El desembarque de Estados Unidos en Cuba ya está haciendo mella. Incluso antes de que el Secretario de Estado John Kerry izara la bandera estadounidense en el país caribeño, ya se empezaban a notar los primeros estragos capitalistas: los cubanos entraban a las primeras discotecas privadas en La Habana, bebían sus primeras Coca-Colas o conducían Kias del año 2006. Sí, del 2006 (lo más nuevo a lo que pueden aspirar).
Cuba está cambiando, no sabemos con qué rapidez lo hará, de qué manera y, desde luego, si perderá ese encanto caribeño de los años cincuenta. Lo que sí es seguro es que todavía se puede traspasar esa barrera (ficticia) temporal cuando uno aterriza en La Habana.
¿Quieres conocer Cuba? ¿La auténtica? Entonces olvídate de Varadero, de los chóferes personales y de los hoteles de lujo.
¿Dónde dormir?
Lo mejor, como te hemos dicho, es que si quieres conocer a fondo este maravilloso país, lleno de sorpresas, es que dejes a un lado los hoteles y duermas en casas particulares. Para empezar, son muchísimo más baratas (puedes encontrar habitación hasta por 15 dólares la noche) y además tendrás una ventaja sobre los demás turistas: tener un autóctono de tu parte.
Te dirá cómo moverte y a los sitios que deberás ir para tomar el mejor ron, comer la mejor “ropa vieja” y echarte un baile al ritmo de son. Puedes encontrarlas fácilmente caminando, ya que tienen en la puerta un símbolo parecido a un ancla. Entra y pregunta. Regatea y duerme tranquilo, que son muy seguras.
¿Cómo moverse?
Dentro de La Habana existen muchos particulares que hacen de su Chevrolet del año 50 un taxi. Quítale al menos la mitad del precio inicial que te piden. También verás Bici-taxis, pedaleadas por corpulentos y musculados hombres que sudarán la gota gorda para llevarte al sitio que le has pedido. Un trayecto de 15-20 minutos suele costar entre 3 y 5 CUC (pesos convertibles). Por supuesto, está el transporte público, que cuesta alrededor de un peso cubano por persona, es decir, unos cinco céntimos por trayecto (comodidad no asegurada).
Si lo que quieres es salir de La Habana, existen muchos autobuses exclusivos para turistas que los cubanos no podrían permitirse. Este tipo de transporte te llevará a los lugares más concurridos por los extranjeros: Varadero, Viñales, Santiago de Cuba, Trinidad.
Por supuesto no deberías perderte estos destinos, pero si tienes tiempo y quieres camuflarte en la cotidianeidad de los cubanos, podrás viajar a esos mismos lugares con los zoom-zoom o sum-sum – fonéticamente suenan a algo parecido a lo que hemos escrito-. Son camionetas particulares que cuestan entre 15 o 25 pesos cubanos por un trayecto de más o menos tres horas. Para que no te estafen, lo mejor será que les saludes con un “qué volá, asere” y, aunque tengas pinta de guiri, sólo por la gracia te tratarán como a uno más.
¿Dónde comer?
Los restaurantes privados ya están proliferando. Suelen ser más caros y con platos más internacionales, como comida italiana o hamburguesas americanas. Si quieres probar auténtica comida criolla lo mejor será que pases por los paladares: restaurantes en casas particulares. La cena te saldrá por unos tres euros por comensal.
Es cierto que hay algunos sitios que se han hecho con prestigio y popularidad, y que podrán salirte más caros y la comida no estará tan buena. ¡Ah! Y no olvides probar los mamoncillos, una fruta amarga que te dejará la lengua un tanto áspera, pero que están deliciosos. Suele haber vendedores ambulantes de esta fruta por la calle.
¿Qué visitar?
Si tienes tiempo, sal un poco del itinerario turístico. Visita pueblos como los de Aguacate, cerca de Matanzas, playas como las de Jibacoa, parajes naturales como los de El Nicho o el Río Resbaloso. Aunque, desafortunadamente, si lo que quieres es no encontrarte turistas, Cuba no es tu lugar.
¿Y la vida nocturna?
Las Casas de Cultura son tu mejor opción. Existen muchos bares con música en directo para visitantes extranjeros, pero si quieres divertirte donde se divierten los cubanos, pasa por alguna de estas casas. En cada ciudad o pueblo suele haber una. Beberás y bailarás con ellos (y te arrepentirás de no haber tomado clases de salsa antes de tu viaje)