Si se piensa en la monarquía británica, pronto viene a la mente el majestuoso palacio de Buckingham. Situado en el centro de Londres, el enclave se ha convertido en el símbolo de la institución y donde cada día acuden miles de personas para verlo de cerca o incluso pagar una entrada para recorrer algunas de sus estancias.
Pero este palacio no es, ni mucho menos, el favorito de los Windsor. Por el momento, nadie reside ahí y se espera que continúe siendo así durante los próximos años. Aquí solo tiene lugar lo que tiene que ver con actos oficiales y de gran importancia. En el otro lado de la balanza se encuentra el discreto castillo de Balmoral, donde Carlos III (75 años) y Camila (77) pasan largas temporadas siempre y cuando la agenda real se lo permite.
Este enclave, situado al norte de Escocia, es una de las residencias privadas favorita de la familia real británica desde hace casi dos siglos. Desde entonces ha acogido a los personajes más importantes de la historia de la monarquía del país y es donde han ocurrido algunos de los momentos más relevantes de la familia. Carlos III es conocedor de la importancia que ha tenido históricamente para su familia y ahora está aprovechando pasar rentabilizar la propiedad y sacar el máximo partido económico.
En el castillo de Balmoral el monarca ha crecido, se ha ido haciendo un hombre y también ha aprendido a ser monarca. Aquí es donde la familia ha disfrutado de sus veranos más inolvidables y también donde se han tenido que despedir de sus seres queridos.
Fue aquí donde la reina Isabel II recibió la triste noticia del fallecimiento de Diana de Gales en un trágico accidente de tráfico en París. Años después, sería ella la que moriría entre sus paredes después de pasar todo el verano en la localidad escocesa. Hasta aquí se desplazaría toda su familia para darle un merecido último adiós y desde dónde saldría el coche fúnebre para su despedida en la capital británica
Cabe recordar que este palacio también guarda un vínculo con la monarquía española. La reina Victoria Eugenia de Battenberg, bisabuela de Felipe VI (56) nació en una de sus habitaciones en 1887. Fue su abuelo, el príncipe Alberto, quien adquirió este castillo para su esposa, la reina Victoria, en 1852.
Durante casi año y medio Balmoral ha estado cerrado al público por deseo del monarca, quien lo decidió así para guardar el luto a su madre. Aquellos que viajaban hasta la zona sólo podían acceder a los jardines. Finalmente, el pasado mes de julio reabrió para todos y con ofertas turísticas diferentes y sorprendentes.
El último de ellos se ha conocido este fin de semana. Tal y como ha informado The Times, se ha presentado en el ayuntamiento de Aberdeenshire una solicitud de licencia en la que se propone que las instalaciones "puedan utilizarse para bodas, cenas, reuniones y eventos asociados". Al mismo tiempo, señalan que estas citas pueden incluir "actuaciones en directo y bailes en los que se puede vender alcohol" hasta pasada la medianoche.
Esta es la última medida que Carlos III ha llevado a cabo para recaudar la mayor inversión posible teniendo en cuenta los elevados costes que supone el mantenimiento del castillo. Según han señalado medios británicos en repetidas ocasiones, el cuidado de esta residencia privada supone más de tres millones de euros al año.
El 1 de julio se celebró la reapertura pública de Balmoral. En apenas unas horas las entradas para la visita estaban totalmente agotadas y, precisamente, no son baratas. Un ticket simple tiene un precio de 100 libras (118 euros) y si se desea disfrutar de la experiencia con té incluido, este precio asciende a 150 libras (177 euros).
Desde el 10 de noviembre y hasta el 22 de diciembre de 2024, también se podrá disfrutar de experiencias gastronómicas los domingos. "Nuestras comidas, que se elaboran en nuestras cocinas y se sirven en nuestro restaurante recientemente reformado, se elaboran con los mejores productos frescos de Aberdeenshire", explican en su página web. Estos son los precios: solo plato principal, 25 libras (30 euros); plato principal con sopa o postre, 30 libras (36 euros); sopa, plato principal y postre, 35 libras (42 euros). De hecho, ya indican cuál es el menú que se va a preparar cada domingo.
También ofrecen una velada en Balmoral, donde serás recibido por un gaitero antes de experimentar un exclusivo recorrido por el interior del castillo. Una vez finalizada la visita, se pasará a degustar siete platos inspirados en siete de las estancias con vino incluido. Las entradas tienen un coste de 250 libras por persona (300 euros) y ya se encuentran agotadas en su página web.
Uno de los aspectos más positivos de estas visitas es que Carlos III ha decidido abrir algunas de las habitaciones que durante años habían permanecido cerradas al público para preservar la intimidad.
Pero no queda aquí el interés del monarca en convertir esta residencia oficial casi en un parque de atracciones. También se puede pernoctar en los terrenos del castillo gracias a ocho casas de vacaciones ubicadas en sus alrededores. Se pueden alquilar tanto por separado como en conjunto y las reservas se hacen como mínimo para una semana, perfecto para vivir una experiencia completa de desconexión. Esta estancia tiene un coste desde las 1320 libras (1580 euros) a 2600 libras (3119 euros), un precio que varía en función de la cabaña elegida.
Balmoral recauda actualmente más de 500.000 libras al año en concepto de entradas y recibe a más de 75.000 visitantes. Se espera que con todas estas nuevas medidas estas cifras aumenten y así se cumpla el objetivo del monarca.