Todo ha cambiado en la boutique de Prada donde Georgina Rodríguez empezó a hacer carrera
EL ESPAÑOL se ha trasladado al que fue el último trabajo 'anónimo' de la joven aragonesa hasta que empezó su relación con el futbolista.
6 febrero, 2021 01:11Noticias relacionadas
En enero de 2017, EL ESPAÑOL se desplazó hasta la tienda de Prada ubicada en El Corte Inglés de Nuevos Ministerios de Madrid para conocer si era cierta la información publicada que afirmaba que la recién estrenada novia de Cristiano Ronaldo (35 años), una mujer anónima llamada Georgina Rodríguez (27), trabajaba ahí.
En efecto, este periódico encontró y trató con una joven afable, cercana y que en aras de cumplir su labor de la mejor forma posible, intentó vender un bolso de la firma italiana valorado en 2.800 euros.
Febrero de 2021. Cuatro años y cuatro hijos después -en realidad Georgina es madre biológica de una, pero considera sus vástagos a todos los niños de Cristiano- la vida de la que fuera dependienta de Prada ha virado de manera radical: de vender alta moda a lucirla. Pero, ¿cómo ha cambiado el córner de Prada cuatro después de la marcha de Georgina? Este diario se traslada hasta el que fue el último trabajo anónimo de la aragonesa hasta que empezó su relación con el futbolista portugués.
El Corte Inglés es absolutamente distinto al de hace 48 meses. Si bien Georgina solía acceder a su puesto de trabajo por una puerta automática de las clásicas, ahora, tras la reforma del espacio del Paseo de la Castellana, para entrar en Prada hay que cruzar unas impresionantes puertas acristaladas. Pese a los cambios -"Ahora lo más low cost se encuentra en la planta -1", aclara una trabajadora de Loewe a la que se intercepta- Prada sigue siendo la reina de su esquina. A su lado y justo enfrente, Gucci.
Un tándem muy conocido, por cierto, para Gio, pues fue justo en la flagship de Gucci en la calle Serrano, 49 donde conoció por casualidad y como cliente a quien hoy es su razón de amor. La seguridad y la privacidad sigue siendo clave para este corazón del shopping de lujo en el centro de la capital. Al entrar, hay un espacio diáfano con productos de Gucci expuestos, por lo que la seguridad se refuerza justo en ese área.
¿Ha cambiado el canon de los sales assistants de Prada? Es evidente que Georgina es una mujer bella, esbelta, no demasiado alta, pero sí muy llamativa, con un cuerpo voluminoso, no sólo trabajado con horas de gimnasio y buena alimentación, sino también por sus años como bailarina profesional de ballet clásico.
A lo largo de estos días, este diario ha podido comprobar que los trabajadores de Prada poco tienen que ver con la novia de Cristiano. Una mujer embarazada -aunque de poco tiempo-, luce media melena rubia y saluda con acento andaluz. Entre tanto, se encarga de colocar una hornada de minibolsos de nylon multicolor: los favoritos de todas las fashionistas. Práctico y femenino, el minibolso de nylon está decorado con un ribete en icónica piel Saffiano. Presenta una mezcla contemporánea de materiales. Su precio, 650 euros.
Mientras tanto, un hombre que apenas supera los 30 años atiende a una clienta de origen oriental que habla en su idioma a través de FaceTime con una amiga interesada quizá en adquirir un bolso en euros y no en yenes -Prada es mucho más barato en Europa que en China-. Una chica vestida de manera informal con falda animal print no para de mirar el móvil sin parar. Lleva un moño messy y es clienta habitual de la tienda: sus botas Monolith la detalan.
¿Y los uniformes? La moda cambia cada cinco segundos y así también ha evolucionado el uniforme con el que los dependientes de la boutique atienden a sus clientes. En febrero de 2020, la firma italiana dio un giro de creatividad con la incursión de Raf Simons (53) como co-director de la casa junto a Miuccia Prada (71).
En sus días de Prada girl, Georgina iba de entera vestida de negro: elegante, sobria y discreta. En la actualidad, ellas lucen una especie de mono baby blue y ellos llevan un chaleco de algodón. Ambos lo combinan con prendas azul marino o azabache.
Con Georgina o sin ella, algo más histórico que el hecho de que Cristiano Ronaldo aparezca en tu vida ha sucedido en el mundo: la pandemia de coronavirus. En todas las mesas de Prada en estos días se puede encontrar gel hidroalcohólico. Eso sí, en frascos de diseño en fina plata. Sus dependientes, por supuesto, llevan una mascarilla FFP2 reglementaria.
Comprar en Prada es todo una experiencia: el trato es exquisito, la amabilidad es primodial y la discreción es ley. Este periódico lo intenta en varias ocasiones y en una conversación distendida con una de sus dependientas se atreve y pregunta por Georgina Rodríguez. "¿Era vuestra compañera, verdad?". "Sí", responde la nueva Gio con un corte en seco convirtiendo aquella conversación amable en un pulso de silencios, como si tuvieran instrucción de que hay determinados asuntos de los que no se habla.
Georgina Rodríguez lleva cuatro años junto a Cristiano Ronaldo y en este tiempo de realidad irreal no sólo ha lucido prendas de Prada, sino que su relación con la firma se ha convertido casi en algo personal, especialmente desde que vive en Turín, momento en el que su italianización en el sentido de moda fue un hecho. Ante sus casi 24 millones de seguidores en Instagram, Georgina Rodríguez publica y postea sus artículos favoritos, regalos de la casa italiana: desde bolsos hasta el célebre sombrero de pescador con logo.
El pasado verano, junto a su pareja, Georgina alquiló un barco de 16 millones de euros donde sus looks estuvieron marcados por sus firmas amigas. Para inaugurar el yate, Georgina seleccionó un total look firmado por Prada. Chaqueta de nylon de la Linea Rossa de Prada, un original diseño de manga corta, con capucha y con costuras termoselladas sin forro. Su precio, 1.300 euros. Lo complementó con el pantalón corto a juego, 550 euros.
Como prenda estrella, las zapatillas deportivas. Los elementos 3D definen el diseño futurista de estas nuevas sneakers de tela. Se trata del modelo Collision 19 LR y su precio es de 750 euros. Le añadió, además, unos clásicos calcetines. El icónico logo de jacquard en la banda de color rojo distingue estos calcetines sin dedos de nylon técnico. Su precio, 150 euros.
Todo lo que antes vendía, ahora lo luce como una superestrella global que brilla cada día con más fuerza y entidad propia, pese a la alargada sombra de su pareja, el que fuera, hasta el escandaloso contrato de Messi (33), el jugador de fútbol mejor pagado del mundo.
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