, casi tres meses después, cuando se les vio cómplices y unidos en su llegada a la boda de Victoria López-Quesada (27) y Eduardo Moreno de la Cova, celebrada en la finca Soto Monzanaque.
La imagen del pasado junio ya daba pistas sobre un posible acercamiento entre los hermanos, pues la infanta Cristina, que se mantenía lo más apartada posible de la figura del Rey, acudía por primera vez a este evento. Eso sí, como miembro de la Fundación y no en representación de la Casa Real. Entonces ya se hablaba de reconciliación, pero públicamente no había confirmación alguna.
Cabe recordar que ocho meses antes, Cristina, como el resto de la familia, había sido invitada a la celebración de la mayoría de edad de Leonor (18), que tuvo lugar en El Pardo. Dos meses después fue la infanta Elena quien reunió a los suyos en un restaurante de Madrid con motivo de sus 60 años. No faltó ninguno de sus hermanos, pero una vez más, Felipe VI no quiso propiciar una estampa pública con la hija mediana de los Eméritos. El monarca abandonó el local junto a la reina Letizia (51) poco antes de que lo hiciera el resto de los Borbón.
La prueba de su reconciliación se presentó este pasado fin de semana, en un acto privado y familiar. Primero, cuando se les vio llegar juntos al enlace, en un coche conducido por el Rey y en el que la Infanta ocupaba el asiento de copiloto. Más tarde, con la distribución de las fotos oficiales de la boda, hechas por Bibiana Fierro. Después de seis años, Felipe VI y Cristina volvieron a estar juntos en un posado familiar.
El monarca y la mediana de los Eméritos, cuya relación se vio afectada por el caso Nóos -en 2015, Felipe revocó a Cristina su título de duquesa de Palma- no protagonizaban un posado familiar juntos desde 2018, cuando su madre reunió a sus hijos y nietos en una misma estampa por su 80 cumpleaños.
Desde entonces hasta ahora la vida de Cristina, sobre todo, ha dado un giro de 180 grados. Para la Infanta, sus últimos años han estado marcados por la separación de Iñaki Urdangarin (56), una decisión que podría haber propiciado su reconciliación con Felipe, así como un paso más en su rehabilitación pública. Meses después de haber cortado todo tipo de unión con el exduque de Palma, la hija mediana de los Reyes eméritos ha comenzado a tener mayor protagonismo.
La firma tuvo lugar en diciembre de 2023, pero no hubo noticia al respecto hasta enero de 2024, dos años después de que trascendieran las imágenes del exdeportista con su actual pareja, Ainhoa Armentia (45).
Ahora, Cristina es una mujer soltera y vive sola en Ginebra, donde hasta hace poco más de un año la acompañaba su hija Irene (19). La menor de los Urdangarin Borbón primero se marchó a Camboya de voluntariado, ahora se encuentra en Madrid y próximamente pondrá rumbo a Inglaterra para estudiar Gestión hotelera y turística internacional.
En estos últimos tiempos de distanciamiento, Felipe, por su parte, se ha desempeñado como Jefe del Estado español, cumpliendo con lo que prometió el día de su proclamación -"una monarquía renovada para un tiempo nuevo"- y siendo un referente para su hija Leonor, que traza su camino como heredera al trono.
Durante su reinado, Felipe ha sabido anteponer la Corona y no dejarse llevar por los sentimientos y vínculos familiares. No en vano, una de las primeras decisiones que tomó como soberano fue revocarle a su hermana el título de duquesa de Palma.
Entonces, la infanta Cristina estaba imputada por delitos fiscales en el caso Nóos y ya se encontraba apartada de toda actividad institucional. Sin embargo, tanto ella como su exmarido, Iñaki Urdangarin, mantenían su título de duques de Palma.
La decisión de Felipe VI se anunció mediante un comunicado escueto que no detallaba los motivos. No obstante, era más que evidente. Igual de indiscutible parece ser el acercamiento y la reconciliación entre los hermanos después de que Iñaki Urdangarin saliera oficialmente de toda escena familiar.