La diseñadora Patricia Rosales ha calzado a Kylie Minogue (54 años), Beyoncé (41) o Madonna (64), así como a clientas de Arabia Saudí, Dubai y Rusia, y hace un par de años dio un giro a su carrera con Starlei, la marca bajo la que vende su "híbrido entre un zapato de lujo y una alpargata", al que ahora ha dado un nuevo giro con una patente con mil caras.
"Es una marca de alpargatas personalizadas de lujo. Antes trabajaba con zapatos con diseños exclusivos para mujer, pero tenía que viajar mucho. Ahora, con Starlei puedo llegar a otro público muchísimo más amplio y diseñar para mujeres que pueden vivir la experiencia de tener un zapato personalizado y de lujo", afirma Rosales en una entrevista con EFE.
Su taller está en Almería y desde allí crea para "toda España". Trabaja con los mismos proveedores que en la época en la que sus "patricios" causaban furor en la industria del lujo para confeccionar calzados a medida, adaptados al ancho del pie y "cien por cien personalizados".
"Es un híbrido entre un zapato de lujo y una alpargata (…) La ventaja que tiene es sobre todo la comodidad. Y la artesanía, todo está elaborado a mano.Trabajo exactamente igual que cuando trabajaba en lujo. Además, el patronaje y el ajuste es uno de mis fuertes y todo eso he conseguido trasladarlo a un calzado tan tradicional como es la alpargata", dice.
Hebillas-joya con cristales, pieles italianas o españolas, plumas, PVC transparente o vinilos son parte de los materiales de la industria del lujo que Rosales ha incorporado a este calzado tan tradicional que confecciona sin horma y cosido a mano.
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Mientras avanza entre los patrones y modelos que pueblan su taller, la diseñadora indica que este año verá la luz la cuarta colección de Starlei, a la vez que muestra sus primeras propuestas en zapatos y correas para hombre, que verán la luz a mediados de febrero. Al año, de sus manos salen entre 150 y 200 pares de zapatos.
Una patente con mil caras
"Pensaba que cuando una mujer se pusiera Starlei en los pies iba a decir que el diseño es bonito y mi sorpresa es que también me dicen que son cómodos", apunta Rosales, quien explica que sus alpargatas usan un material técnico deportivo que hacen que sea más transpirable, antibacterias y que tenga "un gran secado".
Pero a principios de noviembre del año pasado la creadora dio un paso más y registró una patente en la que había trabajado meses atrás. "Todo surgió a raíz del verano. A las clientas les gustaba muchísimo lo que se le ofrecía en Starlei, que era darle versatilidad. Con un modelo puedes tener un look más de fiesta, pero si le pones otros cordones es más de calle", apunta.
"Compraban una alpargata y muchas cintas y correas. Eso me llevó a crear un zapato que es FID, el nombre que recibe todo el calzado con diseños intercambiables que consta de una base, que es lo que llamamos suela, y los diseños, que es la parte exterior", abunda.
"Lo que permite FID es que lo puedas intercambiar. Con el mismo diseño puedes tener diferentes alturas, la suela en diferentes colores y que el diseño lo puedas intercambiar. Al final es un zapato también muy sostenible porque si se estropea la base o el diseño, puedes comprar otro por separado", apostilla.
Rosales solo vende piezas, bases y diseños por separado a clientas que ya han comprado un primer calzado de Starlei, y presume de que con una única suela es posible tener todos los modelos que uno pueda imaginar. "Se puede ampliar muchísimo la colección para viajar. En una maleta, no ocupa nada y no se deforma", presume.
Su patente se centra en las piezas de sujeción que sirven para anclar ambas partes y cambiar la altura de un diseño en concreto o prepararse para una fiesta en cuestión de segundos. Un invento sencillo pero ingenioso que permite que estas alpargatas tengan una infinidad de caras.