Demi Lovato (28 años) ha revelado este miércoles que sufrió un infarto y tres derrames cerebrales después de la sobredosis por la que estuvo hospitalizada en 2018 y tras la que casi pierde la vida.
"Los médicos dijeron que solo tenía 5 o 10 minutos más de vida", ha afirmado la cantante en el tráiler del documental Dancing with the Devil, que se estrenará el 23 de marzo en cuatro entregas a través de la plataforma YouTube.
La artista, de ascendencia latina, regresó a los escenarios en los Grammy del año pasado tras un periodo de rehabilitación después de caer en una sobredosis por consumo de fentanilo en el verano de 2018, que aún ocasiona secuelas en su salud.
"Me quedé con daño cerebral y todavía estoy lidiando con los efectos. No puedo conducir vehículos porque tengo puntos ciegos en la vista. Durante mucho tiempo no pude leer", explicó la estrella en una llamada con medios de comunicación para presentar el documental.
Lovato aseguró que esos efectos secundarios le recuerdan lo que podría haber pasado y lo que sucedería si vuelve a "esa zona oscura otra vez".
"Estoy agradecida por esos recordatorios, pero doy las gracias por ser alguien que no tuvo que hacer mucho para rehabilitarse. La rehabilitación llegó en el lado emocional", confesó. "Todo tenía que suceder para que pudiera aprender las lecciones que aprendí -añadió-. Estoy muy orgullosa de la persona que soy ahora".
El documental, que se presentará en el festival cinematográfico South by Southwest (SXSW) de Austin (Texas) en marzo explora los problemas de adicción de Lovato y los trastornos alimentarios que vivió cuando era una estrella infantil, así como el peso de la fama en sus etapa más errática.
La trágica noche
Después de varios rumores acerca de las personas que acompañaron a Lovato ese triste 24 de julio, el medio estadounidense TMZ apuntó semanas después del suceso que la artista estuvo con Brandon Johnson, el camello con el que había mantenido un activo contacto en los últimos meses. Según esta información, ambos estuvieron en el domicilio de Demi inhalando una sustancia llamada fentanilo. Fue en el momento en el que la cantante perdió el conocimiento cuando Johnson, ante el panorama, puso pies en polvorosa y abandonó la casa rápidamente sin levantar sospecha entre las personas de servicio que estaban en el hogar. La artista terminó en las peores circunstancias posibles y fue traslada al hospital de inmediato.
Dos semanas después de aquel horror, Demi rompió su silencio en las redes con un comunicado para sus seguidores: "Yo siempre he sido transparente sobre mi paso por las adicciones. Lo que he aprendido es que esta enfermedad no es algo que desaparezca o se desvanezca con el tiempo. Es algo con lo que tengo que continuar para superarlo y aún no lo he conseguido", comienzaba su carta a los fans.
"Quiero dar gracias a Dios por estar viva y bien. A mis fans, les estaré siempre agradecida por todo el amor y el apoyo que me han dado durante esta semana. Vuestros pensamientos positivos y vuestras plegarias me han ayudado a navegar por este difícil tiempo", añadió. "Ahora necesito tiempo para curarme y centrarme en estar limpia y en el camino de la recuperación. Nunca voy a olvidar el amor que me habéis dado y estoy deseando que llegue el día en el que pueda decir que he salido de esto", escribió.
Justo después de salir del hospital ingresó en un centro de desintoxicación y consiguió curarse y llevar una vida más estable y sana.
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