La espera de Salvador Sobral (27 años) se hace cada día más agónica. El trasplante de corazón para el portugués no llega y por ello permanece conectado a una máquina artificial que hace las funciones de este órgano vital. En esa situación lleva ya más de un mes en el Hospital Santa Cruz de Carnaxide, Portugal.
El cantante, ganador de la última edición de Eurovisión, sigue aguardando hasta que aparezca un donante compatible pero poco a poco su delicado estado se va resintiendo. El aparato al que permanece unido le permite que su circulación sanguínea circule con normalidad, tal y como lo haría un auténtico corazón, y suele "reforzar al enfermo", según ha indicado el presidente de la Fundación de Cardiología portuguesa al periódico luso Correio Da Manhà.
"El paciente puede sobrevivir mucho tiempo ligado a un corazón artificial, aunque esta decisión siempre se toma como una solución temporal", comentaba el directivo al citado medio. Y es que se ha cumplido un mes de ingreso en el hospital sin que haya movimientos en la lista de donaciones de corazón y el tiempo que el primer médico que atendió a Sobral le auguró de vida en caso de no lograr el órgano vital agota sus días. De hecho, la primera semana de diciembre ese plazo que le pronosticó llegaría a su fin.
Es por ello que el panorama musical, los fans de Salvador y Portugal entera permanece preocupada por el estado de salud del cantante que llevó a lo más alto a su país en la historia del Festival de Eurovisión. Ya han pasado casi dos meses desde que se retiró de los escenarios y paralizó su gira para centrarse en la obtención de un corazón sano que le ayude a seguir hacia adelante y continuar su sueño.
Y es que a pesar de que la delicadeza de sus gestos, su voz en ocasiones rota y la imagen sensible que transmitió en su actuación en Kiev fueron los factores que enamoraron al público para proclamarle ganador, cuando esos detalles se trasladan a la realidad de su estado no resultan un motivo para sonreír. Por eso deseamos que las buenas noticias lleguen pronto junto a un corazón que vuelva a latir con fuerza en su interior.
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