Belleza
BELLEZA
El origen de los frascos de perfume más icónicos
Aunque sus fragancias nos han enamorado, lo cierto es que cuando mencionamos su nombre lo primero que nos viene a la cabeza es la imagen de su frasco. De Chanel a Guerlain, y con diseños que han sido considerados verdaderas obras de arte, analizamos las botellas de los perfumes más representativos del mercado.
7 marzo, 2017
13:28
Estilo
Chanel
Perfumes
Jean Paul Gaultier
Givenchy
María Morillas
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Con diseños que han marcado historia y versiones que han ido actualizándose a lo largo de los años, son frascos elegantes y femeninos que hablan de pasión por un oficio. | Foto: Getty Images.
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CHANEL Nº5: el perfume más vendido de la historia esconde, tras su sencillo frasco, un origen algo confuso. Sus biografías se contradicen: algunos cuentan que su inspiración se debe a un escanciador de whiskey que tenía Gabrielle; otros creen que se dejó influenciar por los frascos de Charvet. Pero lo cierto es que, lejos de las recargadas botellas de los años 20, Chanel Nº5 fue todo un éxito. Sobria, minimalista y atemporal, esta austera botella fue creada en 1921 por Jean Helleu. De cristal transparente, con ángulos recortados y una pequeña etiqueta rectangular en la que solo rezaba el nombre del perfume; su elegancia sencilla fue, sin duda, la clave de su éxito. En 1959 entró en el Museo Metropolitano de Nueva York y en los años 60 Andy Warhol lo utilizó como protagonista en varias de sus obras. | Foto cortesía de CHANEL.
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CALANDRE DE PACO RABANNE: la obsesión de Rabanne por el metal es más que conocida. En 1964 revolucionó el mundo de la moda con extravagantes vestidos realizados con espejos, plástico, discos y metal. Siguiendo esta línea, creará su perfume Calandre (1969). Partiendo de que su significado en francés es “radiador”, el frasco de Calandre fue diseñado por Pierre Dinand quien, inspirado por el radiador de un Rolls-Royce, creó esta elegante botella de líneas puras. El hogar perfecto para un perfume que cuenta con ligeras notas metálicas que dan fuerza a su fragancia. Su éxito fue tal, que consiguió hacerse con el premio “Belleza-Industria” a Mejor
Diseño de Perfume en 1969. | Foto cortesía de Paco Rabanne.
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CLASSIQUE de JEAN PAUL GAULTIER: tomando como punto de partida el diseño del perfume “Shocking” de Schiaparelli, fragancia creada en 1937 e inspirada en las formas de Mae West, Gaultier eligió esta sensual silueta para lanzar al mercado Classique (1993). El frasco, que reproduce el cuerpo encorsetado de una mujer, hace referencia al estilo de un diseñador que apuesta, frecuentemente, por los corpiños. De hecho, son parte fundamental de su identidad. Desde entonces, la marca ha potenciado este aspecto creando también una versión masculina del perfume – con un frasco que muestra un torso masculino de inspiración marinera-, y comercializando desde 1997 ediciones limitadas, actualizando su diseño. | Foto cortesía de Jean Paul Gaultier.
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OPIUM DE YSL: diseñado también por Pierre Dinand, el primer frasco que se creó para Opium fue inspirado por los inros, unas pequeñas cajas de madera laqueada que los samuráis colgaban de sus cinturones y en las que cargaban especias, sal, hierbas medicinales y, a veces, opio. Sin duda, el envoltorio perfecto para albergar este místico aroma en el que encontramos una mezcla de notas de mandarina, cilantro y pimienta. Y aunque en la actualidad su diseño ha sido actualizado por Stefano Pilati y Fabien Baron para darle un aspecto más limpio y actual, el diseño sigue manteniendo el tapón original como referencia al lujo tan característico de Yves Saint Laurent. | Foto cortesía de YSL.
