Astérix vuelve a doparse con la pócima del éxito
Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, los nuevos autores, desvelan los secretos para actualizar el personaje sin perder la esencia.
3 noviembre, 2015 01:00Noticias relacionadas
Cuando, en 2013, presentaron Astérix y los pictos, Jean-Yves Ferri (guion) y Didier Conrad (dibujos), tenían delante a millones de lectores fieles, sedientos de una nueva aventura de los míticos personajes y la responsabilidad de seguir las pisadas de Goscinny y Uderzo, los verdaderos padres de las criaturas. La presión de la herencia era grande, pero los resultados no han dejado margen para dudas: más de cinco millones de copias vendidas. Dos años después sale a la venta el nuevo álbum de la colección, Astérix y el papiro del César, basado en las filtraciones de Wikileaks y que incluye un doble de Julian Assange.
"¡Me hubiese encantado ser yo el autor la idea original del nuevo Astérix!", comentó Uderzo en la rueda de prensa de presentación del nuevo álbum. "Es un orgullo, porque es una persona que no es muy expansiva y que nos diga eso es que le ha llegado al corazón. Tenemos su confianza", dice Jean-Yves Ferri. Los autores desvelaron a EL ESPAÑOL el secreto de la pócima para que las historias no pierdan su esencia:
1. Pegarse a la actualidad
Astérix y el Papiro del César es un guiño a las filtraciones de Wikileaks, de Julian Assange. "Queríamos hacer un tema de sociedad, actual. Cuando empezamos a trabajar en el tema, estábamos en el auge del escándalo de las filtraciones de Assange y luego Snowden y decidimos hablar de ello", cuenta Ferri. Los temas de actualidad siempre fueron una de las anclas de Goscinny y Uderzo, como en La residencia de los dioses, publicado en la resaca del mayo de 68 u Obélix y Compañía, que refleja la situación política de Francia en 1976 y con Jacques Chirac como uno de sus personajes.
"Desde la muerte de René Goscinny han pasado 30 años, el mundo ha cambiado mucho. Esto permite abrir el campo de actuación. El tema que más nos llamaba la atención era el control de la información, algo muy árido. Tratarlo desde el punto de vista de la comunicación y del periodismo permitía hacer más gags y más dibujos", dice Conrad.
2. Es una obra prestada
Seguir dando vida a una obra con millones de seguidores en todo el mundo es "una misión". "Sabemos que la responsabilidad es enorme. Tenemos que seguir la tradición con respeto, e intentar renovar el personaje y su universo. Hay un esqueleto obligatorio que sabemos que tenemos que seguir -los personajes y el pueblo- pero a partir de ahí podemos bucear, intentando encontrar una parcela de creatividad", explica Conrad. "Seguimos sintiéndonos más como lectores que autores. Hemos leído 34 libros y sólo hemos creado dos, aún no hemos podido apropiarnos de él. Es un universo donde jugamos pero intentando no mover demasiado los muebles”.
3. Profundizar en los personajes
"El mundo de Astérix y Obélix está tan bien hecho que permite que nos adentremos en los personajes y ofrezcamos a los lectores una nueva faceta de ellos. Por ejemplo, en este cómic, enseñamos un poco de la juventud de Panorámix, dónde estudió, con quién, sus profesores… te permite profundizar en sus vidas”, cuenta Ferri. También los nuevos lectores y las referencias visuales acumuladas a lo largo del tiempo permiten enriquecer la puesta en escena del cómic. “El Señor de los Anillos, Harry Potter, todo eso son imaginarios que el público actual ya tiene en su cabeza y que nos han permitido hacer cosas nuevas a nivel visual y renovar la puesta en escena”, dice Conrad.
4. Posicionar a la mujer
"Astérix fue uno de los primeros cómics, sino el primero, en integrar a la mujer en sus historias. Pero era la mujer de los años sesenta. En estos 30 años la gente ha cambiado, el sitio que la mujer ocupa en la sociedad es otro. Y eso lo estamos modificando, porque su rol es distinto, pero de manera prudente”, analiza Conrad. En Astérix y el papiro del César, es la mujer del líder de la tribu la que le lleva a tomar una actitud. “La aventura existe gracias a ella, porque los galos no se hubieran movido”.
5. Captar la expresividad
Uderzo era un maestro en el arte de dotar a sus personajes de una expresividad inagotable. "Es algo que aún no he logrado del todo", cuenta Conrad. "Uderzo fue el dibujante francés que mejor ha conseguido aumentar la paleta de expresiones para cada personaje cosa que en el cómic franco-belga, de donde viene Astérix y a la que pertenezco, no pasa. Este es mi reto”.
6. Trabajar en conjunto
Si en el caso del dibujo, los autores aún tienen la referencia de Uderzo, al que siempre pueden recurrir, lo mismo no pasa en el caso del guion. "La muerte de Goscinny dejó un ideal, algo impalpable que es muy difícil de igualar", dice el actual guinista. Para la creación de la historia, los dos trabajan en conjunto, modificando el texto y la imagen las veces necesarias para dotar de coherencia al cómic. "Es cuando se juntan las dos cosas que uno se da cuenta si funciona, si es gracioso, si tiene sentido. Es un trabajo muy compenetrado".
7. Humor inteligente
"Astérix funciona porque, además de intemporal, está adaptado a todas las edades. Está hecho de tal forma que consigue tener lectores a partir de los siete años. Y cada uno lo lee por algo distinto. Es por eso que hay que tener una buena mezcla entre el burlesco y la caricatura, con el dibujo exagerado de las formas, por ejemplo, y un humor es refinado. El conjunto es lo que permite que sea accesible para el gran publico”, dice Ferri.
8. Crear personajes
Astérix y el papiro del César, introduce dos nuevos personajes: el periodista Doplepolémix (el doble de Assange) y el asesor del César, Bónus Promóplus. "Tenemos total libertad para crearlos pero siendo conscientes de que tienen que pegar con todo el universo ya construido. Tenemos que imaginarnos personajes creíbles tanto en lo físico como en la personalidad. Nunca había existido un periodista en sus libros, nunca había sido tratado, pero creemos que tanto la imagen como la personalidad de Doblepolémix y la forma como lo hemos encajado en la vida del pueblo ha tenido muy buenos resultados", concluye Conrad.