Este miércoles, en el desfile de Andrés Sarda se ha recordado la figura de su creador con una lencería donde la mantilla ha sido la protagonista. El diseñador, fallecido el pasado mes de septiembre, ha recibido un homenaje en la pasarela madrileña con un evocador desfile en el que se ha recordado su legado y, al mismo tiempo, también se ha mostrado el nuevo trabajo de la firma en el que prima color, volumen y mucho optimismo.
Pionero en llevar la lencería a las pasarelas, Andrés Sardá puso alma a una ropa interior casi ortopédica a partir de la tradicional mantilla, tejido ligado a la tradición española, con el que ha dado comienzo el desfile en el que han brillado piezas del archivo como si fueran diseños actuales.
Lejos de ser desfiles al uso, las pasarelas de Andrés Sardá aunaban cada detalle de la producción para trasladar un concepto completo que parte desde las prendas, las modelos, la música y la ambientación de la escena, en la que contaban con elaboradas proyecciones expresamente para ambientar el desfile según la temática elegida.
Las modelos de la década de los 90 como Judith Mascó (50 años), Verónica Blume (42), Vanesa Lorenzo (43) y Martina Klein (43) han sido las encargadas de abrir este desfile con prendas realizadas en encaje negro. "Sin su imagen no seríamos nada", ha sentenciado tajante Nuria Sardá, directora creativa de la firma: "Nos habría encantado poder contar con todas ellas, pero poder tener a representantes de una época es maravilloso".
"Llevábamos sin desfilar juntas quince años, que es la edad que yo tenía la primera vez que trabajé con Andrés Sardá", ha contad emocionada Martina Klein al finalizar el desfile, a quien Blume ha complementado añadiendo que "pertenecer a la historia de esta marca es todo un lujo".
En un primer bloque se ha podido ver piezas de los setenta, una lencería innovadora, en color y lisa, confeccionada en materiales novedosos. Hay prendas del origen de la firma, marcados por la emblemática mantilla que visitó la misma Jacqueline Kennedy y el salto a la ropa interior, con varios modelos que han luciado la tradicional pieza y han ido desnudándose poco a poco hasta desvelar algunos sensuales conjuntos de moda íntima de la nueva colección. "Ha sido emocionante y al mismo tiempo complicado concentrar el universo creativo de mi padre", ha explicado Nuria Sardá.
En los 70 el legendario fotógrafo británico David Hamilton se convirtió en el fotógrafo oficial de Andrés Sardà. Su huella estética ha tomado el protagonismo a través de tules, tejidos fluidos, atmósferas sutiles y tonos empolvados. "Mi padre era consciente del poder y la importancia de la imagen para crear marca y marcar tendencias", ha dicho Nuria Sardá.
En la década de los 80, este visionario y emprendedor Andrés Sardá revolucionó el interior femenino con una fórmula que aunaba diseño y sofisticación. Prueba de ello han sido las prendas confeccionadas con encaje, chantilly o tul en las que se integraban piezas de plástico o licra, un trabajo de ingeniería que en su día fue sexy y en la actualidad resulta moderno.
Sus evocadores desfiles siempre se esperaban con deseo. Sardá creía en el empoderamiento de la mujer y su arma fue una lencería que a día de hoy sigue siendo vanguardia y moda.
El desfile homenaje, que ha comenzado con un minuto de silencio, ha terminado con una explosión de color y alegría en la que ha primado una lencería de encaje moderna. Una mirada hacia el futuro con distintos looks de noche, vestidos que evolucionan a partir de algunas de las piezas de lencería más sofisticadas elaboradas en lujosos seda y encaje. Grandes volúmenes y aperturas que han destaado sobre modelos muy especiales como bodies en tul flocado enriquecido con detalles de terciopelo o el sujetador triangular, una de las prendas estrella de esta temporada.
Noticias sobre la pasarela
Antes del desfile de Andrés Sardá, Roberto Diz también ha querido rendir homenaje al diseñador Ungaro con un desfile que ha abierto la tercera jornada de la pasarela, en el que ha planteado una metáfora sobre la situación mundial, el problema de las migraciones o el cambio climático.
"Ungaro es un grande de la moda y quería recordarlo con diseños con mucho volumen", con metalizados reflectantes, vestidos de escotes abullonados, capas y tops combinados con pantalones pitillo.
El diseñador sevillano ha confesado estar "muy preocupado" por la situación mundial, en la que se ha inspirado para crear La Caja N3gra, una colección que parte del desastre de un accidente aéreo y que refleja en prendas oscuras, donde el negro es protagonista junto al azafrán y borgoña, y en complementos, como los pendientes, que han incorporado restos de "basura".
Una "opresión social" que ha trasladado a vestidos mini con gomas de alta densidad que se ciñen al cuerpo y también ha trasladado a vestidos de fiesta.
En este baile de clases sociales, en el juego que establece entre "el lujo y la pobreza", Roberto Diz ha cambiado sus patrones estrechando la cintura, bajando los hombros y ajustando los pantalones a la pierna.
El cheviot y la lana son algunos de los tejidos elegidos sobre los que Diz borda en azabache una flor de Lis, una de las figuras más populares de la heráldica y emblema de los borbones desde el siglo XVI.
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