Tras años de batalla judicial, Françoise Bettencourt Meyers (64 años), hija de Liliane Bettencourt (94), dueña del imperio L'Oreal, y François-Marie Banier (70), un amigo íntimo de la empresaria, han llegado a un acuerdo después de siete años de disputas legales. Un pacto que pone el punto final a un culebrón que lleva años destapando los trapos de sucios de la familias más rica de Francia.
Para entender este conflicto hay que remontarse a 2010, cuando los medios franceses Le Point y Mediapart publicaron extractos de unas grabaciones que realizó el mayordomo de Liliane Bettencourt (la mujer más rica del mundo según las lista Forbes con un patrimonio estimado de 31.200 millones de euros). En estos audios se mostraba la influencia que tenía en la anciana su hombre de confianza, Banier, y por la que supuestamente estaría recibiendo favores económicos.
Al descubrir estas informaciones la hija de la multimillonaria presentó una denuncia contra él, comenzando así una batalla legal que trastocó a toda Francia, incluido el entonces presidente Nicolas Sarkozy (62).
La hija de la empresaria emprende acciones legales
Bettencourt-Meyers decidió emprender acciones legales contra Banier. Según parece, a esta le irritaba el trato preferente que recibía el hombre de confianza de la anciana, a quien acusó de haberse apropiado con casi 1.000 millones de euros, aprovechándose de que la mujer ya padecía los primeros síntomas de demencia y Alzheimer.
Este resentimiento no surgía solo por las cuestiones económicas. Hija y madre llevaban años distanciadas por las intromisiones de Banier y otros hombres cercanos a la empresaria, a quienes la hija consiguió poner el banquillo por desvío de fondos.
Este episodio se cerró en 2015, cuando un tribunal de Burdeos los condenó a diversas multas y penas de cárcel. Banier fue el más perjudicado con tres años de cárcel y una multa de 350.000 euros, a lo que se sumó una indemnización (más intereses) de 158 millones que debía pagar.
El hombre de confianza contraataca
Banier acusó a la hija de la anciana de presionar y sobornar a testigos para que declaran en su contra. Los abogados descubrieron un acuerdo sobre un pago de 400.000 euros fechado en julio de 2007, y un préstamo que concedió Françoise Meyer de 300.000 euros en 2012 (un momento clave en el procedimiento) al que fue durante muchos años el abogado de su madre, Claire Thibout.
Finalmente, en 2016, el juez acusó a la hija de la empresaria de soborno, y el que había sido el abogado de su madre fue también condenado de "falso" testimonio.
Durante estos procesos legales, tanto una parte como otra intentaron desprestigiar al contrario por todos los medios. Uno de los que más salió dañado fue Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia en ese momento, a quien se le acusó de financiar ilegalmente su campaña. Según dijo la excontable de la empresaria, habría preparado "un sobre con 150.000 euros" para el político.
Por eso, después de siete años sin sacar nada en claro, Banier y Françoise Meyer llegaron a un acuerdo en mayo (aunque se ha hecho público esta semana por el diario Le Parisien). Con este pacto las dos partes han decidido frenar los procesos judiciales.