El lado oscuro y el luminoso de Star Wars en los videojuegos
El universo creado por George Lucas ha creado escuela en el ocio digital. Un repaso a sus cinco mejores y sus cinco peores obras.
17 diciembre, 2015 02:10Noticias relacionadas
Star Wars, la saga de películas más famosa de la ciencia ficción lejos queda de limitarse al formato cinematográfico. La campaña de mercadotecnia desplegada con cada una de sus entregas es digna de estudio. No es casualidad que la franquicia Battlefront regrese tras diez años justo en el momento en que se estrena una nueva película.
Sin resignarse a ser meros adornos, algunos de sus juegos son referencias para otros videojuegos. Aunque entre más de sus cien títulos también hay más de un patito feo. Aquí una selección de cinco de los mejores, auténticas obras maestras, y otros cinco de los peores juegos, unos productos para olvidar:
Los mejores juegos:
1. Star Wars Jedi Knight II: Jedi Outcast. 2002. PC, Game Cube, Xbox. 9,56 €.
Dos modos de juego diferentes y tres posturas de combate. Con eso logró Raven Software que el jugador se sienta como un Jedi. Se trata de un shooter que además cuenta con una gran historia en el que el mercenario neorrepublicano Kyle Katarn ha abandonado los caminos de la Fuerza para no sucumbir a los peligros del lado oscuro.
El comienzo del juego es algo duro, y no termina de enganchar al usuario. Pasadas esas horas se convierte en todo lo que un fan de Star Wars puede esperar de un videojuego. Si a eso se le añaden los modos multijugador convierten a al secuela de Dark Forces en una de las mejores experiencias basadas en la franquicia.
2. Star Wwars: Battlefront. 2015. PlayStation 4, Xbox One, PC. 55 €.
En 2014 se anunció el regreso de Battlefront, un retorno que se había hecho esperar demasiado tiempo. Desde entonces Electronics Arts fue mostrando pinceladas de cómo estaban cuidando el producto, fijándose en cada detalle de las películas para que este Battlefield transformado al universo Star Wars no decepcionase.
Dentro de esa adaptación, el juego tiene personalidad propia. Permite controlar las armas y naves típicas de la saga. Aunque la ausencia del modo para un jugador es una losa, la diversión de echar una partida online mientras se recrean batallas míticas de las películas, es algo que ha motivado la sobresaliente recepción de prensa y usuarios. Afortunadamente no se ha quedado simplemente en un título que intentase aprovechar de la fiebre por las nuevas películas.
3. Lego Star Wars: The Complete Saga. 2013. PlayStation 3, Xbox 360, PC. 16,90 €.
A nadie le sorprende ya la calidad de los videojuegos de LEGO. La forma en que homenajean a las películas que tratan es ya marca de la casa. Y Star Wars fue un gran ejemplo de ello, con escenas clásicas trasladadas a la perfección. La fórmula del éxito consiste en recoger y construir objetos para avanzar a través de los escenarios mientras suenan las canciones de la banda sonora de las películas.
La llegada de LEGO a Star Wars sentó cátedra para que otras sagas de películas dieran el paso. Con mecáncias sencillas pero entretenidas y con un humor muy característico. Además destaca la cantidad de extras que aumentan la durabilidad del juego.
4. Star Wars: The Old Republic. 2011. PC. Free to play.
Cuando se lanzó el juego, como la mayoría de los títulos multijugadores masivos online, tuvo sus defectos. Fallos que con el tiempo ha ido puliendo. El principal cambio fue pasar al modelo free to play, aunque eso supusiese excesivas ventajas para los jugadores que pagasen por contenidos extra.
El sistema de combate funciona, lo cuál es básico en un juego de estas características. Controlar al Jedi, Sith o cualquiera de las otras clases disponibles, dentro de un universo en el que miles de usuarios aparecen como rivales o aliados es algo que siempre funciona. Y como todos los MMORPGS es condenadamente enviciante.
5. Star Wars: The Force Unleashed. 2008. PlayStation 3. Xbox 360. 18 €
Está claro que el juego no logró todo lo que se esperaba de él por tener alguno problemas técnicos y una jugabilidad algo repetitiva. Pero es uno de los grandes juegos de la franquicia por lograr como ningún otro el poder manejar la Fuerza a voluntad. Por su cantidad de poderes y la magnitud de sus enfrentamientos.
