Como la reina Isabel II de Inglaterra o la mismísima duquesa de Alba, Alain Delon dejó todo atado y bien atado antes de morir. "Quiero irme en paz. Ya he tomado mis decisiones. Ya he preparado mi funeral", declaró en 2018 precisamente en el último adiós a su gran amigo Jean Paul Belmondo.
El pasado mes de enero, el afamado actor, fallecido este domingo, 18 de agosto, fue puesto bajo protección judicial en medio de la guerra de sus tres hijos, Anthony (59), Anouchka (33 años) y Alain-Fabien (30), por su patrimonio y herencia. Un esfuerzo en vano, pues grandes determinaciones ya estaban tomadas.
245 millones de euros, según The Times, que sus tres hijos se repartirán entre propiedades, obras de arte y el dinero adquirido, no sólo de sus películas y su imagen, sino de la empresa de distribución de productos de lujo que creó en 1971 y en la que vendía, con su marca personal, tabaco, alcohol y perfumes en Asia.
Tal y como estaba previsto por expreso deseo del intérprete galo, Anouchka, su hija mediana, es la mejor parada: recibirá el 50 por ciento de la herencia. Sus hermanos, Anthony y Alain-Fabien, el mayor y el pequeño respectivamente, obtendrán un 25 por ciento cada uno. El verano pasado, consciente de sus graves achaques, el protagonista de El Gatopardo organizó una subasta de su colección de arte, 60 años de pasión, para ir obteniendo liquidez. Aquella compilación de cuadros estaba encabezada por artistas de la talla de Degas o Delacroix.
Dada la discreción del actor en los últimos años, existe poca información sobre sus propiedades. La gran joya de la corona inmobiliaria era el château que adquirió en la década de los 70, con más de 120 hectáreas de terreno, y donde vivió hasta el final de sus días con sus más de 30 perros. Domaine de la Brûlerie es una propiedad histórica que Delon adquirió en Douchy-Montcorbon, una comuna nueva francesa situada en Loiret, en la región de Centro-Valle de Loira.
Un posible homenaje
Mientras continúan los tributos por la muerte de Alain Delon y se resuelven los asuntos relativos a su herencia, hay incógnitas sobre la dimensión y naturaleza de la despedida al actor en Francia. Esto es debido a que él mismo rechazó de forma tajante en vida un homenaje nacional, en especial con presencia de políticos.
El intérprete de títulos como El Samurái había expresado su deseo, según detalló este lunes la cadena de televisión BFMTV, de ser enterrado en la más estricta intimidad en la citada propiedad de Douchy, a unos 130 kilómetros al sur de París.
Quería ser inhumado, en concreto, en el lugar donde también están enterrados sus numerosos perros, y que su funeral se celebrara en una pequeña capilla que él mismo hizo construir en los extensos terrenos de su mansión de Douchy.
Al margen de esas ceremonias íntimas, los hijos de Delon, por el momento, no se han pronunciado públicamente sobre la posibilidad de admitir algún otro tipo de homenaje. En particular, organizado por el Estado francés como es costumbre hacer con grandes personalidades. Así ocurrió, por ejemplo, con el citado Jean-Paul Belmondo.
Alain Delon había rechazado públicamente esa clase de tributos solemnes, sobre todo si incluían la presencia de figuras políticas. "No, no, especialmente no", había contestado en 2018 a la periodista Catherine Ceylac, en una entrevista en el programa Thé ou Café, al ser preguntado si quería un gran homenaje póstumo como los celebrados por los cantantes Johnny Hallyday o Charles Aznavour. "Se me entierra como a todo el mundo -prosiguió-, pero sobre todo no como a esas personas".
El Elíseo, por su parte, indicó a la prensa que no hará nada de ese tipo sin el acuerdo de la familia. Para respetar la voluntad del actor, se especula con una opción de una ceremonia intermedia, menos solemne que un homenaje nacional, en la que el mundo del cine y sus admiradores puedan darle un último adiós.
Al margen de este debate, este lunes reaccionó públicamente a la muerte de Alain Delon la que ejerció de "dama de compañía" y cuidadora varios de los últimos años de su vida, Hiromi Rollin. Figura repudiada por la familia del actor, Rollin denunció en una entrevista al diario Le Figaro que los hijos no le permitieron decirle adiós antes de fallecer. Unos reproches que se vienen a añadir a la colección de disputas que el clan Delon protagonizó en la recta final de la vida del patriarca, cuya salud había sufrido un severo revés tras un accidente cerebrovascular en 2019.
En paralelo al enfrentamiento con Rollin, a la que acusaban de aprovecharse de su padre, los tres hijos de Delon se habían criticado y contradicho públicamente sobre el verdadero estado de salud y la asistencia que necesitaba su padre.
Pese a ello, los tres mostraron unidad el domingo al anunciar la muerte del carismático intérprete de ojos azules en un comunicado conjunto, en el que subrayaron que Delon había muerto "serenamente" y "rodeado de sus tres hijos y de los suyos".