La Alta costura no solo sirve para vestir las alfombras rojas. Esto demostró Dior en la pasarela parisina, donde propuso una colección optimista y rica en tejidos, con trajes de lana, sedas bordadas, terciopelos y unos vestidos de sastrería más sobria y urbana.
La firma francesa celebró el primer desfile presencial de la semana de la moda Alta Costura de París, donde se muestran las colecciones más selectas del próximo otoño-invierno, realizadas íntegramente a mano en un desbordamiento de creatividad, técnica y fantasía.
Sin embargo, el ensueño que rodea tradicionalmente estas creaciones, entre ellos los vestidos que a menudo se ven después en la alfombra roja, fue sustituido por la diseñadora Maria Grazia Chiuri (57 años), al frente de Dior, por un armario más cercano al día a día, aunque muy rico en detalles y tejidos.
Chiuri recuperó la silueta de cintura fina y falda abombada que revolucionó la moda con el llamado new look de Christian Dior y recreó las faldas de vuelo plisadas en lana de tweed gris, combinada con camisetas de rejilla y top negro.
El new look que Dior reinterpreta año tras año, fue versionado en esta ocasión en clave minimalista, con un sobrio traje negro de pantalón-falda y chaqueta de mangas abultadas, pero también en un aire más masculino, con chaqueta tipo kimono, marcada en la cintura con un péplum y pantalón recto.
La colección recuperó distintas influencias: las telas trabajadas de lanas inglesas y las gabardinas, alargadas hasta los pies, recreaban un aire británico junto a los cuellos alzados y las sedas estampadas, que recordaban a un vestuario más oriental.
El desfile de Dior fue el primero de la decena de marcas que se han atrevido en esta ocasión a reencontrarse presencialmente con el público. La firma organizó dos pases que permitieron mantener el aforo reducido, pero acoger a una parte de los compradores y seguidores de la marca, entre ellos la actriz estadounidense Jennifer Lawrence (30)
Importancia de las manos
El decorado elegido hizo soñar a los asistentes, en una instalación temporal dentro del Museo Rodin cuyas paredes estaban completamente decoradas con bordados de colores, una creación de la artista Eva Jospin (46) bautizada como 'Habitación de seda', inspirada en las paredes de la Sala dei Ricami, en el Palazzo Colonna de Roma. Un guiño más de la casa a la importancia que cobra, en esta colección, el trabajo manual.
Antes del desfile, la firma compartió en sus redes sociales un vídeo con algunos de sus sastres trabajando manualmente las plumas, encajes y bordados que se vieron en la colección.
Sedas, lanas y terciopelo
El punto bohemio de Chiuri se vio en faldas de seda trabajadas con distintos retales de estampados, tipo patchwork, que se repitió en los abrigos, combinando seda y terciopelo.
Las lanas dieron forma a cazadoras cortas, chaquetas bomber, bermudas, faldas a media pierna, pantalones cortos y capas, a juego con un mocasín plano y masculino que sirvió de accesorio principal, así como una gorra abombada con visera corta. Todo en estampados gráficos en blanco y negro o gris.
Destacaron, asimismo, sus piezas fluidas, como varios vestidos de gasa transparente, estructurados en torno a un corsé, con falda larga, pero también plisados más rígidos que reprodujeron un cuidado estampado geométrico en las faldas.
Chiuri se atrevió tanto a sacar a la Alta costura de sus códigos de vestimenta que introdujo incluso un impermeable estampado, por encima de sus vestidos de plumas y sus faldas asimétricas.
El gris y el negro, o el binomio en blanco y negro, da paso a una serie de trajes en tonos champán y tierra, como una llamativa capa en satén con capucha o una gabardina corta con cintura marcada.
Cerraron el desfile los vestidos plisados en una alegre gama de amarillos, azules y verdes, color de la esperanza, que arrancó al público un sonoro aplauso para la diseñadora tras el carrusel final.
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