Lucir una piel sana, luminosa, hidratada y sin arrugas o marcas de expresión es uno de los deseos beauty que a todo el mundo le gustaría cumplir. Sin embargo, a la hora de cuidarla, es importante seguir una rutina y emplear los productos específicos para cada tipo de piel y aquello que necesita en cada momento.
Por eso, la farmacéutica Rocío Escalante descubre los errores que, sin darse cuenta en muchas ocasiones, se cometen a la hora cuidar nuestra piel. Toma nota y pronto notarás como tu cutis mejora a pasos agigantados si dejas de hacer estos diez tips.
1. Escoger un producto que no sea adecuado para tu tipo de piel
Es habitual dejarse influir por el marketing o por la opinión de las amigas que tenemos alrededor a la hora de escoger las cremas. Sin embargo, no todo funciona en todas las pieles. Conocer tu piel y sus necesidades es esencial para escoger los cosméticos adecuados.
2. Falta de constancia
Querer ver resultados de forma inmediata es otro de esos errores. En belleza, hay que tener paciencia y, sobre todo, ser constantes con las rutinas. Solo así se consiguen ver las mejoras en la piel.
3. Querer usar todo tipo de activos
Aunque el retinol, el ácido glicólico o la niacinamida son activos fantásticos para la piel, quizás tu piel no los necesite. Las rutinas personalizadas son las más eficaces y en ellas no hace falta usar todo tipo de activos, sino, los que cada piel necesita. Busca aquellos que se adecúen a tu cutis.
4. Saltarse la limpieza facial o no hacerla adecuadamente
La higiene facial es el primer paso esencial para cuidar la piel y nos encontramos con personas que no la hacen correctamente, que por la mañana solo usan agua para limpiar el rostro o que utilizan la misma toalla para secar todo el cuerpo. Hay que limpiar la cara a diario, mañana y noche, con productos adecuados y preferiblemente usando una toalla exclusivamente para ella.
5. No hidratarse
Principalmente las personas que tienen la piel grasa, mixta y con tendencia al acné, suelen cometer el error de no hidratar la piel, porque temen que les salgan granitos. Pero la hidratación diaria es esencial para reforzar la barrera cutánea. La clave está en elegir una crema hidratante adecuada para cada tipo de piel.
6. Aplicar mucha cantidad de producto
Los beneficios de los cosméticos no se multiplican si aplicamos más cantidad. De hecho, puedes saturar la piel y provocarte acné cosmético por oclusión de los poros. ¿Qué cantidad es la justa? Depende de cada producto. Algunos cunden más, pero, en líneas generales, el tamaño de un guisante sería suficiente para todo el rostro. Y el tamaño de un grano de arroz para el contorno de los ojos.
7. Abusar o no utilizar los exfoliantes
Nos encontramos con los dos extremos. La exfoliación es necesaria en muchas pieles, sobre todo en las grasas y mixtas, para mantener los poros limpios. Pero no hay que abusar de ella, porque se pueden provocar irritaciones. Hay que encontrar el equilibrio, hacerla una o dos veces a la semana y siempre elegir exfoliantes adecuados para el tipo de piel.
8. Olvidar la fotoprotección en invierno
Los rayos UV envejecen la piel todo el año. Es cierto que en verano los daños son más graves, porque la piel está más expuesta. Pero hay que usar fotoprotección a diario, adaptándola a la estación y también a la actividad que realice cada uno. Si estas en casa todo el día, elige una crema que te proteja de la luz azul.
9. No seguir el orden adecuado
En cosmética el orden de los factores sí altera el resultado. Si utilizas diversos cuidados tienes que aplicar en el orden correcto. Si no lo haces, probablemente no sirvan de nada. Ten en cuenta el objetivo y la textura del cosmético. En general, los más ligeros van primero. Si haces una doble limpieza, primero el limpiador oleoso y después el acuoso. Después iría el tónico (si usas), el contorno de ojos, el sérum, la crema hidratante, la protección solar y, por último, el maquillaje.
10. Olvidarse del cuello y del escote
Estas zonas son las grandes olvidadas, lo que provoca que puedan envejecer antes que el rostro. El cuello suele sufrir arrugas y flacidez. El escote, sobre todo, manchas por el sol. Lo ideal es cuidar estas zonas de la misma manera que la piel del rostro: limpieza, hidratación y protección solar.
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