Han pasado seis meses desde que Miguel Bosé (67 años) fuera asaltado en su casa de México junto a sus dos hijos, Diego y Tadeo (11), por ocho hombres armados y encapuchados, uno de los momentos más trágicos de su vida. Han pasado sólo dos desde que se enfrentara a un delicado bache de salud y tuviera que pasar por quirófano para someterse a una cirugía de espalda en un centro de Barcelona.
Desde entonces, el cantante ha usado las redes sociales, plataforma a la que sigue intentando adaptarse, para transmitir a sus seguidores cuáles son sus planes, sus aficiones, y algún que otro proyecto profesional. Sin embargo, no ha sido hasta este pasado 30 de enero cuando el artista se ha abierto en canal sobre los detalles más privados de su vida: la paternidad, sus hijos y la homosexualidad.
El intérprete de Amante bandido ha concedido su entrevista más sincera por el 30 aniversario de la revista Shangay, por ser un referente del colectivo LGTBIQ+, en la que se ha abierto en canal.
"Fuiste abanderado de ese cambio, quizá sin querer serlo", le lanza el entrevistador a Bosé sobre la lucha contra la homofobia. "Hay que hacer las cosas con mucha naturalidad, que es de lo que yo siempre presumo. Todos los cambios y todas las actitudes, las luchas, los apoyos que hice… Jamás forcé absolutamente nada, y creo que eso fue muy bien recibido", le responde.
Pese a que fue algo natural, el periodista asegura que también fue algo "arriesgado" y que no debió "ser fácil romper muchos tabúes". "En aquella época, cualquier cosa que fuese diferente a lo establecido era rompedora, porque era todo tan encorsetado, tan de color negro gris o marrón, que cuando te salías un poco de esa gama ya eras diferente, destacabas", subraya el de Panamá.
Sobre el avance y los cambios notorios en cuanto a los derechos del colectivo, Miguel destaca que mucha gente "especulaba, pensaba, o quería que hablase, que me expresase, que me declarase… Y, primero, yo no estaba a gusto, digamos, en un primer momento. Y luego tampoco pensé que fuese necesario, simplemente con una actitud… La gente sabía lo que yo era sin tener necesidad de contarlo", explica.
Una actitud que, según el redactor, fue criticada por no declarar abiertamente su identidad sexual. "Cada uno que se masque su chicle, porque yo bastante tenía con el mío. Uno se siente cómodo o no se siente cómodo, y tiene el derecho de decirlo o no. Creo que mucha gente que hubiese estado predispuesta a declararse antes de lo que lo hizo, no lo hizo precisamente porque había una presión de la comunidad, del colectivo, muy mal llevadera. Uno se sentía a veces ahogado", desliza Bosé.
La paternidad
El cantante también ha hablado sobre sus dos hijos, Diego y Tadeo. Cabe recordar que fue a la misma revista a la que confesó, en 2013, que realmente tenía cuatro hijos, cuando aún mantenía su relación con Nacho Palau (51) -los otros dos, Ivo y Telmo, biológicos del escultor y que, tras una guerra judicial entre la expareja, el Tribunal Supremo terminó dándole la razón a Bosé y asegurando que los cuatro no eran hermanos entre sí-.
"¿Te arrepientes de lo que dijiste?", le pregunta el periodista. "De nada. Lo hice, además, porque lo quería hacer. Como corrían muchos rumores de que yo iba a dar una exclusiva millonaria por la información, pues la di a una revista que es amiga, con la que me apetecía anular todo rumor de que había dinero por detrás".
En cuanto a su vida en México junto a Tadeo y Telmo, Miguel asegura que ambos ya están totalmente adaptados a la vida allí y que, por el momento, no se plantea regresar a España. "Por el momento estoy muy bien donde estoy, mis hijos se han adaptado a México y son los que mandan en mi vida, mi prioridad. Es un país maravilloso, ahí están estudiando, tienen sus amigos, su vida. Cuando lleguen al final de sus estudios, ya veremos".
VIH y los géneros
Otro de los temas de los que ha hablado Bosé sin reparo ha sido sobre su compromiso y lucha contra el estigma del VIH. "Lo hice porque vi la postura que tenía la sociedad ante la enfermedad, que en aquella época era mucho peor, porque no era un síntoma, no era un diagnóstico: se convirtió en una acusación. Se señalaba a la gente que tenía sida, porque, de paso, se le podía llamar libertino, maricón, drogadicto… En fin", sostiene.
El cantante también se mantiene firme en su decisión, y cree que había que tomar esa posición y "dar la cara, primero, para ser un foco de atención, para que la gente supiera lo que era la enfermedad, investigase, preguntase, la conociese… y se le quitase el miedo".
Finalmente, considera que la lucha por romper los géneros en la actualidad es algo "bastante peligroso" ya que "falta mucha información, mucha educación y existe mucha manipulación. Entonces, biología en las escuelas, sí; ideología, no", sentencia.