No sorprende a nadie cuando, llegados el otoño o la primavera, de repente se aprecia una mayor caída del cabello. Ahora bien, el susto llega cuando, en terminadas ocasiones, la densidad capilar no se recupera tanto como es deseado pasados unos meses. ¿Por qué ocurre esto? "Hay múltiples factores que intervienen en cómo se comporta la regeneración de nuestro cabello. Desde el estrés al entorno en el que vivimos, todo importa, siendo el trato que le damos el factor más importante para garantizar una salud óptima", explica Natalia Guerrero, experta técnica de RevitaLash Cosmetics en España.
De esto se deduce que, aunque hay aspectos que salen del control de cada uno, otros no tanto, resultando además ser los que más influyen -negativamente- en la pérdida de vitalidad capilar.
"Es importante cuidar el vello corporal para que, cuando lo perdemos según el proceso natural, vuelva a estar como era en su zenit pasado un tiempo. Lo realmente importante es mantener el folículo piloso lleno de actividad", añade la especialista. Sabiendo esto, si lo importante es asegurar una salud completa desde el cuero cabelludo -que no solo desde la raíz- a las puntas. Resulta evidente que conviene cuidarlo de la misma manera que se cuida la alimentación o el rostro.
Sin embargo, hay cinco grandes errores que son demasiado comunes y que representan un alto porcentaje de culpabilidad en la debilitación de la melena. ¿Cuáles son?
1. Secar a alta temperatura
Cada mañana, el secador y la plancha luchan en una gran batalla por moldear el cabello, especialmente aquellos más rizados o los que son demasiado lisos. Sin embargo, esto representa un auténtico castigo para la melena. "Estos gadgets suelen alcanzar hasta los 230 grados de media, una temperatura demasiado elevada para zonas como las puntas. También es un riesgo cuando se expone al calor desde la raíz, pudiendo quemar el cuero cabelludo, afectando a medio y largo plazo a la vitalidad del folículo piloso", comenta Guerrero.
Por otro lado, los expertos suelen coincidir en que los protectores térmicos pueden ser de ayuda, pero no siempre consiguen proteger tanto como se desea, sometiendo al pelo a un estrés excesivo al reducir los nutrientes que lo mantienen acondicionado. Es por ello que la recomendación es utilizar el secador en temperatura ambiente y la plancha, si fuera necesario, siempre al mínimo de su capacidad, al menos si el uso es diario o en días alternos.
2. Frotar con la toalla
Cerrar la alcachofa de la ducha, coger la toalla y frotar como si no hubiera un mañana. Este gesto, más que común, puede debilitar la salud de la melena. "Al frotar, precisamente porque lo que está en contacto con el pelo es la toalla y no nuestra mano directa, tendemos a recurrir a una fuerza excesiva que, en muchas ocasiones, puede llegar incluso a arrancar o partir cabellos", explica Natalia Guerrero, para quien lo ideal es envolver el pelo en una toalla cuidadosamente, y que ésta vaya absorbiendo poco a poco el exceso de humedad, para luego terminar de secar con el secador.
3. O… no secar
Tan malo es secar con demasiado calor, como no secar la melena nunca. Para Natalia Guerrero: "Igual que no salimos con la ropa o el rostro mojados, tampoco lo deberemos hacer con nuestro cabello. Es uno de los motivos principales por los que nos acatarramos con mayor facilidad, pero también una de las causas más habituales de la caída del cabello. La humedad repetitiva produce que se deteriore le membrana celular de cada cabello, responsable del brillo y la fortaleza. También afecta al propio folículo piloso, que es por así decirlo el gancho que permite a nuestro pelo mantenerse bien adherido al cuero cabelludo". A esto se le añade que un exceso continuado de humedad puede ser, incluso, el origen de la aparición de hongos.
4- Lavar más -o menos- de lo deseable (y el cepillo también)
La necesidad de lavado del cabello lo dirá él mismo y se verá fácilmente. De media, mientras que los cabellos muy grasos se pueden lavar sin problema cada día, los más secos pueden esperar hasta dos o tres jornadas. Estos son los baremos normales y no son una ciencia exacta; conviene analizar cómo evoluciona la melena cuando se lava más o menos.
"Debemos saber que, en este sentido, podemos entrenar al cabello. Si tenemos paciencia y no lavamos a diario, podemos acostumbrar a un cuero cabelludo que produzca mucha grasa a que vaya produciendo menos. En estos casos, dejar un día extra puede venir bien. No deberemos esperar más tiempo que este que recomendamos, puesto que un exceso de grasa puede afectar al cabello prácticamente de la misma manera que lo hace la extrema abundancia de humedad".
Un gran motivo de falta de higiene en el cabello está en los cepillos que se utilizan. Una mala limpieza de las cerdas o los depósitos que se quedan en la base hacen que ciertos residuos pueden traspasar al pelo, facilitando que se ensucie con facilidad. Para ello, se deben lavar con agua tibia y jabón, dejando que sequen siempre hacia abajo. También conviene usar rastrillos que ayuden a eliminar los cabellos que se hayan podido quedar encerrados en ellas.
5- Usar productos oclusivos
Determinados productos con siliconas no naturales o ciertos petrolatos pueden obstruir el folículo, afectando a la salud de cada cabello desde la raíz. Es por ello que hay que tener cuidado con el excesivo uso de gominas, espumas, o productos alisadores que crean una película sobre el vello, impidiendo que transpire como debe.
"Del mismo modo que nuestra piel, nuestro pelo debe respirar. Debemos dejarle que se oxigene. Muchas veces, creyendo que lo protegemos con lo aplicamos encima, lo que hacemos es debilitarlo, por ejemplo, con algunos champús o acondicionadores con función alisadora", concluye la experta.
Para ello, lo mejor es aplicar champús o acondicionadores que garanticen un cuidado no solo cabello, sino también del propio cuero cabelludo, que es el núcleo del que depende cada pelo en cuestión.
[Más información: Las melenas naturales son tendencia este 2020: aprende los trucos de los expertos]