El Museo del Traje-Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, ha reabierto sus puertas tras las obras de reforma del edificio -levantado hace más de 50 años-, que han supuesto mejoras en la fachada, las cubiertas y las azoteas. Los trabajos, con una inversión cercana a los 1,5 millones de euros, han dotado al museo de nuevos espacios adaptados a la conservación preventiva de las piezas que custodia, así como a la mejora de los espacios de visita pública.
El cierre por obras ha permitido hacer un cambio en la exposición permanente, un acontecimiento único en la trayectoria de un museo. En este caso, se ha repensado el discurso expositivo y se ha ideado un recorrido en el que podrán verse más de mil piezas (solo un 1 por ciento de la colección que alberga el museo), de las cuales más de la mitad se exhiben ahora por primera vez. La nueva exposición incluye piezas del fondo textil, pero también bienes etnológicos y documentales que ayudan a contextualizar las distintas épocas y a entender que las modas trascienden al ámbito de la indumentaria.
A través de escenografías, que muestran el arraigo de las modas en los objetos cotidianos, se propone un recorrido cronológico desde los siglos XVII y XVIII hasta nuestros días, explicando cómo las distintas corrientes se adaptan y perduran a lo largo de los siglos. Dentro de las colecciones de indumentaria histórica expuestas, una de las piezas más antiguas es un guante de encaje del siglo XVII, así como el 'Tratado de Sastrería' de Juan de Albayzeta de 1720.
En este itinerario, se hace referencia también a los diferentes modos de vestir en distintas épocas desde la perspectiva de género, así como a la participación de la publicidad y los medios de comunicación en la generalización de las modas a través de figurines -destacando los de Pedro Rodríguez, Asunción Bastida o Manuel Comba-, revistas, carteles o televisores, además de los hábitos de salud, higiene y belleza asociados.
Asimismo, de forma monográfica, se dedica una sección a la indumentaria tradicional, con una rica colección de trajes regionales en la que se pueden ver desde ricos trajes populares, como el de Pozoantiguo (Zamora); hasta indumentaria asociada al calendario festivo, como el Diablo de Artà (Mallorca). Otra de las secciones monográficas pone el foco en la figura de Mariano Fortuny, creador del conocido traje Delphos.
Entre las piezas contemporáneas expuestas destacan los vestidos de Cristóbal Balenciaga, que ejerció una enorme influencia en la moda española a la vez que cambiaba la moda internacional; la capa de la firma madrileña Oteyza, que muestra la pervivencia del arquetipo español de los siglos XVI y XVII; o el chándal de Jeremy Scott, que reinterpreta el traje de luces y refleja, a su vez, la influencia del majismo.
La exposición finaliza con piezas de diseñadores nacionales e internacionales tan notables como Yves Saint Laurent, Elio Berhanyer o Manuel Piña, cuyas vitrinas fueron producto de un comisariado colectivo a través de redes sociales con el hashtag #YoExpongoMT. La experiencia de la exposición permanente se completa con visitas guiadas, material para realizar visitas familiares de forma autónoma, una visita virtual y más actividades que se irán desarrollando a lo largo de la temporada.
Maniquíes invisibles
El Museo del Traje es uno de los pocos museos que realiza maniquíes invisibles para mostrar su fondo textil. Con ocasión de la renovación de la exposición permanente, ha sido necesario hacer 40 nuevos soportes específicos para las piezas seleccionadas. En total, la nueva exposición ha necesitado 150 maniquíes realizados a mano, puesto que las piezas de antes de los años 50 no se corresponden con las tallas industriales, sino que todas eran piezas únicas hechas a medida. Su función es tanto estética como de preservación de la pieza: por un lado, invisibilizan el soporte; y, por otro, la pieza queda asentada en su medida exacta sin sufrir ninguna tensión.
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