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"Ha sido el año más difícil de mi vida". Con esta frase, el pasado 7 de noviembre, el príncipe Guillermo (42 años) hacía balance de su 2024. Un año duro para él y para la Corona británica en general, marcado por una sucesión de desgracias que a su vez, ha generado caos y colapso en los Windsor. Un periodo de 12 meses convulsos que está a punto de llegar a su fin. 

Según el Daily Mail ya "han superado lo peor y se sienten muy optimistas con el 2025". Sin embargo, en la memoria de la Familia Real británica, en la de los ingleses y en la del mundo entero, 2024 será siempre recordado como el annus horribilis de la Corona

Todo comenzó el pasado 17 de enero. Con una hora y media de diferencia salió a la luz que Kate Middleton (42) se recuperaba en el hospital de una cirugía abdominal y que la semana siguiente el rey Carlos (76) se sometería a una intervención por un agrandamiento de próstata. Semanas más tarde, el 5 de febrero, Buckingham comunicó que el monarca fue diagnosticado de cáncer y, a causa de ello, debía reestructurar su agenda y someterse a un tratamiento que sigue a día de hoy. 

Kate Middleton y Carlos de Inglaterra en una imagen en Londres en 2012.

Por su situación de salud, Carlos III tuvo apartarse de sus compromisos públicos. Se vio obligado a apoyarse en su séquito y restructurar la agenda. Los cambios, sin embargos, no fueron fáciles. 

Normalmente, en una situación como esta, su hijo Guillermo, como heredero de la Corona, debía asumir el trabajo del Rey. Pero esta vez no pudo ser, al menos al cien por cien, porque el Príncipe ha estado volcado en la salud de su mujer, también aquejada de cáncer.

Fue el 22 de marzo, un mes y medio después de que saliera a la luz el diagnóstico del Rey y tras una ola de rumores, cuando Kate Middleton reveló que había sido diagnosticada de cáncer. Una dura situación, también para su marido. El príncipe Guillermo tuvo que modificar su agenda, ausentándose de un sinfín de compromisos, volcándose en la salud de su mujer y en el cuidado de sus tres hijos, George (11), Charlotte (9) y Louis (6). 

Carlos III se ha apoyado en su mujer, Camila (77). Sin embargo, cabe recordar que la Reina también pausó su agenda durante un periodo, por encontrarse agotada. Semanas antes, en pleno colapso en Buckingham, era su cuñado Eduardo (60) el que anunciaba "un breve descanso en sus obligaciones".

Entonces, quien se convirtió en el bastón del Rey fue su hermana, la princesa Ana (74). Pero a finales de junio, en contra de su voluntad, ella también tuvo que hacer un parón, tras ser ingresada a causa de un aparatoso accidente con un caballo que le produjo heridas leves y conmoción cerebral. Desde ese momento, y hasta el 29 de agosto, cuando volvió a la vida pública, causó baja.

Si bien ya todos han ido recuperando su agenda de compromisos, el caos que se ha vivido en Buckingham este 2024 ha mostrado las consecuencias de una monarquía reducida, uno de los proyectos más polémicos de Carlos III tras convertirse en Rey y por el que fue cuestionado en el inicio de su era como monarca. Incluso por la princesa Ana. 

Muertes

Este año, en medio del colapso institucional, los Windsor también han afrontado dos pérdidas. En febrero, solo 20 días después de conocerse el diagnóstico de Carlos III, falleció Thomas Kingston, marido de Lady Gabriella Windsor, sobrina de la reina Isabel II. Perdió la vida a los 45 años, a causa de una "herida traumática en la cabeza". Fue encontrado muerto y, según informó el Daily Mail, se halló un arma cerca de su cuerpo en una dependencia de la propiedad de sus padres en Cotswolds.

Poco después, el 6 de marzo, el Rey recibió otra desgarradora noticia: la pérdida de su íntimo amigo Ian Farquhar, que en su día también sirvió a la Familia Real. Formó parte de uno de los regimientos de caballería del ejército británico y más tarde se convirtió en el escudero de Isabel II.

Gabriella Windsor y Tom Kingston en una imagen tomada en Londres, en septiembre de 2018. Gtres

Asalto en Windsor

En 2024, la Familia Real británica, incluso, ha sido víctimas de un asalto. Tuvo lugar el 17 de noviembre en el Castillo de Windsor, mientras los Príncipes de Gales y sus tres hijos dormían a escasos metros. En plena noche, unos ladrones enmascarados asaltaron la residencia real. 

Utilizaron un camión robado para atravesar una puerta de seguridad. Su objetivo era robar vehículos agrícolas y, una vez conseguido, huyeron en una camioneta y en un quad que tomaron de un granero en Shaw Farm. A escasos cinco minutos de distancia, estaban Guillermo, Kate y sus tres hijos, dormidos.