Una vez que Joan Collins (91 años) firmara el contrato con la 20th Century Fox en Hollywood coincidió en un evento social con Marilyn Monroe, quien la alertó del acoso y de los lobos que merodeaban en la meca del cine. La británica rememoró en su biografía Behind the Shoulder Pads: Tales I Tell my Friends lo que le dijo a la protagonista de Niágara (1953): "Estoy muy acostumbrada a ellos después de varios años en la industria cinematográfica británica".

Durante la edad dorada del cine, el casting coach era habitual. Lamentablemente, de esta y otras prácticas se apoderaron en décadas posteriores algunos de los hombres más importantes del entretenimiento y los negocios como Harvey Weinstein (72), Jeffrey Epstein, Puff Daddy (54) y Mohamed Al-Fayed. Estos dos últimos están poniendo los pelos como escarpias a gran parte de la sociedad tras descubrirse sus sus maquiavélicas estrategias para cometer violaciones, agresiones sexuales, propuestas repugnantes, chantajes y malos tratos, entre otras terroríficas acciones.

Nadie se hubiera imaginado que tras la elegante fachada del futurible suegro de lady Di se escondiera una persona que sembraba el pánico entre muchas de las mujeres que trabajaban en Harrods, los almacenes londinenses de lujo que Al-Fayed vendió en 2010 al fondo Qatar Investment Authority por 2.200 millones de dólares. Según una investigación llevaba a cabo por la BBC que ha estrenado el documental Al-Fayed: un depredador en Harrods, el milmillonario empresario seducía a las féminas para que acudiera a sus mansiones de Londres y París, donde cometía actos tan perversos como agresiones sexuales y violaciones.

Diana de Gales junto a Mohamed Al Fayed. Getty Images

Otro de los escenarios fue el hotel Ritz de París, que poseía Al-Fayed y donde pasaron la última noche su hijo Dodi y la princesa Diana antes de fallecer en accidente de coche el 31 de agosto de 1997 en la ciudad de la luz. "Ha habido un cuarto de siglo de violencia sexual en Harrods", ha alegado Gloria Allred, una de las abogadas que defiende a varias víctimas. Se ha sabido que en los grandes almacenes procuraba reclutar a las mujeres más atractivas para trabajar en diferentes departamentos. Quería tenerlas cerca y, las elegidas, viajaban con él a París, Saint Tropez o Abu Dabi.

A unas les tocaba y acariciaba, a otras les forzaba a besarle en la boca y las peor paradas sufrían tocamientos sexuales, agresiones e incluso violaciones. A medida que van transcurriendo las investigaciones se van desvelando las diferentes situaciones que vivieron las víctimas. Por ejemplo, "recuerdo sentir su cuerpo sobre mí, su peso. Solo escucharle hacer esos ruidos (…) Él me violó", "era un monstruo, un depredador sexual sin ningún tipo de brújula moral (...) Todos estábamos muy asustados. Él fomentaba activamente el miedo. Si decía 'salta', los empleados preguntaban '¿a qué altura?'", ha descrito una de las víctimas. Calificado como monstruo, el abogado Dean Armstrong representa a 37 extrabajadoras de Harrods que buscan que se haga justicia.

El episodio que más ha sorprendido es el que ha contado Paul Burrell, el mayordomo de confianza de la princesa de Gales. Tal y como ha declarado a The Mirror, el empresario también acosó a lady Di en diversas ocasiones. Le enviaba furgonetas llenas de valiosos regalos de sus grandes almacenes y hacía lo imposible por asistir a los mismos actos sociales que ella donde se propasaba con adjetivos descalificativos y salidas de tono.

En cierta ocasión, según el mayordomo, Mohamed Al-Fayed le comentó que "quiero que te cases con mi hijo porque en la tradición egipcia el padre va primero" y parece ser que incluso le llegó a proponer que se acostaran. "¿Te imaginas haciendo el amor con Yoda?", le comentó la princesa a su asistente refiriéndose al magnate por el nombre del personaje de la Guerra de las Galaxias debido a su parecido físico.

Lamentablemente, la monarquía británica estuvo relacionada con otro depredador sexual, Jeffrey Epstein, que se ahorcó en 2019 en la celda del Metropolitan Correccional Center (MCC) de Nueva York. El magnate norteamericano era uno de los íntimos amigos del príncipe Andrés de Inglaterra (64), que solía visitar a Epstein en su mansión frente a Central Park, donde incluso llegó a pasar cuatro noches. Además, el hijo de Isabel II llegó a viajar en el avión privado del magnate, bautizado como Lolita Express -ya tiene delito la cosa- para viajar hasta su isla privada Little St. James (islas Vírgenes) y que popularmente es conocida como ’la isla de la pedofilia y las orgías'.

Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell. Getty Images

Allí se tomó la famosa fotografía de Andrés junto a Virginia Giuffre, a quien Epstein pagó para que mantuviera relaciones sexuales con el hermano del rey Carlos III (75). En un lateral de la imagen aparece una sonriente Ghislaine Maxwell, la perversa reclutadora de menores de edad para satisfacer las perversiones de Epstein. Esa foto fue una prueba determinante de que Andrés conocía a la víctima, que no dudó en testificar en contra del magnate financiero a quien acusó de haberle pagado 15.000 dólares por acostarse con el Windsor. Por aquel entonces, Virginia tenía 17 años. En 2022 se llegó a un acuerdo extrajudicial por el que la víctima fue indemnizada con 14 millones de euros.

