Esta última semana, la actualidad informativa ha estado marcada por varios nombres propios, aunque el principal, con el debido respeto al resto, ha sido el de Juan Carlos de Borbón y Borbón (86 años). El viernes 6 de septiembre, el rey emérito aterrizó en España y se instaló en el lujoso hotel Four Seasons para, desde allí, cumplir con los compromisos personales que tenía en nuestro país.
El primero de ellos fue asistir el domingo al funeral de su querido sobrino, Juan Gómez-Acebo, fallecido a la temprana edad de 54 años a causa de un cáncer. La segunda de esas citas sucedió tan solo un día después, el lunes 9, cuando, de manera privada, pisó el palacio de La Zarzuela, la que fue su casa durante 39 años, para celebrar con un almuerzo el 24.º cumpleaños de su nieta, Victoria de Marichalar.
Tras concluir la comida, puso rumbo a la calle Serrano, esquina con Maldonado, más concretamente, a la Iglesia de San Francisco de Borja, donde despidió a su gran amigo Alejandro Fernández de Araoz y de la Devesa. En estas exequias volvió a coincidir con los reyes Felipe VI (56) y Letizia (51).
La sorpresa llegó al día siguiente, el martes 10 de septiembre, cuando, con un atuendo mucho más informal, el emérito visitó San Lorenzo de El Escorial acompañado de su equipo de seguridad. Para la distendida ocasión, eligió el restaurante Charolés, conocido por servir uno de los mejores cocidos. Esta vez, no obstante, según publica Aquí en la sierra, el abuelo de la princesa de Asturias (18) no tomó este plato, pues sólo se sirve los lunes, miércoles y viernes.
La visita secreta de Juan Carlos a El Escorial, municipio al que le une una gran historia personal, ha vuelto a despertar el polémico debate sobre dónde será enterrado, dado que la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, en la que descansan los Reyes y sus madres desde hace cuatro siglos, está completa precisamente por una decisión que tomó Juan Carlos I a principios de los años 90.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Marina Fernández, directora de Comunicación del Grupo Escuela Internacional de Protocolo, para responder a preguntas como qué planes hay ante la muerte de Juan Carlos llegado el momento o dónde podrá ser enterrado ahora que la cripta está llena.
"Efectivamente, el lugar donde debería ser enterrado don Juan Carlos y también doña Sofía, como madre de rey, es el Panteón Real del Monasterio de El Escorial. Aunque don Juan Carlos no sea rey reinante, sino former king, o rey emérito, él mismo sentó un precedente cuando aprobó que su padre, don Juan de Borbón, el conde de Barcelona, fuera enterrado en la cripta de El Escorial sin haber sido formalmente rey de España", comenta.
"¿Cuál es el problema?", prosigue, "el problema es que el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial está completo. No hay sitio. Y, además, es esa decisión de don Juan Carlos, la de enterrar a sus padres en el Panteón de Reyes, la que le deja sin sitio a él y a la reina Sofía".
"Hay que buscar otro sitio y no hay nada cien por cien definido. Se baraja la posibilidad de ampliar el panteón, de hacer una especie de cripta adyacente porque no caben Juan Carlos, Sofía, ni tampoco Felipe y Letizia... Ampliar sería la idea primaria, pero de momento nada se sabe", añade la experta a la que interpela EL ESPAÑOL.
Antes de que saltaran los escándalos que han rodeado a Juan Carlos I en los últimos 12 años, se especuló con la posibilidad de construir una nueva cripta subterránea en el Monasterio, algo que el propio monarca llegó a comentar con sus allegados. De hecho, Patrimonio Nacional contaría con unos planos preliminares sobre esta magna obra.
"Es verdad que ni Juan Carlos ni Sofía se van haciendo más jóvenes. No es una locura decir que el momento cada vez está más cerca y las obras no han comenzado. Tampoco sería un gran problema si dijéramos que van a ampliar el Panteón Real de El Escorial, porque según la tradición, los cuerpos de los reyes permanecen durante 25 años en una estancia llamada el pudridero. Suena mal, pero es así. Ahí están los cuerpos de los padres de don Juan Carlos", matiza Fernández.
El histórico pudridero tiene dos estancias bien diferenciadas: una para los soberanos y otra para los infantes. Desde 1885, el pudridero está custodiado por los monjes de la orden de San Agustín. Fue precisamente en ese año cuando empezaron a regentar y administrar este lugar, compuesto de tres salas sin luz. En este espacio se encuentran los cuerpos de los reyes e infantes fallecidos durante un periodo concreto. Se calcula que entre 25 y 40 años es el tiempo que se necesita para que sea eliminada la humedad y el mal olor del cuerpo, con el objetivo final de momificarlos finalmente.
Volviendo al caso de Juan Carlos y Sofía, "se barajan opciones, no hay nada seguro", afirma Marina Fernández. "Por supuesto, para un antiguo jefe de estado, hay un plan diseñado. También lo hay para Felipe cuando fallezca, y se pondrá en marcha un dispositivo de seguridad, institucional y protocolario que lo conoce quien lo tiene que conocer. En la Casa Real lo tienen muy claro y esta información se comparte con la jefatura del Gobierno. E igual que hablábamos cuando falleció la reina Isabel II de Inglaterra, esto se va actualizando según las circunstancias. Me atrevo a decir que ese plan ahora mismo contempla la posibilidad de que don Juan Carlos fallezca fuera de España".
¿Cuál será la opción más viable ahora dado que no caben en la cripta ni tampoco hay un plan en marcha para ampliar el panteón? "Se barajan opciones diferentes, ya que en El Escorial no caben, como comenzar una nueva tradición enterrando a los reyes de España en otra localización. Podría ser la catedral de La Almudena, algo habilitado en el Palacio Real... Son varias las opciones que se barajan, pero, por el momento, no hay nada claro", concluye Marina Fernández.
En el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial reposan los restos de los soberanos y de sus esposas, pero estas últimas lo hacen solo en caso de haber sido madres de rey. Los reyes permanecen al lado derecho del altar; las reinas, por su parte, en el lado izquierdo. Además, están colocados por orden cronológico desde Carlos V a Alfonso XIII, lo que implica un periodo temporal de cuatro siglos en la Monarquía española. Están ausentes solo los cuerpos de Felipe V y de su hijo Fernando VI, así como los de sus esposas, pues desearon ser enterrados en sus respectivas fundaciones de La Granja de San Ildefonso y del Monasterio de las Salesas Reales en Madrid.