La primera edición de la semana de la moda africana en Bruselas, arrancó el pasado viernes 20 de julio en una de las esferas superiores del icónico Atomium, con vistas sobre una ciudad en la que están muy presentes por razones históricas comunidades como la congolesa.
Diseñadores de Congo, Angola y Camerún rompieron el hielo en un evento que busca reivindicar el diseño de moda hecho en África o por diseñadores originarios de ese continente, que es ya tradición anual en otras capitales europeas como Ámsterdam o París.
La primera en mostrar su trabajo fue Diana Tambe, la joven camerunesa detrás de las marcas Shades y Blackpearls, y tan interesada en diseñar moda como en utilizarla para reivindicar derechos.
Su colección, llamada "tonos", ha utilizado como paleta los distintos colores de piel, todo un mensaje contra "los que solo ven eso en las personas y los utilizan para reseñar diferencias", tal y como ella misma aseguró.
También su hermana, Pascaline Tambe, que diseña para la casa parisina Van Eyong, aprovechó la cita para mostrar algunas de sus últimas creaciones, entre las que destacó la capa africana, mezcla de estilo japonés con tejidos y colores africanos.
Para Tambe, lo mejor de los patrones africanos es que no buscan constreñir el cuerpo de la mujer, sino darle "libertad", para que con ellos "se pueda vestir todo el día sin sentirse incómoda o limitada".
Alejado del estilo más funcional y de calle de las hermanas camerunesas, la congolesa Christelle Natacha Boukoulou, llevó a Bruselas su colección Bisseyou, con telas y cortes de gala, en sedas y terciopelo, y que calificó en declaraciones a como Royalty chic.
Originaria de Brassaville, donde aún vive, ha decidido aceptar la invitación para "promocionar la moda hecha en Congo", un país que fue excolonia belga y del que proceden buena parte de los bruselenses de ascendencia africana.
Boukoulou explicó que nació en el seno de una familia humilde, de madre costurera, y no tuvo la opción de viajar a Europa para aprender en ninguna gran casa de costura. Lejos de reprimir su sueño de ser diseñadora, aprendió el oficio "gracias a la paciencia" de su madre, que le dejó practicar en su taller desde "muy pequeña".
"Con el tiempo fui capaz de plasmar con las telas y el hilo lo que antes solo estaba en mi cabeza", añadió.
Como el resto de diseñadores africanos, coincide en destacar la dificultad de pasar del pequeño taller a medida a la venta masiva y distribución en tiendas, una transición "complicada" en la que dice contar con un gran aliado, las redes sociales, donde puede tanto mostrar sus trabajos como recibir encargos.
Otras firmas que también presentaron propuestas fueron Maison Mondele, especialista en joyería pret-à-porter, de grandes dimensiones, del estilo de las grandes fortunas africanas, así como Chris Hugo, Gotham Corp o Tsungai Tsikirai.
En la primera jornada de la de la semana de la moda africana de Bruselas estuvieron presentes, entre otros, el embajador de Guinea Ecuatorial para el Benelux, Carmel Nvono; el director del evento, Henri N'Zouzi Adne, así como el artista Lou Prince, que puso música y ritmos africanos a los desfiles y presentaciones.
Entre el público, interesados en la moda pero también galeristas, modelos, distribuidores, artistas, y representantes de asociaciones africanas en Bélgica.
Entre ellos, la exmodelo holandesa de ascendencia angoleña Janny Gazola, que explicó a Efe que pasados los años de las pasarelas ahora quiere probar suerte como diseñadora y ha acudido al Atomium para "hacer contactos".
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