Seguir una alimentación sana y equilibrada tiene muchos más beneficios en nuestro día a día de lo que pensamos. Comer bien nos ayuda a mantenernos sanos y felices, algo que nos hace ver la vida de otra manera.
Así lo explica Zaira Leal experta en el mundo de la salud, el bienestar y el estilo de vida. Da respuesta a las dudas que se nos plantean cuando no sabemos qué hacer al notarnos faltos de energía o con un estado de ánimo muy bajo. Todo ello lo ha recogido en su libro Yoga en la cocina, pero antes de sumergirnos en su lectura nos da unos truquitos para hacer de los alimentos nuestros mejores amigos para encontrar la felicidad.
¿Cómo de importante es la alimentación para mantener un buen estado anímico?
El estado anímico de todo ser vivo se rige por procesos químicos muy complejos y sofisticados que tienen lugar en el cerebro y en todo el sistema nervioso. Puesto que los alimentos que ingerimos están cargados de información, nutrientes y todo el conjunto de sustancias de los que están compuestos, una vez que entran en nuestro cuerpo, no sólo tienen la capacidad de nutrir y reparar las células de los distintos tejidos, sino que también pueden influir nuestro estado anímico ya que este se encuentra influenciado directamente por la actividad del sistema nervioso.
¿Puede influir lo que comemos en nuestra forma de relacionarnos con el mundo?
Por supuesto, la comida sana y basada en alimentos llenos de vitalidad contribuyen a que nuestra relación con el mundo sea más positiva porque cuando comemos así, nuestro cuerpo-mente se siente nutrido en su totalidad, querido y cuidado, y una persona que se siente de este modo responde con una actitud más jovial hacia el mundo. Por el contrario, el cuerpo-mente de las personas en cuya alimentación predominan las comidas precocinadas, rápidas y con baja carga nutricional suelen mostrar patrones de inflamación que con el tiempo hacen que su relación consigo mismos y con el mundo nos sea muy fluida. Si te sobran kilos, te sientes pesado/a, no puedes dormir porque abusas del café y experimentas ese tipo de cosas cada día, es difícil que veas la vida de color, ¿no crees?
¿Qué grado de unión existe entre el yoga y la alimentación?
Desde sus orígenes hace miles de años, el yoga ha sido un estilo de vida y no sólo una actividad física o meditativa. Dentro del estilo de vida yóguico nos preocupamos de seguir rutinas diarias enaltecedoras de la salud, de conocer nuestro cuerpo-mente y, por supuesto, también de saber comer bien. Los yoguins de antaño se dieron cuenta de que sus cuerpos eran más elásticos y fuertes si su alimentación se componía principalmente de plantas: frutas, verduras cereales, legumbres, frutos secos y semillas. También notaron que estaban más alerta a la hora de meditar, que tenían más energía a lo largo del día y que se sentían más tranquilos y en armonía con la naturaleza y con las personas de su entorno.
¿Gastaremos mucho tiempo si seguimos este tipo de dieta?
A mí me gusta pensar que la inversión de tiempo y de recursos más importante es el cuidado de nuestro cuerpo-mente. Es lo único que tenemos para toda la vida, no te puedes comprar otro, ni cambiarlo por uno más a la moda. Este cuerpo es lo que nos permite vivir felices, hacer todo lo que queremos hacer y ver muchos sueños hechos realidad. De modo que todo el tiempo gastado en seguir una dieta para el cuerpo, la mente y el alma trae unas recompensas valiosísimas no sólo ahora sino también mañana y los frutos de esta inversión benefician tanto a uno mismo como a toda la gente del entorno y de la sociedad. Si te digo la verdad, lleva mucho menos tiempo que otros tipos de alimentación.
¿Qué beneficios notaremos en nuestro cuerpo?
Los beneficios de la nutrición que proponemos en yoga son muy numerosos. Entre ellos se cuentan la estabilidad en el peso corporal; disminución de la inflamación en los tejidos, que es la causa del colesterol, la artritis, problemas cardiovasculares o incluso del cáncer; incremento de la elasticidad, la agilidad, la fuerza y la densidad ósea; mayor pasión por la vida, creatividad, alegría, calma y conexión con la paz interior incluso en los momentos de tensión.
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