En 1992, los televisores de todo el mundo se sobrecalentaron en demasía no ya por el tubo de los rayos catódicos, sino por la explosiva y exuberante belleza de Pamela Anderson (52 años). Los pósteres luciendo sus enormes pechos cubiertos con un sexy bañador rojo de la serie Los vigilantes de la playa provocaron más taquicardias que los del el exángel de Charlie, Farrah Fawcett, en los años setenta.
La serie playera junto a David Hasselhoff (67) la catapultó a la fama planetaria. Aquella joven canadiense tímida se había convertido en un libidinoso objeto de deseo que acabó siendo 'propiedad' de Tommy Lee (57) en 1995, el tatuado baterista del grupo de heavy metal Mötley Crüe.
Con ellos comenzó uno de los porno-escándalos más sonados del show business. Un vídeo casero de Pam haciéndole una felación a Tommy se coló en infinidad de hogares.
Pero la cosa empezó a desinflarse. La actriz fracasó en el cine con Barb Wire (1996); dejó los vigilantes en 1997; tras dos hijos en común -Brandon (23) y Dylan (22)- se divorció en 1998 y, al año siguiente, se quitó sus inmensos implantes.
Pero ese trago amargo lo soportó con otro éxito televisivo, la serie V.I.P. (1998-2002). Desde entonces, no ha saboreado el éxito en la pantalla.
A lo largo de su trayectoria, Pamela no ha sabido mostrar sus dotes interpretativas. Sin embargo, ha logrado sacar partido a su faceta como modelo. ¡Hasta 15 veces ha aparecido en la portada de Playboy! Un récord imbatible. Poco a poco, su rostro fue desapareciendo de la pequeña pantalla, pero no de las páginas de cotilleo.
Sus constantes retoques estéticos que le han ido desfigurado la cara y su adicción al ejercicio han ejercido de imán para un sinfín de parejas, amantes y dos maridos más. Con Kid Rock (48) estuvo casada entre 2005 y 2007 y con Rick Salomon (50) entre 2007 y 2008.
Por sus sábanas se rumorea que también han pasado Sylvester Stallone (73), Marcus Schenkenberg (51), Ben Affleck (57), Stephen Dorff (46), David Charvet (47), Dean Cain (53), Eric Nies (48) o Adil Rami (33), el futbolista con el que rompió recientemente tras sufrir abusos y descubrir que éste tenía una relación paralela.
En los últimos años se ha mostrado en contra del maltrato animal (odia las corridas de toros y los abrigos de piel), apoya el movimiento #MeToo, a través de su fundación también lucha contra el cambio climático y los derechos humanos y es una firme defensora de su amigo Julian Assange (48), fundador de Wikileaks.
Ajena al cliché sobre las rubias, Pamela sigue siendo una mujer guerrera que se moja en asuntos peliguados. Está a favor de un referéndum en Cataluña y afirma que la independencia "no estaría mal y no sería el fin del mundo".
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