La muerte de Aaron Carter, el pasado 5 de noviembre a los 34 años de edad, dejó en estado de shock a todos aquellos que le conocieron. El hermano de Nick Carter (41 años), componente de los Backstreet Boys, fue hallado en la bañera de su vivienda por los servicios de emergencias, que no pudieron hacer nada por él.
Desde entonces, han sido muchas las preguntas que han surgido en torno a su fallecimiento, pues si bien eran de sobra conocidos sus problemas con las drogas y su lucha con las enfermedades mentales, en los últimos tiempos el cantante se encontraba en un programa de rehabilitación para recuperar la custodia de su único hijo, Prince, de once meses.
Mientras que se resuelven las grandes incógnitas sobre su fallecimiento, especialmente la causa de su muerte, se ha desvelado que Aaron Carter nunca realizó testamento. Pese a la insistencia de sus abogados, especialmente tras convertirse en padre, el rapero no quiso dejar por escrito a quién quería legar sus bienes.
Por ello, la resolución se encuentra en manos del estado de California, donde residía, que será el encargado de traspasar los bienes a su hijo. Las leyes del estado, dictan que cuando una persona soltera y con hijos fallece, sus propiedades, dinero y deudas van a parar a sus descendientes. Es cierto que Aaron Carter no contaba con un gran patrimonio, pues se declaró en bancarrota en el año 2013 tras acumular una deuda de más de 3,5 millones de dólares cuando todavía era menor de edad, pero en los últimos años había logrado aumentar sus bienes.
Lo más destacable de su herencia es, de hecho, la casa en la que perdió la vida. La vivienda, ubicada en Lancaster (California), fue adquirida por el artista en el año 2018 por 430.000 dólares. Cuenta con una superficie de 250 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, tres dormitorios y tres cuartos de baño. En la parte trasera destaca un amplio jardín compuesto por una piscina de buen tamaño y varias zonas de césped, perfectas para descansar al aire libre.
Pese a estar muy orgulloso con la compra, apenas dos años después intentó venderla por 599.000 dólares, aunque al final se quedó con ella. Lo mismo sucedió apenas unas semanas antes de su muerte, cuando volvió a colgar el cartel de 'se vende', en esta última ocasión junto a un precio de 800.000 dólares.
La vivienda es la gran joya de la herencia de Aaron Carter, quien además contaba con un patrimonio valorado en 400.000 dólares, según estima Celebrity Net Worth, portal especializado en la fortuna de reputados personajes del panorama internacional.
Una cantidad pequeña si se tiene en cuenta su amplia carrera, pero que tiene su explicación. En el año 2013, Aaron Carter se vio obligado a declararse en bancarrota tras acumular deudas por valor de 3 millones de dólares. La mayor parte de esa cantidad, 1,3 millones, según desvelaba CNN en aquel momento, correspondía al impuesto sobre la renta.
"La gran mayoría de la deuda que está declarando es desde hace más de 10 años, cuando era menor de edad y no estaba al control de sus finanzas", justificaba su representante, Steve Honig, que desvelaba que sus padres, quienes se ocupaban de su economía, nunca pagaron los impuestos correspondientes.
"Mis padres deberían haber ingresado el 15% de lo que ganaba en mi cuenta bancaria, para cuando cumpliera 18 años. Cuando accedí al dinero, tenía como 2 millones de dólares, pero debería haber tenido al menos 20", aseguró el propio Aaron Carter, denunciando el negligente manejo que sus progenitores hicieron de sus ingresos. Pese a todo, en vez de demandarles, decidió declararse en bancarrota y empezar de cero.