Todo lo que tiene que ver con Corinna Larsen (58 años) es noticia. Según se van publicando episodios de su pódcast, se dan más datos de su relación de amor-odio con Juan Carlos I (84) y hace que cobren relevancia diferentes aspectos de su vida. Uno de ellos es su patrimonio inmobiliario y dentro de esto su palacete de Inglaterra, donde denuncia haber sufrido "intrusiones" presuntamente ordenadas por el Emérito después de dar por finalizada su relación amorosa.
Este hecho es importante teniendo en cuenta que está dentro de la demanda por acoso que la empresaria alemana interpuso contra el Rey en 2020 y que éste recurrió a través de su equipo legal. Actualmente el caso está en proceso de revisión en la Corte de Apelaciones de Londres y se espera que el juicio se celebre en 2023.
Las intrusiones que denunció Corinna en el caso se produjeron en la finca Chyknell Hall, una majestuosa propiedad de 80 hectáreas, ubicada en el condado de Shropshire, cerca de Birmingham, que compró en el año 2015 por 6,65 millones de euros.
La mansión, que fue construida en 1814 y ampliada 1858, tiene dos plantas e impresionantes jardines con una gran piscina. En el interior de la vivienda, once habitaciones, tres salones con columnas y chimenea, biblioteca, bodega y sala de billar, todo ello con una decoración de estilo victoriano y muebles clásicos. En el exterior, establos y un campo de críquet además de una gran extensión de tierras agrícolas, cuya explotación está cedida, una zona de bosque de 23 hectáreas y un coto de caza, que también es explotado por personas ajenas a la propiedad; todo ello con el consiguiente beneficio económico para Larsen.
Corinna asegura que se gastó una importante cantidad de dinero en reformarla, casi tanto como el precio por el que la adquirió, por lo que ha duplicado su valor de mercado. En su día también reveló que se trató de una inversión para su hijo Alexander (20), que figura como único beneficiario de la sociedad a través de la cual se realizó la compra. Nada para su otra hija, Anastasia Adkins (30), fruto de su primer matrimonio, con la que está enemistada.
La compra de Chyknell Hall está muy relacionada con su historia de amor con el Emérito, pues se produjo tres años después de la donación de 65 millones de euros que recibió del rey Juan Carlos supuestamente como una especie de compensación por todo lo que había sufrido. Corinna lo ha justificado de esta manera en su pódcast: "No fue un soborno para que guardara silencio". La fiscalía suiza investigó precisamente esta adquisición en su proceso legal contra el padre de Felipe VI (54) para aclarar la procedencia de comisiones y donaciones, caso que finalmente fue archivado.
Ésta no es la única mansión que Larsen tiene en Inglaterra, pues conserva un apartamento en el barrio londinense de Belgravia, uno de los más exclusivos de la ciudad, donde el metro cuadrado ronda los 50.000 euros. Lo compró en 2009 por 11 millones de euros y tiene una extensión de 250 metros cuadrados. Ella misma enseñó sus estancias en un reportaje para la revista francesa Point de Vue hace unos años.
En él se podía ver la decoración, con muchas obras de arte y objetos decorativos relacionados con la caza, la gran pasión que unió su camino al de Juan Carlos I. En cuanto a los muebles, una mezcla perfecta entre antigüedades y modernos y carísimos diseños como una consola de bronce bañada en plata de Eric Schmitt de 15.000 euros. El proyecto de reforma que llevó a cabo se lo encargó nada menos que al prestigioso diseñador de interiores Jonathan Reed, que tiene al rey Abdalá (60) y a Rania (52) en su cartera de clientes.
Aún hay otra casa significativa, aunque no es en propiedad: la de Mónaco a la que Larsen se mudó en 2014 por trabajo y que abandonó en 2021 para trasladar su residencia definitivamente a Londres. Tenía negocios en el Principado e incluso era asesora del príncipe Alberto (64), y vivía en un dúplex de lujo con vistas a la bahía de Monte Carlo, con tres dormitorios, tres cuartos de baño, un vestidor y terraza.
Según publica Vanitatis, en esta casa el emérito estaba muy presente, pues entre las muchas fotos que adornaban muebles y estanterías había una de Juan Carlos I con Alexander, el hijo pequeño de Corinna.
No sólo eso, una persona que estuvo allí contaba lo siguiente al citado medio: "En la entrada de su casa había un caja de plata con una firma, un elemento decorativo muy parecido a los que hay en el área de recepción del palacio de La Zarzuela". Todo aquello fue retirado cuando el romance saltó a la luz pública.
Con dos zonas diferenciadas como vivienda y oficina, Corinna contaba con numeroso personal de servicio, cocinero incluido, y recibía a personas muy importantes del mundo de los negocios y de alta sociedad. Este apartamento por el que parece que pagaba unos 30.000 euros mensuales es el que, según su propio testimonio, fue ocupado por el personal del CNI siguiendo órdenes de Juan Carlos de Borbón.
"El general Roldán organizó una operación encubierta en la que mi hogar y oficina en Mónaco fueron ocupados por guardias armados de la empresa de seguridad Algiz de Mónaco. También se envió a un equipo del CNI español en repetidas ocasiones", denunció en sede judicial refiriéndose a unos hechos acaecidos en 2012.