Vladimir Putin (69 años) está en boca de todo el planeta. El presidente ruso tomó la decisión de enviar tropas a territorios ucranianos cuando parecía que la situación entre ambos países no iba a llegar a recrudecerse. El mandatario aprovechó la madrugada del pasado jueves 24 de febrero para hacer estallar una guerra que mantiene en vilo al continente europeo y al resto del mundo.
Desde que Putin comenzara la ofensiva contra Ucrania su rostro no deja de aparecer en los medios de comunicación, lo que ha centrado la atención en sus cambios estéticos. Pese a que su característico semblante serio es el de siempre, sí se aprecian rotundas modificaciones en aspecto facial.
Para conocer qué hay detrás de su gran cambio físico y cuanto le podría a ver costado, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el doctor Miguel de la Peña, director de Clínicas Diego de León.
En un primer vistazo, el experto advierte un notable cambio: "Se podría haber realizado un lifting facial para combatir la flacidez propia del paso de los años. Esto podría explicar que no presente líneas de expresión ni arrugas finas en el tercio medio y tercio inferior del rostro, ni siquiera en el área peribucal. Le habría costado unos 6.000 euros".
De la Peña percibe también más volumen en la zona de sus mejillas: "Habría optado por una marcación de pómulos a través de microinfiltraciones de ácido hialurónico para reposicionar el volumen perdido a partir de los 50 años. Este tratamiento también podría explicar la proyección XL tanto de la estructura ósea de la cara como del volumen en la zona alta de las mejillas. Le habría costado unos 600 euros".
El médico analiza las fotografías y deduce que el presidente ruso no aceptaría el paso del tiempo: "Podría preocuparle llegar a aparentar una edad avanzada, de ahí que desde hace más de una década apueste por un aspecto que roza la artificialidad. La tensión de la piel del rostro también podría denotar que se esfuerza por mantenerla tersa especialmente antes de sus apariciones públicas. De ahí que pudiese recurrir a estimuladores de colágeno e hilos tensores que refuercen aún más el efecto lifting. La combinación de estos tratamientos redensifica la piel. Y cuando hay exceso de producto y de tratamientos, se desemboca en el 'efecto pillow', es decir, sensación de inflamación en exceso después de un tratamiento poco proporcional a las facciones. Le habría costado unos 1.200 euros y lo repetiría varias veces al año".
Tampoco su mirada pasa inadvertida: "Otra consecuencia de intentar disimular el paso del tiempo y del efecto pillow se evidenciaría en la mirada. Cuando hay exceso de volumen, los ojos se empequeñecen porque el tamaño de los pómulos ejerce presión y los deja cada vez más cerrados. Por esta razón habría intentado corregirlo con una blefaroplastia completa, la cirugía menor para eliminar la piel sobrante de los párpados y las bolsas con el fin de abrir la mirada y despejarla. Le habría costado unos 4.000 euros".
Además, el doctor explica la razón por la que a Putin le gusta tanto mostrarse con un rostro tan artificial: "Alrededor de la mirada, podría haber optado por botox para evitar transmitir emociones ante determinas situaciones. Apuesta por un semblante frío casi inexpresivo que podría conseguir con infiltraciones de toxina botulínica cada seis meses aproximadamente. Le habría costado unos 500 euros".
Los cambios estéticos de Vladimir Putin, según lo apuntado por el director de Clínicas Diego de León, ascenderían a un total de 12.300 euros. Con estas modificaciones en su cara, el mandatario no solo buscaría frenar el paso del tiempo, sino también que su semblante se muestre hierático ante cualquier circunstancia.
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