Cuando esta casa llegó a manos de los Pitt-Aniston estuvieron casi tres años renovándola, incluyendo pisos de mármol con calefacción, una sala de proyección y, según cuentan los medios americanos, suelo de madera procedente de un castillo francés. Uno de los encantos de este salón es su acceso a la gran piscina de la casa, a la que se llega, precisamente, a través de ese suelo de madera. Desde esta perspectiva, se aprecia claramente que en uno de sus laterales hay una gran barbacoa.