Laura Pausini (46 años) acaba de ganar un Globo de Oro a la mejor canción original (Io sì) en su primera incursión en el mundo del cine, pero insiste en que quiere mantener los pies en la tierra. "Si te acostumbras a los premios es señal de que se está apagando la llama", afirma en declaraciones a Efe desde su pequeño pueblo del norte italiano, su refugio en estos días felices. "No hay que acostumbrarse a los premios. Obviamente, yo lo aprendí con los años, pero creo que si lo haces, es señal de que se está apagando la llama y de que quizás no merezcas estar ahí", añade en una conversación telefónica, por momentos sin ocultar su emoción.
La artista sabe de lo que habla. En su palmarés lucen trofeos como el del Festival de Sanremo de 1993, que marcó el inicio de su carrera, pero también varios Grammy, que a fin de cuentas son fruto de sus millones de discos vendidos en todo el planeta. El último es este Globo de Oro a la mejor canción original por Io sì, tema que creó con Diane Warren (64) y Niccolò Agliardi (46) para la cinta italiana La vida por delante (La vita davanti a sé, en su título original), el retorno de Sophia Loren (86) a la gran pantalla.
Pese a ser una de las voces más aplaudidas de la música italiana, Pausini sigue viviendo intensamente estos honores. Tanto es así que decidió seguir la gala del domingo con sus padres en la casa de su infancia, en la pequeña localidad de Solarolo (Emilia-Romagna). "Me sigo emocionando con estas cosas, porque me doy cuenta también de que hay un porcentaje de suerte", apunta la estrella cuyo sueño de juventud era tocar el piano en bares, como su padre.
Tras conocerse su triunfo, esta "mitad italiana mitad española", como ella se define, sintió enseguida el cariño de sus colegas de todo el mundo en forma de un sinfín de mensajes. Entre ellos, los de los españoles Alejandro Sanz (52) y Pablo López (36), confiesa Laura.
¿Por qué aceptó este reto?
La cantante ha arropado con sus baladas a sus seguidores durante años, pero ahora se ha atrevido a poner música a una película, algo que ya hizo en Mensaje en una botella (1999), pero de forma distinta. Recuerda que, en este caso, quedó prendada de la cinta, adaptación de la novela homónima de Romain Gary sobre una exprostituta y superviviente del holocausto que acoge en casa a niños pobres. "Me emocionó su mensaje, como una taquicardia. Y escuchando el tema quise cantarlo, lo deseé físicamente, como si mis cuerdas vocales lo desearan", rememora.
En la fase de grabación se puso bajo las órdenes del director, Edoardo Ponti (48), hijo de Loren: "Me dirigía como una marioneta, pero en el sentido bueno. Sentía que movía mi voz y eso es algo que no conocía", relata, pues sostiene que ella siempre cantó libremente. Pese a que ésta haya sido una "experiencia única e inolvidable", duda de que vuelva a trabajar en el cine: "Cuando pasa algo gigante, casi nunca quiero repetirlo. Será muy difícil que acepte otra invitación de este tipo", avanza.
No obstante, muchos ven en Io sì una buena opción para los Oscar: ¿Y si lo ganara? "Yo me retiro", corta de manera apresurada e irónicamente, como sin querer pensarlo, pues estos ritmos de promoción no van con ella. Eso sí, nunca dejará de cantar, porque jura que la "música estará siempre".
Enfado con el gobierno italiano
El tema habla de los 'invisibles', de quienes viven sin la atención de los demás, una situación acrecentada con la pandemia y sentida por los que pasaron por un confinamiento, como ella misma. "Al empezar el confinamiento, no es que tuviera una depresión, que es una enfermedad muy distinta, tuve un bajón. No sabía posicionarme en mi vida ni podía escribir", relata. Pero todo cambió con la película.
Ahora está preocupada por la situación de la cultura en Italia, donde los cines, teatros y conciertos siguen silenciados. En este sentido, no disimula su cabreo con las autoridades porque cree que se "ha abandonado" a miles de familias que viven de este sector. "Ven nuestro trabajo como algo ocasional o lúdico, pero no es un hobby", sostiene, al tiempo que afirma comprender la dificultad de la situación y de su gestión. Este miércoles, 3 de marzo, regresará al lugar en el que todo comenzó: el teatro Ariston de Sanremo. Eso sí, sin concursar en el festival, solo para apoyarlo en este año inédito, sin público por el virus.
Acerca del futuro, la cantautora empezó a componer y a pensar ideas nuevas en enero, pero enseguida llegó la nominación al Globo de Oro y, con ella, la revolución, pues la promoción no ha dado tregua. "De día trabajo con Europa y de noche con América", argumenta, exhausta. Pero promete a sus seguidores que algo llegará tarde o temprano. Por el momento escuchando temas en varios estilos a la espera de ese "golpe" que la cautive pues, concluye, "un disco debe nacer de una motivación, no de un contrato".
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