Esta es la historia de una joya histórica. Una perla legendaria que pasó por manos de reyes, reinas, conquistadores, fue robada y acabó en el arsenal privado -y en el cuello- de una superestrella global. Un mito de Hollywood, más que una actriz, un icono, que murió hace ahora justo 10 años y que merece un homenaje por entregar al mundo tantos momentos de belleza sin igual y talento innato. Esta es la historia de la perla Peregrina y su penúltima dueña, Elizabeth Taylor.
La Peregrina -también conocida por otros nombres como la Solitaria, la Sola o la Única- es, con total seguridad, la perla más famosa y valiosa del mundo. La Peregrina fue rescatada por un esclavo en Panamá en 1579 -otras fuentes apuntan a 1515-, hace más de 400 años, y formó parte durante siglos de los joyeros de la Casa Real española.
Esta preciosa perla en forma de lágrima fue el objeto de deseo de Margarita de Austria-Estiria, Isabel de Borbón o María Luisa de Parma, entre otras reinas, que la lucieron en diferentes etapas de la historia de nuestro país. El 23 de enero de 1969, la Peregrina sale a subasta en la sala Parke Bernet de Nueva York. Se trata del lote número 129.
Todos los ojos estaban posados en la histórica joya, única en el mundo, anhelada por un sinfín de poderosas mujeres de la alta sociedad mundial. En la pugna de brazos en alto por ver quién era el mejor postor, la mayoría de pujadores frenaron en los 15.000 dólares. Hasta los 20.000 llegó Alfonso de Borbón y Dampierre, el duque de Cádiz, primo del rey Juan Carlos (83 años) y primer esposo de Carmen Martínez-Bordiú (70).
Fue el actor Richard Burton quién, a través de un intermediario, ganó la puja por la impresionante cifra de 37.000 dólares de la época. Fue un regalo a su razón de amor, Elizabeth Taylor, cuyo matrimonio en Hollywood fue, probablemente, el más delirante, escandaloso y tóxico de la historia del cine.
Liz Taylor, propietaria de pleno derecho de la Peregrina, decidió lucirla en su breve aparición en la película Anne of the Thousand Days -Ana de los mil días- (1969), dirigida por Charles Jarrott y basada en la vida de la reina Ana Bolena. Richard Burton, su marido, era el protagonista de este filme. A continuación, ocho años después, y tras incorporar la perla a un collar de rubíes y diamantes de estilo renacentista en la joyería Cartier de París, Taylor volvió a llevarla en otra película: A little night music -Dulce Viena- (1977).
El hecho de que Elizabeth Taylor le incluyese ese impresionante collar de diamantes y rubíes firmado por celebérrima casa de joyas francesa hizo que de un valor aún más incalculable. La escritora Carmen Posadas, en su obra La leyenda de la Peregrina (Espasa), reconstruye con su característica precisión histórica la odisea de la joya desde que llegó a la corte de Felipe II hasta que Richard Burton se la regaló a Elizabeth Taylor.
El 23 de marzo de 2011, Elizabeth Taylor fallecía en el hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles a la edad de 79 años. Nueve meses después, un espectacular juego de seis piezas de esmeraldas y diamantes de su propiedad salieron a la venta en la casa de subastas Christie's de Nueva York por 19 millones de euros.
Momentos antes de venderse ese lote, salió a subasta la perla que Burton le regaló en señal de amor, la Peregrina. La joya real alcanzó un precio récord en subasta de 11,8 millones de dólares, -unos 9 millones de euros-. La identidad de su propietario o propietaria todavía hoy es un auténtico misterio.
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