Todavía resuena con fuerza el eco de la visita de Estado del presidente francés Emmanuel Macron (40) a Donald Trump (71) en Washington. Al viaje de trabajo, como es habitual, el jefe de Estado galo fue acompañado de su esposa, Brigitte Macron (65). Más allá del encuentro entre presidentes, que dejó momentos para la historia principalmente por la actitud de Trump con Macron, el ojo público también se centró en la reunión de sus esposas, que propiciaron un debate de estilo a la par que mostraban feeling y buena sintonía.
En el tiempo en que sus maridos estrechaban lazos institucionales y de Estado, las consortes compartían momentos en los que Brigitte confiesa ha logrado conocer de forma más personal a la siempre hierática mujer de Trump. En una sincera entrevista con el diario francés Le Monde, Brigitte ha dibujado a una Melania (48) muy diferente a la que apreciamos a través de sus apariciones públicas: "Es amable, encantadora, inteligente y muy abierta". Sin embargo, ha hecho la confesión más dura sobre la situación de la ex celebrity hoy convertida en primera dama de la primera potencia mundial: "Vive recluida en la Casa Blanca. Melania no puede hacer nada, ni siquiera abrir una ventana. No puede ni salir. Yo salgo todos los días por París". Ensalza su papel junto al presidente y subraya que "tiene una personalidad muy fuerte, pero trabaja para esconderla. Se ríe con facilidad y de todo, pero lo muestra menos que yo".
Apunta que la actitud de Melania es bastante más natural de lo que parece y que lo suyo ante las cámaras es puro acting. "Todo lo que ella hace se interpreta. Se sobreinterpreta. Es la parte más dura de su vida pública: nunca tienes tiempo libre, nunca tienes un momento en el que puedas estar realmente tranquila". Brigitte guarda un dulce recuerdo de su visita de Estado a América y en especial de Melania, con quien confiesa tener mucho en común: "Tenemos el mismo sentido del humor, nos hemos reído un montón juntas".
No es ningún secreto el interés y las aspiraciones políticas de los Trump, incluyendo a Ivanka (36), y por supuesto, a su padre, el propio presidente del Gobierno americano. No obstante, la llegada de Melania a la Casa Blanca no ha sido como ella esperaba. O al menos así lo han hecho saber algunos medios de comunicación locales o el escritor Michael Wolff, quien a través de su libro Fire and fury (Fuego y furia) desveló el deseo de Ivanka por ser presidenta o la aflicción de Melania, que lloró sin parar (y no precisamente de alegría) la noche de la victoria electoral de su marido, Donald Trump. Tal y como publican algunos de los periódicos más punteros de Estados Unidos, Melania no se sentiría demasiado cómoda en su papel de primera dama, un rol en el que su 'hijastra', Ivanka, se desenvuelve a la perfección.
La presión ejercida fue tal que el propio Donald Trump a través de su cuenta de Twitter como presidente de Estados Unidos sentenció: "Melania, nuestra gran y muy trabajadora primera dama, que realmente ama lo que hace, siempre pensó que 'si te lanzas para presidente, tú ganarás'". Y continuaba, "ella le diría a todo el mundo que 'sin duda, él ganaría'. Yo también sentí que podía ganar (sino no me habría presentado) y ¡el país está excelente!". ¿Es feliz la primera dama de América en su papel junto a Trump o es la mujer recluida que describe Brigitte Macron en sus declaraciones?
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