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J’ADORE DE DIOR: creado originalmente por Hervé Van Der Straeten, diseñador francés de joyas y mobiliario, su diseño se inspira en los inicios de la firma. Su forma, muy inspirada en la estética del New Look y emulando a los primeros recipientes en forma de ánfora, J’adore se diseñó como símbolo de elegancia y feminidad. Un frasco de curvas sensuales con cuello largo y cintura marcada donde el metal recuerda a un collar masai. Desde entonces, la firma ha lanzado varias ediciones limitadas en colaboración con Baccarat y el escultor galo Jean-Michel Othoniel, entre otros. | Foto cortesía de Dior.
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FLOWER by KENZO: firmado por el artista francés Serge Mansau, que cuenta a sus espaldas con el diseño de más de 200 frascos de perfumes,
"Flower by Kenzo" nace en el año 2000 con un diseño muy minimalista. Una exquisita torre de cristal transparente que alberga en su interior una fina y estilizada amapola que crece para despertar todos los sentidos a través de las notas de su fragancia. Un diseño etéreo y de audaz sencillez que se ha convertido, sin duda alguna, en el icono de la marca del empresario Kenzo Takada. | Foto cortesía de Kenzo.
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L’AIR DU TEMPS de NINA RICCI: “un perfume es una obra de arte; por eso, el objeto que lo contiene tiene que ser una obra de arte”. Nina Ricci lo tenía claro, por lo que su perfume más emblemático tenía que ser también uno de los más icónicos de la historia. Ideado por Robert Ricci y plasmado por Marc Lalique –famoso vidriero francés-, el frasco de L’Air du Temps fue creado en 1948. El tapón, que representa a dos palomas besándose, es un homenaje al amor y fue galardonado como Mejor Frasco de Perfume del Siglo por el Gran Prix International du Flacon de Parfum en 1999. Desde entonces, numerosos artistas como Andy Warhol o Philipe Starck, han reinventado su diseño. Y aunque su evolución ha sido constante, su esencia permanece intacta. | Foto cortesía de Nina Ricci.
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SHALIMAR de GUERLAIN: inspirado en una historia de amor, el perfume Shalimar de Guerlain es fruto de un viaje del diseñador. Cuenta la leyenda que en el Siglo XVII, en India, el emperador Sha Jahan se enamoró perdidamente de la princesa Mumtaz Mahal. Y fue tal su amor que, en señal de respeto y para que ésta descansara toda la vida, le construyó el famoso Taj Mahal, una de las siete maravillas del mundo. Y de una visita a sus famosos Jardines de Shalimar, de los que el perfume toma su nombre, Jacques Guerlain creó en 1925 esta fragancia, la primera oriental de la historia y cuyo frasco es un pequeño homenaje a las fuentes del templo. | Foto cortesía de Guerlain.
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ANGEL de THIERRY MUGLER: dos años fueron necesarios para dar forma a la estrella de cinco puntas estiradas y asimétricas que acogen la fragancia del diseñador francés. Su idea, crear una verdadera obra de arte, fue un reto al que solo se animaron los cristaleros de Verreries Brosse en 1990. Tras numerosos intentos fallidos finalmente consiguieron dar con una técnica artesanal revolucionaria que dio como resultado una perfecta estrella de cristal, tallada como un diamante, con unas facetas brillantes en azul frío. | Foto: cortesía de Thierry Mugler.
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VERY IRRESISTIBLE de GIVENCHY: inspirado en las formas estilizadas del cuerpo de una mujer, sensualidad en estado puro, la agencia Cent Degrés bajo la dirección creativa de Pablo Reinoso –diseñador franco-argentino- dieron vida al frasco de Very Irresistible (2003). Realizado en un cristal triangular rosa que deja pasar la luz, la firma buscaba despertar un misterio femenino a través de un frasco donde sus formas culminan con un anillo plateado bajo el tapón a modo de joya que cae sobre el cuerpo de una mujer. En la actualidad, su formato ha sido actualizado cambiando de color en función de las diferentes versiones del perfume. | Foto cortesía de Givenchy.
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