"No tenemos nada contra la incorporación de chicos", afirma Marisa Gutiérrez, segunda generación junto a su hermana Olga de la firma Matilde Cano, fundada por su madre en 1976 para vestir a las novias y a sus madres, en un empeño que vive la tercera generación familiar representando a Córdoba en el mundo.
"La fábrica ha sido un segundo útero para mí, me quedaba dormida en las estanterías de telas" confiesa Marisa Gutiérrez. Asegura que, a pesar de que la firma produce unas 50.000 prendas al año que distribuye en 700 puntos de venta de todo el mundo, "lo que más feliz nos hace a mi hermana y a mi es probar a nuestras clientas en nuestra tienda de Córdoba y ver cómo nuestros diseños se hacenrealidad en mujeres reales".
Matilde Cano, la primera cordobesa que desfiló en la Pasarela Gaudí (ahora Barcelona Bridal Fashion Week), es una de las firma más veteranas y esperadas. Ha logrado así la atracción de centenares de seguidores que no se pierden el desfile, entre ellos, influencers nacionales e internacionales.
Sin embargo, Marisa insiste en que "nada de esto sería posible sin el equipo humano que hay detrás de Matilde Cano": medio centenar de modistas trabajan en la fábrica desde donde se confeccionan dos colecciones anuales, primavera-verano e invierno, además de su línea de novias. A esto hay que añadir su última apuesta Mass by Matilde Cano creada ya por la segunda generación familiar, ella y su hermana, con un toque más fresco, más juvenil y adaptado a los millenial que "buscan seguir las tendencias pero sin renunciar a la comodidad".
Unos jóvenes que ahora visten de Matilde Cano para ocasiones especiales pero que "antes lo hicieron sus madres y sus abuelas". "Tenemos la gran suerte de que las novias vienen de la mano de sus madres, a quienes vistió mi madre en su boda, y que ahora nosotras las vestimos de madrinas para los enlaces de sus hijas", cuenta Marisa.
"Detrás de cada éxito de la firma hay una mujer"; desde las propias diseñadoras creativas, hasta las modistas de su fábrica, las vendedoras de sus siete tiendas propias en España y hasta la tercera generación familiar pues las hijas mayores de Marisa y Olga ya colaboran con la marca en el departamento de comunicación o en los desfiles.
"Para ello, mi madre comenzó una metodología de conciliación familiar que nosotras hemos continuado y mejorado, adaptando los horarios a la crianza de los hijos", explica orgullosa Marisa. Asegura que en su caso y en el de su hermana, "no tuvimos elección, nos hemos criado entre telas y botones, y somos felices creando".
Olga está más centrada en la dirección y administración de la firma, además de ser también diseñadora creativa. "A mi hija pequeña no hago nada más que darle revistas de moda, a ver si despierto en ella la curiosidad y la fichamos en la empresa", relata la diseñadora.
El éxito de la firma familiar cordobesa hay que buscarlo a mediados de los setenta cuando Matilde Cano cogió una máquina de coser para empezar a hacer realidad los diseños de fiesta pero pret à porter. Mientras, su marido, Antonio Gutiérrez, aportó sus conocimientos empresariales para hacer de la marca un buque insignia de la moda de fiesta y novia de Córdoba en particular pero ya con presencia en todo el mundo.
A todos los rincones Matilde Cano lleva la luz de Andalucía, las flores, el colorido, detalles y reminiscencias de la elegancia de la mujer cordobesa impresas en cada diseño ya sea en un complemento, en un volante o en un adorno. "Aunque viajemos por todo el mundo buscando las telas más especiales, siempre aterrizamos en Córdoba, donde hemos crecido, criado a nuestros hijos y donde está la esencia de Matilde Cano", concluye Marisa.
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