La modelo española Nieves Álvarez (46 años) fue la estrella del desfile del diseñador francés de Alta Costura Stéphane Rolland, que recuperó la llamativa silueta de las meninas en su colección primavera-verano 2021, con prendas estructuradas y una silueta voluminosa en las caderas.
El cuadro de Diego de Velázquez pareció tomar forma en el claustro de un palacio neoclásico que sirvió de pasarela a Rolland, uno de los diez miembros permanentes de la Alta Costura que desfilan en esta particular Semana de la Moda, donde todas las colecciones se muestran exclusivamente en línea.
Lo más impresionante de Rolland fueron tres vestidos con manga larga, corsé ajustado en la cintura y falda rígida con volúmenes a ambos lados de la cadera, que Álvarez, de 46 años, lució en tres versiones: un corsé de piel y cadenas de oro en el torso, o corsé totalmente dorado o totalmente negro con mangas abultadas.
La línea, coloreada en blanco, negro y dorado, puso también sobre la pasarela un mono con pantalón amplio metalizado en oro y jersey de punto blanco, o un vestido con falda bordada de cristales y corsé de piel.
Rolland jugó con las formas del corsé de palabra de honor en piel, pieza clave de la colección, combinado con un pantalón masculino fluido en crepe satinado en negro, o con una falda pantalón en blanco y negro.
Este martes, en la segunda jornada de presentaciones de Alta Costura, fue el turno también del creador francés Alexis Mabille, quien se decantó por un desfile tradicional y a puerta cerrada para presentar su próxima colección.
Mabille explicó a EFE que esta colección la trabajó en busca de una "emoción y una actitud", recuperando sus códigos favoritos: mezcla de masculino y femenino, sastrería trabajada con telas fluidas y vestidos estructurados, yendo más allá en la costura.
"De eso trata precisamente la Alta Costura, de retorcer un tejido, distenderlo y drapearlo para lograr el efecto deseado y conseguir una silueta armoniosa y bonita", dijo Mabille.
En apenas una veintena de creaciones, Mabille introdujo vestidos de bordados en color que se asemejan al encaje, en palabra de honor y ajustado en la falda, "looks" traslúcidos sobre corsés de color carne que marcan las formas, o un vestido corto, semejante al uniforme de tenista, con falda plisada con vuelo.
Inspirado por la imagen de diosas, Mabille apostó por introducir el dorado y bronce en vestidos drapeados con mucha caída y algunos vestidos años 1940, más estructurados, con escotes de corazón y capas.
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