Jennifer Lawrence (27 años) se ha propuesto dar grandes lecciones al mundo. Y no solo lo ha hecho con sus palabras, sino también con su vestimenta y a partir de ahora lo hará además mediante gestos solidarios. Parece que su revolución acaba de comenzar, y lo ha hecho dando voz a sus principios y sin pelos en la lengua para demostrar que no es solo una cara bonita.
La actriz está estos días en boca de todos por una fotografía que se ha hecho viral en la que aparece posando con un vestido negro de gran escote y una larga abertura en la pierna. Las críticas han surgido debido a los escasos cuatro grados de temperatura que hacía en la capital londinense y también porque los compañeros varones que le acompañaban vestían capas de abrigo a su lado.
La contestación de Lawrence, al ver tanto revuelo, ha sido rotunda: "Esto no es solamente ridículo sino que me siento extremadamente ofendida. Ese vestido de Versace fue fabuloso, ¿crees que voy a cubrir ese hermoso vestido con un abrigo y una bufanda? Estuve fuera cinco minutos. Me hubiera parado en la nieve por ese vestido si hubiera hecho falta, porque amo la moda. Esto es sexista, es ridículo, esto no es feminismo. Esa fue mi elección y si quiero pasar frío, también lo es". En sus palabras ha querido subraya la libertad con la escogió su estilismo y echar por tierra la dudosa teoría de quienes prejuzgan las acciones de una mujer como si no tuviera capacidad de decisión por sí misma.
"Esto genera distracciones tontas que nos alejan de los problemas que realmente importan", reivindicaba. Y es que es precisamente por eso por lo que ha decidido apartarse del cine durante un año y dedicar tiempo a labores de activismo social. La oscarizada actriz se tomará 12 meses para concienciar a la juventud de la importancia que tiene el poder político y la necesidad en entenderlo para los civiles actúen en consecuencia cuando no se estén haciendo las cosas bien desde los altos cargos.
El mundo no está a salvo aún de la censura, de la falta de reconocimiento de los derechos o de la inexistente igualdad en algunos países del globo y ese es el motivo por el que Lawrence ha paralizado su trabajo en el cine: "Me siento estúpida. Solo soy actriz. Solo actúo. No salvo vidas de ninguna forma, cosa que los bomberos o doctores sí hacen", decía en unas recientes declaraciones ante los medios.
A pesar de vivir de la interpretación, la estadounidense es consciente de lo superficial que llega a ser todo lo que rodea al mundo de la gran pantalla. De hecho, ha vivido en sus propias carnes las críticas hacia su físico en muchas ocasiones. Ha sido tachada incluso de 'gorda' por algunos productores y lejos de preocuparse, Lawrence se mostró orgullosa de sus imperfecciones y de no seguir el canon de extrema delgadez que suele reinar en el sector femenino del cine.
Su dulce rostro, su piel de porcelana y sus curvas la convierten en la actualidad en una de las actrices más sexys del momento. Pero lo más importante de todo es que ella es la dueña de su cuerpo y no necesita poner en su boca la palabra feminismo para ejercerlo. Y es que el carácter sexy de Lawrence reside en su poderosa presencia, en la verdad de su discurso y en la libertad con la que lleva a cabo cada uno de sus actos.
Es una de las mejores actrices de Hollywood y sus premios la avalan; es una de las mujeres más bellas y así se ve; pero por encima de todo se ha mostrado al mundo como una persona interesada por lo que pasa a su alrededor y que no se calla, al contrario, da respuestas y muy rotundas a lo que la gente demanda.
Lleva media vida -exacta- en la interpretación y por sus manos han pasado papeles y personajes de todo tipo. Incluso ha tenido que teñir su rubia melena a negra azabache o usar lentillas para tapar sus ojos azules si algún director así lo requería para su película, y también tonificar su cuerpo para escenas de acción o adelgazar para adaptarse al perfil. Todo eso lo ha hecho. Ha cambiado muchas veces su físico y dijeran lo que dijeran nunca se ha escondido. Y así sigue: sexy, reivindicativa y empoderada, porque nada de eso es incompatible.