La industria de la moda gana millones al año y es una de las más importantes del mundo. El hecho de ser un sector creativo genera muchos debates y problemas legales, sin mencionar que es la segunda industria más contaminante del mundo y cuenta sobre sus espaldas con grandes injusticias laborales que arrastra desde hace décadas.
Este hecho genera grandes incógnitas en la actualidad sobre lo que es legal y lo que no lo es. Al ser un sector internacional, la ley cambia según en el país en que se produzca dicha infracción, producción y/o venta dejando indemne, en muchas ocasiones, a quienes realizan dichas infracciones.
¿Estamos actuando correctamente con nuestra firma de moda, empresa de diseño o boutique? Estos son los tres errores legales más comunes en el mundo de la moda en la actualidad y que puede poner en jaque tu negocio.
1. Derecho de la Propiedad Intelectual e Industrial
La moda vive de la creatividad de los diseñadores y de sus grandes ideas, propiedad de quienes la desarrollan. Pero con el fast fashion en auge, el plagio y las copias están a la orden del día; consiguiendo que se difumina el trabajo de dichos creativos, y perjudicando, tanto económicamente como laboralmente. Solo la ley de derechos de autor, incluso patentar tu creación, puede salvarte de esta práctica.
Jaime J. Navarro, abogado y CEO de Navarro Llima Abogados, aclara que "existe una pequeña línea entre el plagio y lo que se considere que es 'ligeramente' parecido. Las casas de lujo sufren grandes pérdidas económicas debido a estas falsificaciones o plagios. Para que una prenda sea un plagio se tiene que demostrar ante un tribunal. Y un juez no reconoce que una copia es una copia si tiene siete diferencias".
Y prosigue: "Y estas diferencias, muchas veces, se consideran como tal si sencillamente una cremallera es 0,5 centímetros más pequeña que la original. Solo con microdiferencias ya, legalmente, no es considerado una copia, aunque la prenda sea prácticamente igual. Un tema que afecta a los Derechos de la Propiedad Intelectual de diseñadores, moda de autor y marcas de prestigio".
2. Apropiación cultural
Se ha convertido en uno de los temas más delicados actualmente y sobre todo en el mundo de la moda, empujado por el movimiento Black Lives Matter. Existe un extenso debate entre la inspiración y la apropiación cultural. Pero ¿cuál es la diferencia?
"La apropiación cultural es la adopción o uso de elementos culturales por parte de miembros de otra cultura. Se conoce como apropiación cultural indebida aquello que sea retratada de manera dañina y se la considerada una violación del Derecho de la Propiedad Intelectual contra la cultura de origen. Incluir tradiciones, comida, símbolos, tecnología y canciones culturales de otras culturas también lo es", matiza el citado experto en Derecho de Empresa y Societario.
Un conocido caso es el de Dolce & Gabbana, que en su colección primavera/verano 2018, diseñó unas prendas compuesta por colores muy vibrantes y formas muy similares al traje tradicional del carnaval de Viana do Bolo localizado en Galicia. Dicha localidad denunció a la marca por plagio y apropiación cultural. Lo único que pidieron a la marca es que reconocieran de donde vino la "inspiración". Mucha gente vive de estas tradiciones ancestrales y es el gran atractivo cultural de los distintos países, pueblos, etc. Las marcas quitan valor y olvidan el trabajo que hay detrás. Un tema demasiado complejo y que muchas veces el diseñador solo admira dicha cultura.
3. El tan cuestionable Made in
Muchas de las marcas cumplen con el Made in si casi la totalidad de las mismas han sido fabricadas en dicho país. Esto da una seguridad al consumidor a la hora de comprar ese artículo, considerándose signo de calidad, según en qué país, por supuesto, esté creada o confeccionada. "Pero en este tema también hay dos caras en una misma moneda y en el marco legal", afirma Jaime J. Navarro Llima.
Y apunta: "Algunas marcas dicen que la totalidad de su producción ha sido elaborada en el país donde pone la etiqueta. Pero en algunos casos se ha fabricado en diferentes fábricas y países y a lo largo de su producción, generalmente en países donde es más barato para así poder reducir costes. Dicho producto vuelve a su país de origen para ser rematada, por ejemplo, poniendo los botones".
"Este simple acto ya da derecho a que las marcas puedan poner, por ejemplo, Made in Italy, Made in Spain, etc. Una práctica cuestionable donde realmente el 80% de su confección ha sido creada en otro país. Estos productos los compramos los consumidores ajenos a esta información pensando que es exclusiva y de gran calidad, pero realmente no siempre es así", concluye Navarro.
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