La elegante figura del 'Eclipse' lleva días recorriendo la costa mallorquina. El barco, uno de los mayores yates privados del mundo con 164 metros de eslora, es propiedad del presidente del Chelsea FC Roman Abramovich. Antes de poner rumbo a Mónaco, él, el decimotercero hombre más rico de Rusia, según la revista Forbes, ha fondeado por la zona de Sa Rápita y Es Trenc.
En el 'top 5' de los superyates más largos del mundo, el 'Eclipse' mide casi como dos campos de fútbol. Obsesionado con su seguridad y su privacidad, Abramovich ordenó incorporar un sistema antimisiles y un láser 'antipaparazzi' que bloquea cualquier cámara digital que trate de capturar alguna imagen de a bordo. En las entrañas del buque hay un pequeño submarino para escapar ante cualquier amenaza y sentirse poderoso. Un yúnquer flotante de nueve pisos, spa, gimnasio y 24 camarotes de mírame y no me toques.
La princesa Beatriz de York, hija del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, o el rapero ruso Timatí se lo pasaron en grande el verano pasado en el buque ideado en los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo. En esta ocasión, no ha transcendido exactamente quién navega en el barco más caro del mundo.
En el capricho del magnate ruso de 340 millones de euros se fraguan amoríos y negocios. Fue el diario ‘The Sun’ quien reveló el encuentro secreto entre Jorge Messi, el padre del jugador del Barça, y el magnate ruso. Todo en alta mar, bien lejos del césped, bien cerca de la condena de 21 meses de prisión por tres delitos fiscales que la Audiencia de Barcelona dictó para los Messi. Todo eran especulaciones. El azulgrana está la mar de tranquilo. Le pudimos ver tostándose al sol de Ibiza la semana pasada, preparando su cuerpo en el 'Maiora Seven C', un palacete flotante de 28 metros de eslora por 7.800 euros al día.