Desde hace ya casi diez años, Beyoncé (39 años) y Jay-Z (51) decidieron abandonar su espectacular ático de TriBeCa, en Nueva York, para poner rumbo a una mansión en Los Ángeles, California. Allí viven en la casa más cara de la ciudad (90 millones de dólares, unos 75 millones de dólares), la más espectacular y la más protegida por la seguridad estatal y también la seguridad privada de su urbanización y la contratada por el matrimonio más poderoso de la música.
Sin embargo, de vez en cuando, a los creadores de Drunk in love les gusta cruzarse el país en su jet privado, dejando atrás la Costa Oeste para volver al que fue el escenario de su amor de juventud. En estos días, Beyoncé y Jay-Z, sin la compañía de sus tres hijos, Blue Ivy (9) y los mellizos Rumi (4) y Sir Carter (4), se encuentran en Los Hamptons, la zona de playa más cercana, pero a la vez también la más exclusiva, para los neoyorquinos.
Sólo las grandes fortunas de dentro y fuera de América tienen casa en Los Hamptons y, como no podía ser de otra manera, Beyoncé y Jay-Z se acaban de dejar ver por allí. Fue en 2019 cuando se conoció la noticia de que el matrimonio había adquirido una mansión. Esta vez, más modesta: sólo 26 millones de dólares (unos 20 millones de euros).
J + B llevan algo más de una semana allí. El pasado 4 de julio, el día más importante para los estadounidenses, el Día de la Independencia, la pareja celebraba una megafiesta con la presencia de otros músicos como el colombiano J Balvin (36), que, como fanático de Jay-Z y Beyoncé, publicó su foto junto al productor en redes sociales. Cabe recordar que en 2018, Beyoncé hizo una colaboración con J Balvin en el tema Mi gente, cuyos beneficios fueron destinados a las víctimas de los huracanes que causaron graves daños en Puerto Rico y las islas del Caribe.
Este jueves, la pareja era vista saliendo de almorzar de uno de los restaurantes italianos más selectos de East Hampton -el área más elitista de Los Hamptons- y, ante la presencia de los medios, la artista más premiada de la historia de la música decidía publicar sus propias fotos a través de sus redes sociales y su web. Para la ocasión, para esta cita íntima sólo con su marido, Beyoncé decidía lucir un atuendo del que JALEOS conoce todos los detalles.
Lo que más llama la atención del outfit de Queen B es su pantalón palazzo de estampado floral. Se trata de una pieza de la firma Christopher John Rogers y su precio supera los 1.900 dólares (unos 1.600 euros).
De su brazo cuelga un bolso de la histórica firma neoyorquina Telfar. Un complemento unisex que tiene un precio de 250 dólares (210 euros) y que los creadores de la marca han comentado que "fue, es y seguirá" teniendo el mismo precio, a pesar del impacto global que supone que una estrella del calibre de Beyoncé lleve su prenda. "No vamos a cambiar el precio. No por ti, sino por todos", han desvelado desde la marca.
Otro de los complementos más llamativos son las gafas de Gucci con maxicristales amarillos que B ha seleccionado para acompañar a su look. Su precio, 415 dólares (350 euros). Como joya de la corona, y nunca mejor dicho, Beyoncé ha lucido unos pendientes pintados a mano y firmados por Y/Project, cuyo precio es 617 dólares (unos 520 euros).
Más allá de su estilismo, han llamado la atención algunos de los detalles del romántico almuerzo que la pareja ha posteado en su Instagram. Jay-Z luce un reloj de lujo, de la firma suiza Patek Philippe, valorado en 51.000 euros, según la web oficial de la casa -aunque su valor podría superar los 100.000 en otros puntos de vista por su exclusividad y la escasez de modelos-.
"Este reloj, dotado de un movimiento automático, es un perfecto compañero de viaje y presenta un hermoso y cálido destello. Los dos pulsadores sobre el flanco izquierdo de la caja permiten adelantar o retrasar la aguja de las horas locales por saltos de una hora, con indicación de la fecha sincronizada a la hora local", expresan desde Patek Philippe sobre el modelo Aquanaut.
Para concluir esta bucólica velada, Beyoncé y Jay-Z bebieron varias botellas de Sassicais 2015. Sassicais es el primer vino italiano en posicionarse con éxito en el mercado internacional. Es universalmente conocido como el padre de una nueva familia de vinos italianos: I supertoscani (los supertoscanos). La primera viña de Mario Incisa está considerada la cuna del Cabernet italiano. Su precio, 450 euros por botella. Un placer para los sentidos, incluso para los dioses ellos.
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