Emanuel Ungaro, conocido como el 'cirujano' de la elegancia, ha fallecido este sábado a los 86 años de edad. El diseñador se hizo famoso gracias a sus prendas seductoras en las que supo plasmar los avances que vendrían en el mundo de la moda y los deseos de las mujeres.
Por el momento, la maison del diseñador no ha confirmado la noticia publicada por el medio italiano La Stampa, aunque se espera que en las próximas horas emitan un comunicado.
"Para crear necesito ser seducido, querer a la persona frente a mí... espero que esta expresión no sea demasiado fuerte", explicó en una entrevista hace años. "Toma dos metros de jersey negro y crea un vestido. Pero también es difícil tener el coraje de apoyar las ideas, el lenguaje de uno. Cuando me concentré en combinaciones de diferentes fantasías, me masacraron. Solo el tiempo me ha dado la razón", añadió.
Ungaro se granjeó el sobrenombre del 'cirujano' de la elegancia porque en su estudio siempre trabajaba con una bata blanca a la vez que escuchaba piezas de música clásica. "Mi sueño es hacer ropa con los mismos ritmos y las mismas armonías que los cuartetos de cuerda de Beethoven".
Emanuel Ungaro estaba casado con Laura Bernabei y tenían una hija en común llamada Cosima. Un ámbito de su vida que siempre trató de mantener en la más estricta intimidad: "La vida privada no tiene nada que ver con el trabajo, es mío y eso es todo", aseguró.
Vivió la moda desde niño
Ungaro nació en el seno de una familia humilde en Aix-en-Provence, en Francia, que había huido de Italia para esquivar la represión del gobierno fascista. Cosimo, su padre, le inculcó desde su más tierna infancia la pasión por el mundo de la moda y desde muy pequeño ya sabía coser.
"Mi padre Cosimo era sastre, llevo cosiendo desde los seis años. Crecí en una familia numerosa. El domingo nos reuníamos con amigos para cantar: a mi padre le encantaba la Ópera, a Rodolfo y a Mimì, las mujeres preparaban la pasta y las albóndigas. Incluso ahora, cuando me siento deprimido, como pasta y albóndigas. Me consuelan", confesó.
Con solo 22 años abandonó su hogar familiar para trasladarse a París, donde estuvo trabajando con Balenciaga durante seis años, a quien consideraba "un hombre extraordinario: riguroso, honesto, nunca frívolo. Él era el gurú de la moda".
En 1968, Ungaro abrió su propia maison en la avenida Montaigne. Pronto, su estilo único unido a su visión de la mujer del futuro le convirtieron en todo un referente. Por su taller de costura pasaron las principales mujeres de la época: Carolina de Mónaco, Isabelle Adjani, Salima Aga Khan, Catherine Deneuve (76), Jackie Kennedy, Lee Radzwill o la duquesa de Windsor, entre otras.
"Me encanta todo lo que canta. Me encanta Debussy y Free Jazz, Paolo Uccello y Motherwell, Proust y Peter Handke, colores, colorismo, impresionismo. Me encanta el calor del sur y el frío del norte. El modisto existe para anticipar, para adivinar un deseo en un salto. Debería callarme. Es mi ropa la que habla", afirmó.
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