La intensa vida de Mia Farrow (71 años), sin necesidad de ser edulcorada con ficción alguna, daría para una extenso serial televisivo del estilo de aquel Peyton Place que la lanzó a la fama en los años sesenta. Su existencia, marcada desde sus inicios por la industria de Hollywood, ha estado rodeada por un halo de dramatismo y extravagancia con el que esta actriz y activista social ha superado, a lo largo de sus 71 años, toda suerte de golpes e infortunios. Ayer, de nuevo, recibió uno de los más duros al conocer la muerte de hijo Thadeus, de 27 años.
El joven, adoptado con 5 años en la India, mantenía una estrecha relación con su madre, que había sido una pieza fundamental para la superación de la paraplejia que sufría a causa de la polio. Desde 2013 su estado había mejorado bastante y ya podía caminar. De hecho, estaba trabajando como mecánico y estaba preparándose para convertirse en agente de policía.
Según se desprende del informe de los cuerpos de seguridad, del que se están haciendo eco los medio norteamericanos, la víctima fue encontrada herida durante la noche del miércoles en el interior de su vehículo en Connecticut. Unas horas después fallecía en el hospital de Danbury. Aunque el suceso todavía está bajo investigación, de momento se ha descartado que se den circunstancias no fortuitas en este caso.
Por desgracia para Farrow, esta pérdida no es la primera a la que se enfrenta. Dos de sus 14 hijos también han fallecido en la última década. Su hija Tam murió de insuficiencia cardíaca en el año 2000 y Lark Previn, a los 35 años, el día de Navidad de 2008, en el Hospital Metodista de Nueva York en Brooklyn. Aunque la causa no se hizo pública, habría recibido tratamiento previamente por una neumonía relacionada con el SIDA. Ambos fueron adoptados en Vietnam.
En este aspecto, quizá la intérprete fuera precursora y referente para otras estrellas de Hollywood, como Angelina Jolie (41), que siguieron sus pasos a la hora de formar una familia. No en vano, Farrow adoptó a 10 de sus 14 hijos en países no desarrollados. Recogió a Thadeus de un orfanato de Calcuta en 1994, poco después de su mediático divorcio del cineasta Woody Allen (80). A los 9 años el pequeño sufrió la polio, lo que le provocó la paraplejia.
Esta experiencia llevó a Farrow a cooperar en diversas campañas para la lucha contra esta enfermedad. Incluso en el 2000, madre e hijo participaron en una cumbre global sobre la erradicación de la poliomielitis en la sede de las Naciones Unidas, y junto al entonces secretario general Kofi Annan pusieron en marcha la cuenta atrás de un reloj que mostraba la disminución del número de casos.
En una de las últimas entrevistas que concedió hace unos años a la revista Vanity Fair en 2013, Thadeus explicaba qué había significado para él entrar a formar parte del clan Farrow. "Al principio me dio miedo llegar a un mundo en el que la gente hablaba una lengua que no entendía, todos con diferente color de piel. Pero el hecho de que todos me quisieran fue una nueva experiencia, abrumadora en un primer momento".
El escándalo Allen
Nacida en Los Ángeles, meca del cine, Mia Farrow es hija del director australiano John Farrow y de la actriz irlandesa Maureen O’Sullivan -que encarnó a Jane en Tarzán-. Ha protagonizado cintas tan populares como el clásico de terror La semilla del diablo’(1968), El gran Gatsby (1974) o La rosa púrpura del Cairo (1985). Actualmente ha aparcado su carrera cinematográfica y está volcada en su faceta solidaria como embajadora de buena voluntad de UNICEF desde el año 2000, prestando especial atención a las causas de los derechos humanos en África.
Su vida personal da para varios libros. Con 21 años Frank Sinatra (51) la llevó al altar, convirtiéndola en su tercera esposa. Menos de dos años después le pidió el divorcio al no querer abandonar el rodaje de La semilla del diablo. Con 25 pasó a ser la tercera mujer de André Previn, un pianista germano-austriaco 16 años mayor al que conoció estando casado.
"Nunca me ha tocado ser la primera o la segunda", llegó a declarar la actriz. No en vano, estuvo a punto de convertirse también en la tercera de Woody Allen, pero uno de los mayores escándalos de la industria del cine estadounidense estalló entonces. En 1992 se descubrió que su pareja estaba teniendo una aventura con su hija adoptiva mayor, Soon-Yi Previn, entonces de 22 años, con la que se casaría en 1997.