Gina Lollobrigida, la última diva enfrentada a su familia por su tutela financiera
La artista italiana ha hablado recientemente en un canal de televisión sobre la situación judicial que la enfrenta a su hijo y a su nieto.
27 noviembre, 2021 03:12Noticias relacionadas
Tras los muros de su villa en la Via Appia Antica poca gente es consciente del sufrimiento que lleva arrastrando desde hace varios años Gina Lollobrigida (94 años) que recientemente imploraba entre lágrimas en el programa Domenica In de su amiga Mara Venier (71) que "más que cansada me siento humillada porque verdaderamente deberían dejarme morir en paz. No merezco esto. No he hecho nada malo, sin embargo, son feroces contra mí y no me dejan en paz".
La protagonista de Salomón y la reina de Saba (1959) tiene un grave contencioso contra su único hijo, Milko Skofic Jr. (67) y su nieto Dimitri (27) porque hace siete años pidieron a la justicia italiana que la tutelaran porque consideraban que no estaba en sus cabales para gestionar una vasta fortuna que algunos calculan en 36 millones de euros. Su familia, a la que no desea ver ni en pintura, tiene miedo de que la última gran diva del cine italiano dilapide su fortuna haciendo regalos a su amigo Andrea Piazzoli (34) de quien se dice que ya le ha sonsacado más de tres millones. Pero Gina lleva trabajando desde hace ocho décadas, está plenamente lúcida y es libre de gastar lo que tiene como quiere y con quien desea.
Este caso recuerda a la tutela de trece años que el padre de Britney Spears (39) ejerció sobre la cantante hasta hace varios meses ya que sus problemas mentales podían influenciar en la merma de su fortuna de 53.5 millones de euros. Pero tampoco hay que viajar muy lejos para encontrarse con situaciones dantescas que han enfrentado a padres e hijos en nuestro país.
En Hollywood ha habido otras historias sangrientas como las de Joan Crawford, que desheredó a su hija adoptiva Christina cuando esta publicó la biografía Queridísima mamá que ofrecía un relato desgarrador de la mítica protagonista de Johnny Guitar (1954) y por la que ganó bastantes millones de dólares. Este fue uno de los motivos principales por Barbara, la única hija biológica de Bette Davis y otra archienemiga de la Crawford, escribiera también la biografía El guardián de mi madre (1985) donde a la protagonista de Eva al desnudo (1950) la calificaba como neurótica y alcohólica. Cuando murió unos días después de recibir el premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastián, se supo que la herencia quedó repartida entre su hijo adoptivo Michael y su asistente personal, Kathryn Sermak.
Sin ir más lejos, tras la muerte de Rocío Dúrcal en 2006, tres años más tarde sus hijos Carmen (50) y Antonio Morales (47) -Shaila (42) se mantuvo alejada de los juzgados- llevaron a los tribunales a su padre, Junior, porque habían descubierto ciertas propiedades de las que no fueron informados y que no estaban incluidas ni en la escritura de repartición hereditaria inicial ni en el testamento. Un golpe extremadamente duro para un hombre débil, deprimido y desvalido que había perdido al amor de su vida desde que se casaran en 1970. Tras dos años de peleas entre los abogados llegaron a un acuerdo extrajudicial.
La pasada primavera, Fernando Fernández Tapias (82) acabó en los juzgados porque sus cinco vástagos mayores (Fernando, Borja, Sandra, Íñigo y Juan Carlos) fruto de sus dos primeras mujeres (Victoria Riva y Juana García Courel) alegaron que su progenitor no estaba en plenas facultades al reorganizar su imperio que les dejó fuera de los puestos directivos más relevantes. Finalmente, el juez dio la razón a Fefé porque acreditó que su salud estaba perfectamente y muy bien cuidado por su última esposa, Nuria González (51), con quien tiene dos hijos menores de edad, Iván y Alma.
Denominada como 'la herencia envenenada', a la muerte en 2008 de Luis Isabel Álvarez de Toledo, tres veces grande de España duquesa de Medina Sidonia y marquesa de los Villafranca del Bierzo y de los Vélez, se supo que había desheredado a sus tres hijos, Leoncio, Pilar y Gabriel y que su mujer, Liliane Dahlmann -actual presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia- con quien se había casado en rigor mortis, le había dejado su incalculable patrimonio. Tras varios años de litigio, la Audiencia Provincial de Cádiz dio la razón a los hijos de la duquesa, por lo que obtuvieron una participación indivisa sobre los bienes donados por la duquesa a la fundación, así como otras propiedades situadas en Andalucía. La Fundación posee la colección de archivos privados más importante de Europa.
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