Otro gran punto a favor es su argumento, que encaja a la perfección entre los episodios originales y las precuelas. Controlar al aprendiz secreto de Darth Vavder, recorriendo el camino inverso desde el lado oscuro, es una de sus grandes bazas. Su segunda parte volvió a gozar de las mismas virtudes aunque perdió la capacidad de sorpresa. Del mismo modo, también conservó sus fallos.
Los peores juegos:
1. Star Wars: Kinect. 2012. Xbox 360. 18,01 €
Uno de los más recientes ejemplos de producto que hacer avergonzarse a desarrolladores, fans de la saga, aficionados a los videojuegos y por supuesto, todo aquel que lo comprase. Partía de la promesa de poder controlar a un Jedi con los movimientos del jugador, lo que hubiera conseguido una inmersión completa en el uso de los poderes de la Fuerza.
El problema, y es uno realmente grave, es que la ejecución era pésima. El juego no respondía bien a los movimientos con lo cual la idea original se iba simplemente al traste. Sumando a eso que la trama era simplona e incluso infantil, suponía uno auténtico desastre para la promoción de un periférico de captación de movimiento como Kinect. El desarrollo, moviéndose el personaje sobre raíles sin libertad de movimiento, era otro punto que provocó su fracaso. Eso sí, al menos tenía un modo extra con bailes a lo Dance Central que tenía su gracia.
2. Star Wars: Obi-Wan. 2001. Xbox. 9,99 €
Controlar al maestro Obi-Wan Kenobi para descubrir su historia antes de Episodio 1: La Amenaza Fantasma era algo demasiado tentador para no caer en lo que el Almirante Ackbar definiría sin duda como una trampa. Cuando se compra un juego de Star Wars se espera que sea un prodigio técnico, como todo lo que suele mover el universo de George Lucas. En este caso era más bien lo contrario, pareciendo un juego de una generación anterior.
Uno de los elementos más importantes al disfrutar de un juego en tercera persona es la cámara. Y la perspectiva era precisamente el mayor fallo, aunque no el único. La dificultad tenía picos que lo hacían insostenible, algo provocado en gran medida por la IA pauérrima de la que hacían gala sus enemigos.
3. Star Wars: Yoda Stories. 1997. Game Boy Color y PC. 11, 9 €
En el intento por parte del Imperio LucasArts de conquistar toda la galaxia videojueguil, aparecieron títulos en todos los géneros. Uno que supuso otro estrepitoso tropezón fue el intento de acercarse a los RPG. O algo parecido, porque al recoger objetos en minimisiones generadas aleatoriamente no se le puede considerar rol propiamente dicho.
El juego, en su versión de PC, podía ser utilizado en el escritorio. Pensado para jugadores ocasionales, los puzzles eran carentes de imaginación y el resultado era una jugabilidad simplemente tediosa.
4. Star Wars: Masters of Teräs Käsi. 1997. PlayStation. 30 € (segunda mano)
Otra gran idea malgastada con un desarrollo que provocó que hasta la fecha no se haya vuelto a lanzar un juego de lucha basado en Star Wars. Poder utilizar sables láser en una pelea contra cualquiera de las razas del universo era atractivo. En teoría, porque las animaciones y la lentitud de respuesta mando-pantalla hacían que fuese injugable.
Lo cierto es que tenía que competir con incontestables del género como Tekken. Si hubiese tomado ejemplo de la obra de Namco otro gallo cantaría. Al final, quedó en otro juego que intentó aprovechar sin éxito el tirón de la marca. La historia del entrenamiento de Luke Skywalker con Yoda era un trasfondo sin relevancia alguna.
5. Star Wars: Episodio II - El Ataque de los Clones. 2002. Game Boy Advance 44,34 €
Clásico sistema de juego de los 90. Desplazamiento lateral en dos dimensiones para repartir tortas a todo lo que se ponga por delante (o más bien a la derecha). Permitía controlar a Anakin, Obi-Wan o Mace Windu. O al menos esa era la idea.
A los creadores se les ocurrió la brillante idea de que el sable láser del trío de Jedis no se pudiera utilizar mientras el personaje estaba quieto. Desde ahí, cualquier intento de jugabilidad era ya cuesta abajo. El tiempo de reacción entre las pulsaciones y la animación era lento, algo que arruinaba la experiencia.