Amanda Bynes (33 años), conocida por sus papeles en comedias románticas en la década de los 2000, está embarazada de su primer hijo. La pareja de la actriz, Paul Michael, ha sido el encargado de anunciar en sus redes sociales que están esperando un hijp.
El tatuador ha dado a conocer la buena noticia a través de una emotiva publicación en su Instagram, con una captura de pantalla donde se veía una ecografía con el nombre de Bynes. "Bebé haciéndose", escribió Michael junto a la imagen que horas después ha eliminado de su perfil. Amanda todavía no se ha pronunciado al respecto.
Esta noticia ha sorprendido a los seguidores de la actriz por los altibajos que ha sufrido su relación con Paul Michael. La última de sus crisis tuvo lugar a principios de este mes, cuando la intérprete eliminó todas las fotos de ellos juntos en sus redes sociales. El futuro padre, por su parte, confirmó la ruptura con In Touch y agregó: "A pesar de todo, la amo, es mi mejor amiga".
Unas palabras que posteriormente desmintió, al explicar que la antigua estrella de Disney no había sido la que había borrado sus instantáneas, sino que había sido un hacker que le había pirateado su cuenta.
Su reconciliación quedó confirmada cuando anunciaron en su perfil de Instagram que estaban comprometidos, a través de un post en el que se podía ver sus manos entrelazadas luciendo sendos anillos. "My love (mi amor)" y "My baby (mi bebé)", escribieron junto a las fotografías.
Una vida de adicciones
Después de haber sido una de las actrices más famosas en la década de los 2000, protagonizando títulos taquilleros como Ella es el chico o Un sueño para ella, la carrera de Amanda Bynes cayó en picado tras sumirse en una vida de adicciones al alcohol y a las drogas.
Con solo 19 años era ya toda una estrella que ingresaba más de 2,5 millones de dólares al año (según datos de Forbes) y que estaba sometida a un alto nivel de trabajo. Ella misma explicó que en 2006 grabar Ella es el chico fue una "experiencia estresante" que la hizo obsesionarse con su apariencia física: "Cuando salió la película y la vi, entré en una profunda depresión durante cuatro o seis meses porque no me gustaba cómo me veía de niño. Nunca le dije eso a nadie", aseguró en una entrevista en 2018 con la revista Paper.
Con el paso del tiempo su obsesión se centró en su peso, y comenzó a tomar Adderall, que estaba considerada como la nueva pastilla para adelgazar porque entre sus efectos secundarios estaban la disminución del apetito y la pérdida de peso. "Hablaban sobre cómo las mujeres la tomaban para mantenerse delgadas y pensé: 'Bueno, tengo que ponerme manos a la obra'", añadió.
Su adicción a este medicamento, junto con el consumo de cocaína y éxtasis, llegó a tal nivel que en junio de 2010 anunció a través de Twitter que dejaba de actuar. "Sé que 24 años es una edad muy joven para retirarse, pero tienen la primicia, me he retirado. Ser actriz no es tan divertido como parece. Si ya no amo algo, lo dejo de hacer. Ya no amo actuar, por eso he dejado de hacerlo", escribió.
Tras retirarse, Amanda se vio involucrada en diversos escándalos que condujeron a arrestos por posesión y consumo de marihuana, además de varios accidentes de coche por conducir bajo los efectos del alcohol.
En 2014 la ingresaron a un centro de rehabilitación en Los Ángeles por provocar un incendio en la puerta de un desconocido. Bynes fue sentenciada a tres años de libertad condicional, a realizar un curso de educación sobre el alcohol y a pagar una multa por conducción imprudente.
Tras someterse a un programa para tratar su alcoholismo y sus problemas con las drogas, Amanda ha retomado su día a día y continúa tratándose en un centro especialista de sus problemas mentales.
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