Cisnes, patos mandarines y grullas japonesas salieron a la pasarela parisina de la mano de la firma china Shiatzy Chen, que dio forma a estos animales en una colección cargada de encajes y transparencias con el blanco y negro como reyes de la pasarela.
Para su colección primavera-verano 2019, que se presentó en el marco de la Semana de la Moda de París, Shiatzy Chen propuso un viaje a oriente actualizando los cortes clásicos del vestido tradicional chino, como el cuello mao y la silueta lápiz. Tejidos como la organza, el satén o la seda se combinaron con prendas de punto, algodón y bordado, que decoró el bajo de abrigos y faldas.
La diseñadora también cayó en el encanto de las zapatillas deportivas, que en esta ocasión incluyó con un sencillo modelo blanco y negro pero también con franjas de colores en fucsia y naranja, y combinadas con vestidos cóctel.
Las faldas y crop tops, completamente translúcidos, consiguieron un efecto lencero buscado por la marca que reveló una de sus colecciones más juveniles de las últimas temporadas. A ello ayudaron los tonos fucsia y azul pavo real con los que confeccionó cazadoras tipo bomber y un ancho abrigo satinado, las únicas notas de color que se vieron sobre la pasarela, además de algún toque dorado.
"Seguimos a un conejo de jade en un universo que permite ir allá donde el mundo real alcanza sus límites. Tengan cuidado de no tropezar con la puerta de tejas de Mah-jong", decía misteriosamente la firma en una nota que recibieron sus invitados al desfile, que tuvo lugar en el Palacio de Tokyo, el museo de arte contemporáneo de la ciudad.
En los accesorios, Chen también introdujo bolsas de viaje especialmente pensadas para transportar cámaras de fotos y bailarinas estilo mary jane.
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