Referirse a los Kennedy es como si en Europa se hablara de los Windsor o los Borbón. Sin tener sangre azul, la familia de Boston de la que descendía el 35º presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, sigue siendo en el imaginario colectivo la realeza del país. A eso se le añade que la primera dama, Jacqueline Lee Bouvier, aportó la dosis de charme para concebir aquel período histórico denominado Camelot que ejemplificó el poder, el glamour y el estilo.
Este pasado viernes, 25 de noviembre, se conmemoró el quincuagésimo noveno aniversario del funeral de estado de JFK, enterrado en el cementerio de los héroes de Arlington (Washington), cuyo magnicidio ocurrió el 22 de noviembre de 1963 en Dallas.
Su presidencia no estuvo exenta de rumores sexuales. Se le adjudicaron líos amorosos con Anita Ekberg, Angie Dickinson (91), Gene Tierney y Marilyn Monroe, de quien se dijo que sabía tanto de los entresijos de la mafia y la Casa Blanca que tuvieron que asesinarla.
[La maldición de los Kennedy: las otras once trágicas muertes de la familia 'real' de EEUU]
Esa misma suerte corrió en 1969 Bobby Kennedy, hermano de JFK quien, siendo senador demócrata y aspirante a la presidencia, cayó abatido a tiros a manos de un palestino de origen jordano llamado Shirhan Bishara Shirham. Actualmente hay varias incógnitas entorno a este magnicidio que aún no han sido desveladas, por lo que cómo se gestó aquella tragedia es un misterio.
Su viuda, Ethel (94), es la única superviviente de aquella época. En 1997 le tocó vivir otra desgracia cuando su hijo Michael falleció con 39 años mientras esquiaba en Aspen, la estación vip más popular del país. Unos meses antes había sido acusado de pederastia tras mantener relaciones con la niñera de sus hijos de 14 años. Posteriormente, aquello se transformó en delito de estupro, pero la causa se archivó porque la joven se desdijo. Con el nuevo siglo, la matriarca de la familia volvió a sufrir. En 2020 su nieta Maeve, de 40 años, y su hijo Gideon, de ocho, murieron ahogados mientras navegaban en una canoa en la bahía de Chesapeake, cerca de Washington.
Ted Kennedy, el hermano pequeño de John y Bob, se vio envuelto en la muerte de Mary Jo Kopechne cuando el coche que conducía el senador cayó al agua en la isla de Chappaquiddick. La joven se ahogó. Al parecer, Ted no la socorrió y acudió a su familia para que le dieran las directrices pertinentes para obrar en consecuencia.
En cuestiones de cama hubo de todo. En 1991, William K. Smith (62), hijo de Jean Kennedy, se enfrentaba a 15 años de prisión por supuestamente haber violado a una chica que había conocido en un bar. Un jurado le declaró inocente porque la joven se había inventado toda la historia. Mary Kerry (63), otra de las hijas medianas de Ethel y Bobby, fue infiel con un hombre casado a su marido Andrés Cuomo (64), que en aquellos momentos aspiraba al cargo de gobernador de Nueva York que. Una vez conseguido, tuvo que dimitir el año pasado acusado de acoso sexual. Una infidelidad fue la causa del divorcio entre Arnold Schwarzenegger (75) y Maria Shriver (67) -hija de Eunice Kennedy- ya que el actor confesó en 2011 que se había liado con una de las chicas del servicio, Mildred Patricia Baena, con quien tuvo un hijo, Joseph Baena (25).
Las drogas también son un denominador común en la familia. La última víctima ha sido Saoirse, nieta de Bob y Ethel, que murió a los 22 años en 2019 a causa de una sobredosis en la que mezcló alcohol, ansiolíticos, antidepresivos y metadona. En 1984, David, otro de los hijos de Ethel, falleció a los 28 años tras la ingesta de cocaína y demerol mientras se encontraba de vacaciones en Palm Beach (Florida).
Otros miembros lo pudieron contar, como Christopher Kennedy Lawford (63) -hijo de Joan Kennedy y Peter Lawford- que empezó a drogarse con 12 años, y su primo Patrick (55), hijo del senador Ted Kennedy, que se pasó gran parte de su vida ebrio. Algunos especialistas aseguraron que este problema era hereditario ya que su madre, Joan (86), fue adicta a la bebida. Robert Kennedy Jr. (68) fue detenido hace varias décadas por posesión de marihuana. Dos años después de su divorcio de Mary Kathleen Richardson en 2010, esta se suicidó por ahorcamiento.
Aunque parezca mentira hay algunos miembros de la familia que han salido indemnes en lo que muchos consideran la maldición de los Kennedy. Entre ellos, la más conocida es Caroline, hija de JFK y Jackie, que sigue felizmente casada con el artista y autor Edwin Arthur Schlossberg (77), con quien tiene tres hijos, Rose (34), Tatiana (32) y John (29). Todos viven en un apartamento palaciego en Park Avenue.
La abogada y diplomática estadounidense no solo sufrió la muerte de su padre siendo una niña, sino que su madre falleció en 1994 a los 64 años a causa del cáncer en su casa del 1040 de la Quinta Avenida que compró un año después del fallecimiento de su primer esposo. Tres años más tarde, en 1997, lloró desconsoladamente después de que su hermano John John, de 38 años, perdiera la vida en el océano Atlántico mientras pilotaba su avioneta en compañía de su mujer, Carolyn Bessett, de 33 años y la hermana de esta, Lauren, de 34.