Para Epstein, tener sexo con menores era una situación cotidiana. Y también quería que sus influyentes amigos disfrutaran de las chicas que le proporcionaba Ghislaine, sentenciada en 2022 a 20 años de cárcel por tráfico sexual. Entre los nombres más importantes de la agenda de Epstein figuraban Donald Trump (78), Bill Clinton (78). Además, otras celebridades vinculadas al millonario de forma directa o indirecta han sido Leonardo DiCaprio (49), Kevin Spacey (65), Naomi Campbell (54) o David Copperfield (68).

Aunque pase el tiempo, las estrellas de Hollywood siempre estarán asociadas a diferentes tipos de escándalos. El más sonado de los últimos tiempos ha estado centrado en Harvey Weinstein (72), uno de los productores más poderosos desde que en la década de los ochenta empezara a apostar por el cine independiente. Junto a su hermano Bob (69) fundó la compañía Miramax con producciones como Pulp Fiction (1994), El indomable Will Hunting (1997), Shakespeare enamorado (1999) y Bridget Jones: Sobreviviré (2004).

En su época gloriosa, el ego de Weinstein se quedaba satisfecho cuando sus actores le nombraban en los discursos ganadores de los Oscar. Ahí están Gwyneth Paltrow (52), Michael Caine (91), Ben Affleck (52), Colin Firth (64) o Penélope Cruz (50), pletóricos de alegría, parecían ajenos a lo que estaba ocurriendo detrás de la pantalla. Eso es lo que se han estado preguntando críticos, periodistas, directores, etc... sobre hasta qué punto eran conscientes de las agresiones sexuales de Weinstein.

Fue la intérprete Ashley Judd (56) quien se convirtió en la primera celebridad en denunciar públicamente a Harvey Weinstein en octubre 2017. Varias mujeres más le denunciaron por agresiones sexuales. La actriz confesó que el productor se le insinuó sexualmente en el hotel Península de Beverly Hills entre finales de 1996 y principios de 2017 en lo que tenía que haber sido una reunión de negocios. Tras negarse a acostarse con él, Weinstein le puso en una lista negra. "Perdí oportunidades profesionales. Perdí dinero. Perdí estatus, prestigio y poder sobre mi carrera", manifestó la protagonista de Divergente (2014). También quedó defenestrada Mira Sorvino (57), que durante dos décadas estuvo forzosamente alejada de la industria por no sucumbir a los encantos del megalómano productor.

Para tomar conciencia y denunciar todo lo negro que estaba ocurriendo entre rodajes y rodajes, en octubre de 2017 surgió el movimiento #MeToo gracias a la activista social Tarana Burke (51) y que popularizó la intérprete Alyssa Milano (51), intérprete de Embrujadas (1998-2006). Ese mismo año, la directora italiana Asia Argento (49) publicó una lista con el nombre de 100 víctimas. En enero de 2018 se gestó el movimiento Time’s Up contra el acoso sexual como respuesta al escándalo Weinstein, que según las denuncias presentadas más de 80 mujeres le acusaron de violación y conductas impropias desde finales de los años setenta. Por ello, Weinstein está en la prisión de la isla Rikers desde febrero de 2020.

La música tampoco se libra de las historias de sexo no consentido. En la actualidad, Puff Daddy (54) está en prisión desde que fuera detenido el pasado 16 de septiembre en un hotel de lujo en Manhattan por multitud de delitos sexuales de diversa índole. Quien fuera el rey del hip-hop se ha transformado en uno de los peores monstruos de la historia musical a tenor de todos los casos que están saliendo. El último, una macrodemanda de 120 víctimas por violación y abuso sexual entre los que se encuentran varias personas que eran menor de edad cuando ocurrieron los hechos.

El omnipotente cantante y productor, a quien se le atribuye una fortuna de 1.000 millones de dólares, invertía desde 2008 en una empresa criminal que reclutaba a niñas, mujeres, hombres y adolescentes para poseer sus cuerpos. Los agentes del FBI que han estado investigando a Sean Combs -también se le conoce por este nombre- le han acusado de los delitos de crimen organizado, violación, agresión sexual, secuestro, trabajos forzados y obstrucción a la justicia, entre otros.

Un coche de policía trasladando a Puff Daddy a la cárcel. Gtres

Con la ayuda de colaboradores y algunos familiares, Puff Daddy logró anular la voluntad de sus víctimas suministrándoles en las bebidas tranquilizantes para caballos y somníferos. Para convencerles de que se quedaran a sus fiestas de sus mansiones de Los Ángeles y Miami les decía que tenían un futuro prometedor en el ámbito de la música. Incluso una de sus parejas y madre de tres de sus hijos, Cassandra Ventura, también le ha acusado públicamente de violación, malos tratos y amenazas.

En un pasado no tan lejano, otros grandes nombres vinculados a la industria del entretenimiento y la moda han dado con sus huesos en la cárcel o se les ha juzgado socialmente por su comportamiento. Bill Cosby (87), que en la década de los ochenta paralizó al mundo con sus series de comedia, era en realidad la personificación del diablo cuando los medios se hicieron eco de las denuncias por violación, abuso sexual infantil, suministro de drogas y conducta sexual inapropiada. Uno de sus modus operandi era drogar a las víctimas para abusara de ellas. Cosby fue la primera celebridad en entrar en prisión en 2018 por estos comportamientos indeseables.

En el poliédrico sector de la moda, los fotógrafos Terry Richardson (59), Bruce Weber (78) y Mario Testino (69) acapararon los titulares por abusar en repetidas ocasiones de modelos, hombres y mujeres, que deseaban alcanzar el estrellato. Los profesionales realizaban toqueteos y masturbaciones en sesiones privadas de fotos que supuestamente se iban a usar en campañas. Todos negaron las acusaciones.