Publicada
Actualizada

La reina Sofía (86 años) le hizo a su nieto Pablo Urdangarin (24) un regalo anticipado por Navidad este fin de semana dejándose ver en Guadalajara en uno de los partidos de su nieto. Como una espectadora más y acompañada por su hija, la infanta Cristina (59), pasó una tarde de lo más entretenida desde las gradas.

El nieto de la Emérita jugó este sábado, 21 de diciembre, con el Fraikin GM. Granollers contra el Impulse BM. Guadalajara y su abuela no dudó en asistir por primera vez a verle en la pista del campo. 

Muy pendiente de ella, su hija le iba explicando durante todo el partido los pasos que daba el equipo; y muy atenta, la Emérita seguía a su nieto, le animaba, sonriéndole y le aplaudía en cada jugada. 

La reina Sofía y la infanta Cristina en un partido de Pablo Urdangarin Gtres

Para Pablo Urdangarin este detalle por parte de la reina Sofía fue un auténtico regalo y se lo agradeció con gestos de cariño al finalizar el partido, dejándose ver cogidos del brazo y con una sonrisa en su rostro. El hijo de la infanta Cristina es uno de los más cariñosos con toda su familia, además del menos hermético. 

Esta imagen recuerda a cuando su abuelo, el rey Juan Carlos I, aprovechab sus estancias en Sanxenxo para acudir a verle jugar un partido. Con él, también derrochó simpatía y se mostró de lo más cómplice. Como curiosidad, este encuentro navideño coincide en la misma semana -según ha podido saber EL ESPAÑOL- de la grabación del discurso de Nochebuena del rey Felipe VI. 

La reina Sofía en un partido de Pablo Urdangarin Gtres

Tras terminar el partido y saludar cariñosamente a su nieto, la reina Sofía decidió saludar uno por uno a todos los integrantes del equipo de su nieto a las afueras del recinto a pesar del frío que hacía en Guadalajara. En las imágenes podemos ver como la Emérita tiene gestos de complicidad y sonrisas con los miembros del equipo que agradecieron su presencia en uno de sus partidos. 

Antes de que todos los jugadores se montaran en el autobús, la Emérita se dejó ver hablando con los entrenadores y con todos los jóvenes con la mejor de sus sonrisas, demostrando así lo implicada que está con el deporte de su nieto. Sin duda, este reencuentro con Pablo Urdangarin no lo recordará solo él, sino el resto de sus compañeros. 

Tras ese saludo, la Emérita se montó en su vehículo, junto a su hija y nieto. Una postal navideña (sorpresa) de lo más tierna, ya que Pablo siempre quiso que su abuela estuviese presente en alguno de sus partidos.