Kirk Douglas fallecía este miércoles 5 de febrero a los 103 años de edad y su adiós deja prácticamente sin representantes a la edad dorada de Hollywood. La meca del cine llora su despedida pero sin duda quien más lo anhelará será su eterno amor, Anne Buydens (100 años).
Tras más de 70 años a su lado, la filántropa, productora y actriz ocasional estadounidense, aunque nacida en Hannover (Alemania), se convirtió en el alma gemela del actor. Su historia de amor es la excepción dentro del mundo hollywoodiense donde la infidelidad estaba a la orden del día.
Sin embargo, el actor también destacó por su larga lista de amantes o compañeras de lecho durante su juventud. Nombres como el de Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Joan Crawford, Mia Farrow o Faye Dunaway, entre otras, formaron parte de sus infidelidades a su primera mujer, la actriz estadounidense Diana Webster, con la que tuvo a sus dos hijos mayores, Michael y Joel. Los continuos rumores, las discusiones, las tensiones y la falta de atenciones hundió su relación, por lo que se divorciaron siete años después de darse el 'Sí, quiero', en 1951.
Estas constantes deslealtades traumatizaron a la mujer y durante su matrimonio siempre terminaban con recriminaciones y peleas acaloradas delante de sus hijos. Por eso, tras el fin de su amor, se mantuvieron totalmente distantes durante años. Pero poco después la vida de Kirk cambió por completo.
Apareció en su vida Anne. Ella fue quien ejerció de traductora en su gira por Europa con motivo de la promoción de la película Acto de amor, en la que Douglas era el auténtico protagonista junto a Brigitte Bardot.
Lo que parecía imposible hasta entonces sucedió: Kirk se enamoró perdidamente. Todo comenzó tras unas largas e interminables ruedas de prensa en París. El actor decidió salir a recorrer con un amigo la zona de Champs-Elysées vestido de incógnito para no ser reconocido por los fans. Allí le confesó a su aliado que se había quedado deslumbrado por la traductora. Su confidente le animó a acercarse a ella con educación y con gestos de caballerosidad. Kirk decidió invitarla a caminar por los alrededores de Notre Dame y a dar un paseo en barco por el Sena. El plan enseguida se convirtió en una agradable cena y con ella llegó el amor.
Justo tres años después de aquel flechazo en la ciudad más romántica de Europa, decidieron casarse de la manera más divertida y estadounidense que existe: en un casino de Las Vegas. Poco después formaron una feliz familia, ya que fruto de ese matrimonio nacieron Peter y Eric Douglas.
El nombre real de Anne es Hannelore Marx y tiene orígenes germano-belgas. En su adolescencia fue cuando su familia emigró a Bélgica, donde se convirtió en ciudadana del país. Se educó allí y en Suiza y en la edad adulta voló a París, donde gracias su conocimiento fluido de varios idiomas participó en películas como experta en subtitulación y traducción; una destreza que hizo que encontrara al amor de su vida.
Douglas y Buydens siempre fueron conscientes de su apasionante historia, y por ello decidieron escribir un libro: Kirk y Anne: Cartas de amor, risas y toda una vida en Hollywood (2017). "Tuve la gran suerte de encontrar a mi alma gemela y creo que nuestro maravilloso matrimonio y nuestras charlas de oro cada noche durante una hora me han ayudado a sobrevivir a todas las cosas", explicó Kirk durante la presentación del film.
El actor aseguraba que el secreto de su longevidad se debía a haber encontrado en su camino vital al amor de su vida.
De vender bocadillos a estrella mundial
"Mi primera mujer, Diana, me dijo una vez: sigues trabajando como si intentaras ser una estrella, pero ya eres una estrella". Con esta frase Kirk Douglas definió perfectamente su vida, la del hijo del trapero que llegó a cotas que no se esperaba pero que nunca olvidó sus orígenes.
Issur Danielovich Demsky, el verdadero nombre de Douglas, nació en Amsterdam, una pequeña ciudad en el norte del estado de Nueva York, único chico de los siete hijos de una pareja de judíos bielorrusos, Herschel Danielovitch y Bryna Sanglel.
Emigrantes pobres que llegaron a Estados Unidos escapando de los ataques contra los judíos en su país de origen pero se encontraron con que en Amsterdam también había obstáculos en ciertos trabajos para los judíos, por lo que Herschel tuvo que empezar a buscarse la vida recogiendo trastos y muebles viejos por las calles.
"Pasábamos hambre", recordaría años después Kirk, ya una estrella, pero que nunca olvidó una dura infancia en la que vendía tentempiés a trabajadores de las fábricas para poder comprar pan y leche a su familia.
A los 13 años recitó un poema en un parque y el aplauso de la gente que le escuchaba le hizo decidirse a ser actor. "Después de la actuación, (mi padre) me dio un helado. Nunca lo olvidaré", recordaba Douglas con motivo de su 95 cumpleaños en una entrevista con The Hollywood Reporter.
Trabajó como repartidor de periódicos para pagarse los estudios y pudo entrar en la Universidad de St Lawrence gracias a un préstamo que pagaba con pequeños empleos como jardinero o conserje.
Gracias a su talento consiguió entrar en la American Academy of Dramatics Arts, donde estudió junto a Betty Joan Perske, que años después cambiaría su nombre por el de Lauren Bacall igual que él lo hizo por el de Kirk Douglas.
Una amistad que fue muy importante en su vida ya que fue Bacall la que le recomendó para un papel en Hollywood cuando Douglas regresó de la Segunda Guerra Mundial, tras combatir dos años y ser dado de baja por heridas de guerra.
Su participación en El extraño amor de Martha Ivers (1946) fue el inicio de una carrera cinematográfica que se prolongaría durante más de 60 años y que le convertiría en una gran estrella junto a nombres como Robert Mitchum, Marlon Brando, Montgomery Clift, Gregory Peck o su gran amigo Burt Lancaster.
Un estatus que sin embargo no le hizo olvidarse de la pobreza de la que venía, un hecho que sacaba a relucir siempre que tenía ocasión.
"Siempre les he dicho a mis hijos que ellos no han tenido la ventaja de haber nacido en la miserable pobreza", afirmó en diversas ocasiones Douglas, que siempre miró su dura infancia desde una perspectiva optimista por la vida que posteriormente supo construirse. Y que le hizo mantener una modestia muy alejada del arquetipo de Hollywood.
"Me llamo Kirk Douglas. Puede que me conozcas. Si no... googleame. Fui una estrella del cine y soy el padre de Michael Douglas (75), el suegro de Catherine Zeta-Jones (50) y el abuelo de dos niños. Hoy celebro mi 90 cumpleaños (...). Sobreviví a la Segunda Guerra Mundial, a un accidente de helicóptero, a un derrame cerebral y a dos rodillas nuevas".
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