Zapatos, bolsos, accesorios son algunos de los objetos que ya se fabrican con una piel vegetal hecha a base de hojas de la piña, como las que produce la española Carmen Hijosa que años atrás apostó por la moda sostenible.
Las posibilidades de estas fibras, una alternativa innovadora y sostenible ante la tradicional elaboración del cuero, fueron tema de debate en la Miami Fashion Summit, la serie de conferencias en torno a moda ética y sostenible que se desarrolla estos días en el marco de la Semana de la Moda de Miami.
Fue parte de ello la asturiana Hijosa, quien desde los 19 años se dedicaba a la importación de las mejores pieles del mundo, hasta que un día se dio cuenta "de lo que había detrás de ese cuero", según señaló a Efe.
Las condiciones de las curtidoras o la contaminación del agua fueron algunas de las razones por las que decidió hacer un cambio radical y empezar a buscar "qué materiales podía darle la tierra" que le permitiesen crear tejidos similares a las pieles. Según relató, fue hace 15 años en Filipinas cuando dio con la idea de utilizar las fibras que se obtienen de los residuos de las piñas tras la cosecha.
Al cabo de años de investigación y pruebas descubrió que al cortarse las fibras en capas y ser procesadas como un textil adquieren texturas similares al cuero, y encima por medio de un proceso más sostenible y económico, hallazgo que dio paso a la gestación de Piñatex, su alternativa ecológica a las pieles.
"Este material tiene las mismas características que la fibra. Es muy ligero, pero fuerte y flexible", explica Hijosa a Efe con un reloj en la muñeca cuya correa está hecha de fibra de piña. Entre sus próximos objetivos figura Costa Rica, uno de los principales productores de piñas del mundo y adonde también quiere "llevar empleo" y trabajar con las comunidades locales.
Y es que aunque la sede de su empresa está en Londres, donde hizo un doctorado tras especializarse en fibras naturales, la elaboración de esta malla densa se realiza en las comunidades agrícolas donde extrae las hojas que rodean las piñas, la segunda fruta más popular del planeta. "No las plantamos. Es con lo que se desecha de las piñas", explica Hijosa sobre el proceso de elaboración, que se nutre de la tradición local en Filipinas, donde se usa desde hace 400 años para confeccionar artesanía.
La diseñadora española comercializa sus tejidos a más de 400 marcas en todo el mundo, y ha hecho que la piña deje de ser sólo un estampado hipster en la industria de la moda para pasar a ser la base de muchas prendas o accesorios. "Tengo mucha más demanda que oferta", asegura la diseñadora, que considera que el recorrido de estos nuevos materiales ya no tiene marcha atrás.
Y es que insiste en que la industria actual de las pieles, sean procedentes de un animal o del petróleo, es "totalmente insostenible", tanto por los tóxicos o la calidad del agua, como por la cantidad de alimento para sostener al ganado. "Tenemos que pensar diferente. Tiene que haber un cambio", dice Hijosa, cuyo producto está empezando a introducirse en la industria del automóvil.
Cuenta que para producir un metro cuadrado de tapicería hecha de Piñatex, se necesitarían 480 hojas de fibra de piña, lo que son 16 piñas. El proceso para extraerlas no requiere agua, y la biomasa restante se puede utilizar como fertilizante. El producto "tiene en cuenta toda la cadena de suministro", algo que la diseñadora española considera una "obligación".
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