Los escándalos sexuales que están azotando el mundo del cine siguen salpicando a las que, hasta ahora, eran consideradas grandes estrellas del séptimo arte. Dustin Hoffman (80 años) ha sido uno de los últimos nombres que ha salido a la luz y es que además de la propia noticia del acoso al que sometió a sus víctimas, también se ha descubierto el terrible relato de una de ellas que narra al detalle su dura experiencia con el actor.
La escritora Anna Graham Hunter (49) ha querido plasmar en una columna periodística del Hollywood Reporter lo que vivió hace 32 años: "Dustin Hoffman abusó sexualmente de mí cuando tenía 17 años". Así de contundente es el titular y la idea principal que quiere remarcar la autora en su escrito. Pero no se queda en la superficie del asunto y desengrana las situaciones y las frases pronunciadas por el actor que le produjeron rechazo y asco a partes iguales.
Pudo conocer a Hoffman, de entonces 47 años, gracias a que, en su afán por trabajar antes de acabar la escuela, se presentó como asistente de producción en el set de la película La muerte de un viajante. Hasta ahí nada destacable, pero su pesadilla comenzó en los camerinos: "Me pidió que le diera un masaje en los pies en mi primer día; Yo dije que sí. Era abiertamente ligón, me agarró el trasero, me habló sobre sexo y todo ello frente a mí. Una mañana fui a su camerino para tomar nota de su desayuno; él me miró y sonrió, tomándose su tiempo. Luego dijo: 'Voy a tomar un huevo duro... y un clítoris cocido'. Su séquito se echó a reír. Me fui, sin palabras. Luego fui al baño y lloré".
Cuando por primera vez contó este hecho a sus amigas siempre dejaba la parte del clítoris fuera de la historia, pero en sus últimas narraciones sí lo incluyó y cada vez que lo hacía su voz se rompía de vergüenza y pudor. En vista de las situaciones que le tocaba vivir en el set y debido a que estaría allí cinco semanas, decidió escribir una especie de diario a modo de cartas que le mandaba a su hermana -siempre guardándose una copia para ella- para que desde Londres estuviera al tanto de todo.
En la primera semana fue partícipe de un momento bochornoso para ella: "Una tarde que estaba con otras cuatro personas en el camerino, Dustin empezó a dar un 'discurso instructivo' sobre cómo eran sus pechos favoritos: 'No me gustan cuando están bronceados, porque entonces se ven como parte del cuerpo", recoge en su columna del Hollywood Reporter.
La segunda semana Graham Hunter recuerda que nada más llegar a su puesto de trabajo el lunes, el actor le preguntó al verla: "¿Tuviste sexo este fin de semana como te dije?". Siempre parecía obsesionado con eso, y otro de los hechos que ocurrieron ese día lo confirmó: "Elizabeth, otra de las asistentes del set, le preguntó a Dustin: '¿Qué quieres para comer?', y él contestó: 'Tu mama izquierda'. 'Eres repugnante', respondió ella. 'Vale, pues tu mama derecha', replicó él. 'Puerco', fue la última palabra de la chica".
Días más tarde, una de las noche, cuando acabaron de grabar y Anna le acompañaba a su limusina, Dustin le tocó el trasero cuatro veces: "Eres un viejo sucio", le dijo ella sin pensar. La autora afirma que en ese momento tenía ganas de golpearle, pero temía ser despedida.
Quizá que la echaran hubiera sido la forma de 'huir' de esas insistentes insinuaciones del actor, porque a la mañana siguiente volvió a intentarlo con ella: "Le pregunté a Dustin qué quería para el desayuno y me dijo algo que incluso superó sus puntos más bajos. Fue peor que cualquier cosa que me haya dicho alguna vez en la calle. Fue tan asqueroso que no pude decir nada", recuerda Anna en su escrito público que reproduce los episodios de las cartas a su hermana.
Muchas de las personas del set, que reían con Hoffman, sabían que la chica estaba incómoda con su modo de actuar y llegó a oídos del actor: "¡Anna! Entonces piensas que soy un cerdo sexista, ¿eh, Anna?". Gracias a esa llamada, la escritora pudo decirle lo que pensaba y lejos de obviarla, Dustin, al parecer, se disculpó y dijo que se detendría.
En esa aparente calma llegó un día al estudio de grabación el actor Warren Beatty al que Graham Hunter admiraba. Hoffman se dio cuenta de cómo Anna adoraba al intérprete y le soltó: "Podrías haberte desvestido, porque parecía que le gritabas 'fóllame, fóllame, Warren'". A pesar de que sus 'tocamientos' cesaron no así sus repulsivos comentarios.
Sin embargo, la joven e inocente Anna Graham no quería quedarse con los malos ratos vividos y la carta de su última semana de trabajo decía así: "No es cien por cien malo ni cien por cien bueno. Dustin es un cerdo, pero me gusta mucho".
Es por esta frase que la autora, que se ha releído sus escritos en la actualidad, siente lástima por haber querido pasar por alto entonces los terribles episodios de acoso: "Me duele por la adolescente que estaba tan emocionada de unirse a la fiesta de una estrella de cine que le dio un masaje en los pies a pesar de que no quería. Me duele el corazón por la virgen incómoda que solo había sido besada tres veces en su vida, riéndose mientras el hombre de la edad de su padre hablaba sobre los pechos y el sexo".
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