Popa, la reinvención de la menorquina “made in Elche”

La marca de calzado Popa supo reinventar una sandalia clásica y afianzarse como una de las firmas más reconocidas de la industria con una producción 100% local.

Elche es la mayor zona zapatera de España. La artesanía alpargatera del siglo XIX en esta zona dio origen a lo que hoy sigue siendo la principal ocupación manufacturera del municipio, con más de 17.000 ilicitanos trabajando en la fabricación de calzado y unas 900 empresas, entre las que se encuentran unas 350 firmas propias que fabrican y comercializan zapatos.

Algunas de estas empresas se han convertido ya en todo un referente, como le ha ocurrido a Popa, que en una década fabricando calzado -primero las clásicas menorquinas y posteriormente diversificando a todo tipo de modelos- se ha consolidado como una de las marcas de calzado y complementos más reconocidas.

Su director general y fundador, Miguel Ángel Lucas, no era ajeno a la industria cuando creó la empresa. Como ilicitano, toda su familia había estado ligada a la industria del calzado. Su padre era fabricante de plantillas desde hacía más de 50 años y él, junto al resto de sus hermanos, siempre habían trabajado en la empresa familiar.

“Todos empezamos aprendiendo el oficio, y creo que son esas enseñanzas lo que nos han hecho al final poder dirigir equipos y que podamos crear lo que hemos creado con Popa”. En 2015 Miguel Ángel vio una oportunidad de negocio en un fabricante de menorquinas que estaba teniendo problemas económicos. Llegó a un acuerdo con la empresa para hacerse cargo de la fabricación, haciendo calzado primero para terceros, pero realmente lo que buscaba era tener una firma propia. Al tiempo lo convirtió en Menorquinas Popa, el nombre con el que nació la marca.

Producción 100% local, ‘made in Elche’

La historia y éxito de Popa han estado muy ligados a la ciudad de Elche. Estar en una ciudad zapatera les permite desarrollar todo el proceso de manufactura del calzado en un mismo lugar. “Nosotros lo hacemos todo. Diseñamos, hacemos la compra de materiales, cortamos, aparamos, ensamblamos, nos ocupamos de la logística… Y tenemos mucho que agradecer a la ubicación en la que estamos, porque tenemos proveedores que nos ayudan y nos dan mucha facilidad para que el zapato salga como nos gusta”, asegura el CEO de la marca.

Todo empezó con la menorquina. Una sandalia que siempre ha sido muy popular en España por su comodidad y sencillo diseño, pero que Popa supo reinventar con un prototipo que acabó siendo todo un éxito de ventas: “Lo transformamos con un modelo icónico dentro de la empresa, que es el modelo Saona. Creo que fue algo incluso sentimental. El zapato que hemos llevado de niños, clásico, transformarlo en moda. Lo que hicimos fue crear la primera menorquina del mundo con plataforma, que fue lo que nos hizo crecer y ser totalmente identificativo en el mercado de las menorquinas”, rememora Miguel.

Aunque en poco tiempo el catálogo ya empezaba a diversificarse y lo que era Menorquinas Popa pasó a denominarse simplemente Popa. Además de las menorquinas, o avarcas, la marca ofrecía todo tipo de sandalias y cuñas y poco a poco fue ampliando a colecciones de invierno: zapatillas deportivas, botas y botines o mocasines. Más recientemente, también han incorporado accesorios como bolsos y gorras.

Calzado de inspiración mediterránea

Elche es fundamental en la producción del calzado de Popa, pero la ciudad y, sobre todo, ese entorno aledaño al mar mediterráneo ha tenido una gran influencia en el diseño y materiales que se utilizan en sus zapatos: tejidos suaves y elementos naturales como el yute y colores que recuerdan al océano y la arena.

“Nosotros nos hemos criado aquí, hemos corrido por las playas, hemos pasado veranos eternos y eso nos ha inspirado. Eso es importante para casi todas las cosas que hacemos en el día a día. Yo soy creyente de crear algo que te inspire momentos que has vivido de pequeño que son inolvidables. Y Popa lo hace, no solo desde el calzado, pero lo intentamos llevar a todos los sitios, desde nuestra tienda a nuestra forma de generar contenido”, cuenta Miguel.

Esa esencia marina la llevan hasta en el nombre (la popa es la parte posterior de una embarcación), aunque el significado que desde la marca le dan a sus siglas es Product Of Pure Authenticity (producto de pura autenticidad). Para Miguel, este significado “nos genera un compromiso con el consumidor y hace que cada día nos esforcemos más para que ese producto sea de calidad. Tenemos mucho cuidado no solo con el producto en sí, sino en el packaging, el envío y en cómo nos comunicamos”.

10 años de menorquinas y mucho más

El próximo año, Popa cumplirá su décimo aniversario. “Nacimos de manera inusual en aquellos tiempos, de manera online, generando contenido y llegando al cliente de una manera diferente a lo que hacían la mayoría de marcas, con lo cual eso nos proporcionó una especie de océano azul a la hora de crecer”, explica el fundador de la marca.

En este tiempo, uno de los hitos cumplidos, y que puede tomarse como medida de éxito, fue ver que la gente empezaba a usar sus zapatos. “En calzado, una máxima para saber que eres marca es ver los zapatos en la calle. En el metro, en un restaurante, en bodas o eventos. Eso es lo que yo creo que te dice que eres marca y que la gente lo usa”, afirma Miguel.

Hoy en día, Popa, además de retailer, explica Miguel, “está en más de 800 puntos multimarca, tenemos dos tiendas -una en Elche y otra en Costa Rica- y vendemos también en marketplaces”. Precisamente este último punto de venta es cada vez más popular entre un mayor número de marcas online como Popa, que ofertan sus productos en plataformas multimarca como Miravia.

En el caso de Popa, presentes en Miravia desde su aterrizaje en España, el marketplace “te da una visibilidad que quizá no puedas alcanzar de otra manera”. Además, resalta, “fuimos de los primeros en conocer el proyecto y Miravia lo hizo todo muy sencillo, que para nosotros era súper importante”.

Con un mercado fiel y una creciente popularidad de la marca, “Popa está justo en el momento ideal en producto, porque ya no solo somos productos de verano, tenemos producto todo el año”. Ya consolidados en nuestro país, buscan crecer próximamente a nivel internacional y, por qué no, propone Miguel, “abrir algunas tiendas más de Popa”.