Joe Biden (77 años) acaba de ser elegido presidente de los Estados Unidos tras 50 años dedicados a la vida política. De esta manera, el que fuera vicepresidente durante el mandato de Barack Obama (59) pasará a ocupar la Casa Blanca junto a su primera dama, Jill Biden (69), la mujer que ha estado junto a él durante la dura campaña electoral, aunque realmente llevan más de cuatro décadas juntos.
El matrimonio Biden, al igual que los Obama, promete ser una de las parejas presidenciales más carismáticas, poniendo fin a una etapa de cuatro años en los que el hermetismo y la frialdad de los Trump cambiaron la tónica impuesta por Barack y Michelle (56).
Ahora que se confirma oficialmente que los Biden pasarán a ocupar la Casa Blanca, su intensa historia de amor cobra un nuevo protagonismo, pues este nuevo éxito en la carrera política del demócrata supondrá, probablemente, un nuevo episodio en su propia trayectoria personal, marcada por varias tragedias de las que ha sabido reponerse.
Trágico accidente
Jill Biden, de apellido de soltera Jacobs, no es la primera mujer del nuevo presidente. Antes, Joe estuvo casado con Neilia Hunter hasta que un trágico accidente truncó su matrimonio a los seis años de la boda. La entonces esposa del político iba en la camioneta familiar junto a sus tres hijos, cuando un camión con remolque chocó contra ellos, acabando con la vida de Neilia y de Naomi, su hija de un año. En 2015, Biden se refirió a este episodio durante un discurso de graduación en la Universidad de Yale: "Seis semanas después de mi elección [como senador de Delaware], mi mundo entero se alteró para siempre. Mientras estaba en Washington contratando personal, recibí una llamada telefónica. Mi esposa y mis tres hijos estaban de compras navideñas, un camión con remolque los embistió y mató a mi esposa y mató a mi hija. Y no estaban seguros de que mis dos hijos pudieran sobrevivir", expresó el entonces vicepresidente.
Los otros dos hijos de Joe, Beau y Hunter, pasaron meses en el hospital, por lo que el político tuvo que centrarse en el cuidado y la atención a sus vástagos ahora que habían perdido a su madre. "El vínculo increíble que tengo con ellos es un regalo que no sé si habría tenido de no haber pasado por lo que pasé. Al centrarme en mis hijos, encontré mi redención", continuaba Biden en su discurso.
Poco a poco, el exvicepresidente se repuso de aquella tragedia y, tres años después del accidente, su hermano le presentó a la joven Jill Jacobs, quien es maestra de profesión, al igual que la difunta primera mujer de Joe.
Nuevo amor
Cuando se conocieron, Jill todavía era una estudiante universitaria. Así lo relataba ella misma para la revista Vogue: "Yo estaba en el último curso y había estado con chicos con vaqueros, deportivas y camisetas. Él apareció en la puerta con un abrigo y mocasines y pensé 'Dios, esto nunca va a pasar'", bromeaba. Según su relato, en un principio vio muchos obstáculos para iniciar una relación con el político, sobre todo el hecho de que es nueve años mayor que ella.
Sin embargo, en su primera cita todo se encaminó. "Fuimos a ver A man and a woman al cine en Filadelfia y lo pasamos muy bien. Cuando llegamos a casa, me dio las buenas noches, subí las escaleras, llamé a mi madre a la una de la madrugada y le dije 'mamá, he conocido a un caballero'", detalla.
En 2007, Joe Biden publicaba sus memorias y hablaba así de su esposa: "Ella me devolvió la vida (...) Me hizo empezar a pensar que mi familia podría estar completa de nuevo".
Matrimonio
Durante sus dos primeros años de noviazgo, un enamorado Joe intentó hasta cinco veces convencer a Jill de que era el momento de pasar por el altar. Pero ella, que había entablado una estrecha relación con los hijos de su pareja, no estaba preparada para dar ese paso: "Me había enamorado de los niños y sentía que ese matrimonio tenía que funcionar. Habían perdido a su madre y yo no podía permitir que perdieran a otra. Tenía que estar 100% segura", explicó a Vogue.
Finalmente, Joe dio un ultimátum a su chica y acabaron casándose el 17 de junio de 1977 en la capilla de las Naciones Unidas de Nueva York. La ceremonia se celebró en la más estricta intimidad, con apenas 40 asistentes del entorno familiar y de amigos cercanos a la pareja.
En el altar, junto a los novios, estuvieron los dos hijos de Biden, Beau y Hunter. Además, los niños también viajaron junto a ellos en la luna de miel, demostrando que aquel matrimonio había creado un inquebrantable vínculo familiar.
Joe y Jill fundaron así los cimientos de una nueva vida en la que el político pretendía dejar atrás la tragedia que marcó su anterior etapa amorosa. En 1981, el matrimonio tuvo a su primera hija en común, Ashley, la cuarta para Biden.
Dura pérdida
Después de tres décadas de felicidad, la tragedia volvió a cernirse sobre los Biden. Beau, primogénito del vicepresidente, es diagnosticado de un tumor cerebral en 2013 y, tras dos años de lucha contra la enfermedad, fallece en 2015 a los 46 años.
El propio Biden cuenta en su libro Promise me, dad ('Prométemelo, papá') cómo su hijo fue consciente de su inevitable final y trató de animar a su padre a seguir adelante cuando falleciera: "Me dijo 'papá, sé que me amas más que nadie en el mundo, pero prométeme que estarás bien'", confiesa.
Este duro golpe hizo que Joe Biden renunciase a la carrera presidencial en 2016, apartándose de la vida política para arroparse en su familia y, sobre todo, en su inseparable esposa Jill, la misma que ha estado a su lado durante esta última campaña electoral. La señora Biden ha sido el máximo apoyo del mandatario y también su mayor protectora, en el sentido más literal de la palabra. Basta con recordar el momento viral en que Jill, durante un acto el pasado 4 de marzo, no dudó en interponerse entre su marido y una manifestante que había asaltado el escenario. Un gesto que da buena cuenta del amor que se profesa la nueva pareja presidencial.
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