El propietario de Asos, Anders Holch Povlsen, uno de los hombres más ricos de Dinamarca, estaba disfrutando de las vacaciones de Pascua en Sri Lanka cuando la masacre de los atentados terroristas se cebó contra su familia, y es que durante las explosiones suicidas perdieron la vida tres de sus cuatro hijos. Aunque en un principio el empresario defendió que querían vivir el duelo desde la intimidad, ahora ha roto su silencio.
Povlsen ha acudido con su mujer a un homenaje en honor a las víctimas del atentado, donde por primera se ha dejado ver en público y se ha pronunciado al respecto. "Es completamente incomprensible", ha dicho el empresario visiblemente muy afectado. Ha añadido que "lo confesaremos juntos", en referencia a su mujer Anne y su hija Astrid, la tercera de los cuatro hijos de la pareja.
El dueño de Asos también ha querido agradecer las constante muestras de apoyo por las que está "profundamente agradecido". Además, ha nombrado por primera vez de viva voz a sus tres hijos: Alma, Agnes y Alfred, los tres menores de edad.
La familia se encontraba en el país disfrutando de las vacaciones de Semana Santa cuando se vieron envueltos en esta serie de atentados. "Desafortunadamente, podemos confirmar los informes", aseguró un portavoz de Bestseller (la compañía familiar de Anders) en un correo electrónico a la BBC en un momento en el que la confusión y los peores augurios eran noticia. "Le pedimos que respete la privacidad de la familia y, por lo tanto, no tenemos más comentarios".
Con motivo del duro luto de los Povlen, en el hogar familiar de Aarhus (Dinamarca), la bandera que corona la residencia ondeó durante días a media asta y fueron varias las personas que se acercaron hasta la casa para dejar un ramo de flores en señal de respeto, según informó el medio BT.
El empresario, su mujer Anne y sus cuatros hijos habían escogido uno de los resorts de lujo de la zona donde descansar estos días de vacaciones. La hija mayor del matrimonio, Alma, había compartido días antes una fotografía a través de su Instagram con sus tres hermanos Astrid, Agnes y Alfred frente a una piscina rodeada de palmeras. Un paisaje idílico y un viaje de ensueño que terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla.
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